Los patriarcas del aceite recuperan sus dominios
La compra de La Masía a Unilever por las familias de Migasa e Hijos de Ybarra espolea a las empresas tradicionales para ganar cuota de mercado a las multinacionales.
Ya era hora de que una iniciativa familiar consiguiese dar la vuelta a la tortilla en el aceite de oliva, llevamos mucho tiempo planeando este paso con cautela para que nada saliera mal". El presidente de Migasa, Diego Gallego, no oculta su emoción al anunciar la operación que acaba de convertir a su grupo empresarial familiar, que dirige con su hermano Miguel, en el segundo comercializador nacional de aceite de oliva tras Koipe. Sabe que es un acontecimiento casi histórico.
El mercado del aceite de oliva siempre ha sido, y sigue siendo en España, patrimonio de las multinacionales, la mayoría de ellas con apellidos italianos en sus consejos de administración.
Migasa compró la semana pasada las marcas y fábricas de La Masía a la multinacional Unilever y firmó, a su vez, una alianza con sus vecinos sevillanos Hijos de Ybarra para captar una cuota del 16% del aceite de oliva que se vende al público en España, lo que la coloca como la segunda aceitera nacional. Tras la operación, el grupo nacido de la alianza entre ambas sociedades se hace con un volumen de negocio de 65 millones de litros de aceite envasado al año.
Y para rematar la faena, la adquisición de La Masía supone la penetración de empresas andaluzas en un mercado como la zona del Levante español. Una vuelta completa a la tuerca que ha mantenido durante siglos inmovilizada la zona de producción más importante del mundo.
Migasa e Hijos de Ybarra son el paradigma de las sociedades familiares andaluzas: son centenarias, tradicionales y resistentes a las fusiones, y acaban de demostrar que su método puede convertirlas en compradoras en vez de compradas en la selva de la globalización.
Se trata del primer intento serio de vencer la gran paradoja del aceite de oliva español, Andalucía produce el 90% del aceite que se produce en España, el cual supone, a su vez, la mitad del que se produce en el mundo. Sin embargo, las empresas andaluzas exportan muy poco aceite envasado al exterior. En cambio, la mayor parte de la producción la venden a granel cooperativas y pequeñas empresas a las multinacionales que lo devuelven envasado con sus marcas a España.
La situación del mercado del aceite de oliva lleva unos años en convulsión. Las industrias refinadoras y envasadoras tienen que unirse no sólo para hacer frente a las multinacionales sino para no sucumbir a las iniciativas de los productores. Las cooperativas aceiteras andaluzas están en pleno proceso de fusión para integrarse en uniones comercializadoras que ya tienen marcas en las grandes superficies.
Este proceso preocupa a la industria tanto como las incursiones de empresas agroalimentarias ajenas al aceite que se unen en alianzas a las cooperativas aceiteras.
Vieja escuela
La personalidad de los dirigentes de Migasa y de Hijos de Ybarra es muy similar: empresas familiares de la vieja escuela, acostumbradas a rechazar desde la mesa del consejo de administración familiar las ofertas de compra que más de una multinacional les ha hecho a lo largo de sus decenas de años de vida (Hijos de Ybarra nació en 1849).
"No voy a dar nombres, pero no somos como otras empresas familiares sevillanas que han terminado vendiendo a cadenas extranjeras que al final han acabado con sus negocios", comenta Diego Gallego. Su fe se ha materializado en el proceso absolutamente inverso, David ha comprado a Goliath.
El sector espera próximas adquisiciones
El sector aceitero ha acogido con expectativas de cambio la operación de Migasa e Ybarra. Antonio Luque, uno de los máximos representantes de la producción andaluza (pertenece a la dirección de Hojiblanca, la mayor unión de cooperativas de Andalucía), asegura que es una operación que clarifica el futuro y augura que precipitará nuevos movimientos de compras en el sector.
Recuerda que la unión andaluza Aceites Cooperativos (en la que está integrada Hojiblanca) opta a la compra de la aceitera pública Coosur, la empresa integrada en la SEPI que el Gobierno prevé privatizar. El propio Diego Gallego ha afirmado que Migasa tiene en cartera nuevas compras. Por eso Luque avisa: "El Gobierno no debería privatizar sin tenernos en cuenta".
Antonio Herranz, consejero delegado de Koipe, considera que la adquisición "es positiva para el sector porque significa la vuelta a la normalidad de esta marca (La Masía), que en los últimos meses ha mostrado un comportamiento irregular en el mercado, lo que ha ocasionado al sector serios perjuicios económicos". Considera que Migasa "es un operador serio y experto que debe aportar estabilidad al sector. Estamos seguros de que a este movimiento pueden añadírsele otros posteriores que beneficiarán una reestructuración".