Jesmar resuelve su crisis en dos meses y suspende la regulación de empleo
La empresa juguetera Jesmar, que suspendió pagos el pasado 30 de diciembre y anunció el cierre de su fábrica, ha visto cómo en poco más de dos meses su suerte ha cambiado. La dirección, que aceptó sustituir los 90 despidos previstos por una regulación temporal de empleo de cuatro meses, se ha visto obligada a llamar antes de tiempo a toda la plantilla y a contratar a personal eventual para poder atender los pedidos de los clientes.
Los propietarios de Jesmar, la familia Juan Pérez, estaban dispuestos a cerrar la fábrica de Biar (Alicante) y despedir al 80% de la plantilla el pasado mes de enero, tras la declaración de suspensión de pagos con un pasivo de 3.139 millones de pesetas (18,87 millones de euros) y un activo de 4.410 millones de pesetas (26,5 millones de euros).
Creían que era la única forma de garantizar la viabilidad de Jesmar, pero la resistencia sindical hizo que la empresa alicantina aceptase presentar un expediente de regulación temporal por cuatro meses –en principio, quería seis meses–, para después decidir sobre la viabilidad de la fábrica.
La dirección aseguró a la plantilla que todo dependía del resultado de las ferias del juguete de Valencia, Núremberg (Alemania) y Nueva York –todas ellas en febrero–, donde la respuesta de los clientes fue excelente, según aseguran fuentes cercanas a la empresa.
Tanto es así que a mediados de marzo –mes y medio después de iniciado el expediente de regulación que debía finalizar el 31 de mayo–, Jesmar llamó a los más de 60 trabajadores afectados y se puso a trabajar.
En las últimas semanas la empresa ha comenzado a contratar personal eventual, lo que podría suponer un aumento de plantilla hasta de 300 personas –106 fijos y el resto eventuales– si se alcanza el ritmo de otros años.
La compañía especializada en muñecas continúa en suspensión de pagos, a la espera de que los acreedores firmen la propuesta del 10% de quita y el pago del resto en cinco años, con uno de carencia. Los principales acreedores son BBVA, con 540 millones de pesetas, CAM (450 millones), Banesto (297 millones) y Bancaja (280 millones).
Falta el plan de viabilidad
Los sindicatos mostraban ayer su satisfacción por la evolución de la empresa, aunque algunos eran cautos respecto a su futuro. Según UGT, Jesmar se comprometió a presentar en marzo un plan de viabilidad y todavía no lo ha hecho.
La mayor preocupación de los trabajadores es la división existente entre los cinco hermanos propietarios de la empresa. Algunos sindicatos han pedido que el plan contemple bajas voluntarias con indemnización, ya que varios empleados están dispuestos a dejar la compañía.
Según fuentes cercanas a la empresa, el plan se está redactando, aunque cabría más hablar de un plan de futuro, ya que, aseguran, "la viabilidad de Jesmar ha quedado demostrada sin que se haya producido ninguna extinción de contrato".