"Tenemos muy poco margen para una relación normalizada con el PNV"
Sin reconocerlo abiertamente, Nicolás Redondo coloca al PSE mucho más cerca del PP que del PNV en el territorio de las posibles alianzas poselectorales. El candidato socialista a 'lehendakari' considera que los nacionalistas no deberían valerse de EH para mantenerse en el Gobierno vasco.
Afronta el próximo domingo, con 42 años, su segunda tentativa de auparse a la presidencia del Gobierno vasco, en unas circunstancias que colocan al PSE como partido imprescindible para la formación de un Gobierno estable. En la recta final de la campaña, Nicolás Redondo sigue viendo muy difícil un acuerdo con los nacionalistas.
Pregunta. ¿Qué programa económico impulsaría su partido desde el Gobierno vasco?
Respuesta. Partimos de la defensa del Concierto, que debe ser negociado en términos de lealtad. Es una piedra angular de la autonomía del País Vasco. Es poco razonable que los que proponen determinadas características para el nuevo Concierto sean quienes quieran superar el Estatuto de Guernica. También queremos revitalizar todas las plataformas interinstitucionales que se crearon en legislaturas pasadas.
P. ¿En qué se traduce en la práctica?
R. Pues supone una apuesta por las grandes infraestructuras, donde hay que hacer un gran esfuerzo. También defendemos la necesidad de un plan de choque para las zonas deprimidas, pues no puede seguir habiendo dos velocidades marcadas por zonas con pleno empleo y otras con un alto nivel de paro como la margen izquierda, la bahía de Pasajes y Llodio. Los Gobiernos nacionalistas han tenido tendencia a olvidarse de esas zonas. También hay que realizar una apuesta clara por las nuevas tecnologías.
P. Hay un auténtico clamor empresarial para que amaine la tensión política.
R. Sí, a mí también me preocupa mucho la necesidad de dar calor y cobijo a los empresarios vascos porque su situación es muy difícil. Hoy son un elemento fundamental para la vertebración del País Vasco. Crean riqueza por encima del resto de España en una situación adversa dominada por el chantaje del impuesto revolucionario, que no sólo está dirigido a recaudar fondos para la banda, sino a hacer claudicar moralmente a la clase empresarial. Los empresarios tienen que tener seguridad para invertir y hay que hacer un gran esfuerzo para darles un futuro más diáfano.
P. ¿Qué opinión le merece la apuesta de un sector de los empresarios vascos por un Gobierno de concentración?
R. Lo primero que quieren es estabilidad y veo buena voluntad por su parte, no me sorprende. Pero si se forman este tipo de Gobiernos es porque quieren los partidos del arco parlamentario. Y está claro que el nacionalismo vasco no quiere Gobiernos de concentración. Hoy Eguibar y Arzalluz piensan más en el apoyo de EH. Además, la relación entre el PNV y el PP hace pensar que ese Gobierno de concentración es imposible. Por tanto es un deseo que no se va a ver plasmado en la realidad.
P. Jaime Mayor Oreja ha dicho que sólo cuentan con ustedes como posibles socios. ¿Es también la posición del PSE?
R. Bueno, nosotros no hablamos ahora de políticas de alianzas. Vamos a defender un Gobierno constitucional y estatutario, fuerte y dialogante, que es lo que piden los empresarios. El próximo Ejecutivo debe dedicar todas sus energías a combatir a ETA con la actuación conjunta de las fuerzas de seguridad y la policía autonómica, desde el mundo de la educación y la cultura. æpermil;sta es nuestra música y quien la quiera oír con nosotros, pues que la oiga. Estoy convencido que el día 14 mucha gente se va a sentir mucho más libre, cómoda y segura porque va a haber un cambio inevitable que ya se está produciendo. Los empresarios también estarán más tranquilos, excepto que sean del partido que pase a la oposición. El cambio se está dando ya de una manera abrumadora. El PNV no ha solucionado ninguno de los problemas que tenemos. Muchos nacionalistas tienen un dilema moral porque saben que votando a Ibarretxe lo hacen a Arzalluz y Eguibar, que son los que mandan, fortaleciendo la línea soberanista que nos puede llevar al desastre desde todos los puntos de vista. Aun así, el día 14 se despejarán muchas dudas.
P. Con esta ambigüedad calculada, ¿no corren el riesgo de ser castigados electoralmente frente a los que sí han hecho una apuesta clara de alianzas?
R. Nosotros sólo tenemos compromisos con los ciudadanos. En función de los resultados y de ese contrato social que hemos firmado con ellos, actuaremos. Hay que tener en cuenta que el PSOE tiene que recuperar a gran velocidad la confianza del sector de la izquierda que nos abandonó el pasado 12 de marzo. El PP ahora presenta a su ex ministro mejor valorado. Pero estoy convencido de que el Partido Socialista es el que garantiza el cambio seguro y tranquilo, pues somos capaces de entendernos con todos, cosa que no puede decirse del PP y el PNV.
P. En su programa plantean una auténtica revolución en el modelo educativo.
R. Sí, hay que cambiarlo y plantearnos la formación de ciudadanos, no de buenos o malos vascos. Ahora en algunas escuelas hay niños que hacen poesías incendiarias a favor de la independencia en actividades financiadas con dinero público. A niños de cuatro y cinco años se les dice que hablen en inglés "a los extranjeros de Francia y España", por ejemplo. Este modelo educativo sólo lo puede cambiar sin revanchismo el Partido Socialista.
P. ¿Se podría hacer esta reforma educativa con el PNV como socio de Gobierno?
R. Con el PNV de hoy no se puede tener una alianza normalizada porque es el responsable político de la situación que estamos viviendo, del bienio negro. Es el que firmó con ETA la marginación de los no nacionalistas. Será difícil una relación normal con el actual PNV, insisto, y tenemos muy poco margen para ello.
P. Otro interrogante es si es posible acometer ese cambio tranquilo que ustedes propugnan con un socio como el PP.
R. Pues no lo sé, por eso lo mejor que puede suceder es que ese cambio tranquilo lo lidere el PSE. Yo me fío más de mis propias fuerzas que de las de los demás.
P. ¿Cual sería la forma más directa de evitar que EH vuelva a tener la llave de la gobernabilidad en el País Vasco?
R. Estoy totalmente convencido de que en esta ocasión no la va a tener. Pero en cualquier caso, en la hipótesis de que tuviera esa llave, el que puede dejar claro que no es utilizable es el PNV. Si Ardanza dice que tiene que haber una moratoria hasta que ETA desaparezca, es razonable pensar que el PNV no debería utilizar para mantenerse en el Gobierno a quien da argumentario a ETA. El Euskadi Buru Batzar no ha dicho nada oficial sobre este asunto. Siendo prudente, me fío más de que EH no quiera colaborar con el PNV que de que el PNV actual no le quiera pedir colaboración.
No hay que dejar que ETA juegue con el desacuerdo de los partidos
Nicolás Redondo Terreros no percibe que el pacto antiterrorista firmado el pasado diciembre con el Gobierno le haya maniatado a la hora de enfocar la campaña electoral. La idea de dicho acuerdo nació, afirma el candidato socialista, de una visita a Irlanda del Norte en la que le acompañaban Txiqui Benegas y Mario Onaindía.
"Cada vez que preguntábamos a nuestros interlocutores en Londres sobre alguna medida, nos preocupábamos por conocer también el momento en el que se tomó para ver si era con John Major o con Tony Blair". "Entonces", prosigue Redondo, "nos dimos cuenta de que había una política de continuidad por encima de quien gobernara. En mí nació entonces la idea de que en España debía ocurrir lo mismo". Para ganar a ETA, añade Redondo, "tenemos que tener el convencimiento de que el conflicto será más largo si no hay un acuerdo básico. Y, aun así, será un conflicto de largo alcance temporal que necesita de decisiones conjuntas".
Para el máximo dirigente del PSE, dicho acuerdo supone decir a ETA que no puede jugar con quien está en la oposición o en el Gobierno "porque no hay diferencias". En segundo lugar, señala Redondo, "se deja claro que el perfil institucional del País Vasco sólo puede desarrollarse dentro de la Constitución".
Ni los nacionalistas más radicales, a juicio del secretario general del PSE, soñaron con tener un grado de autonomía tan alto como el que disfruta hoy el País Vasco. "Me gustaría saber lo que podría hoy pensar de este estatuto cualquier militante histórico de los que participaron en el Gobierno de la República". "Estoy convencido", añade, "de que estarían sorprendidos de la capacidad que tenemos los vascos para decidir nuestro futuro. Mentes como las de Arzalluz han ido retrocediendo hasta el siglo XIX", apunta Redondo.