DaimlerChrysler pierde 166.386 millones en el trimestre
Si dura fue la rueda de prensa de presentación de resultados de DaimlerChrysler en febrero, la junta de accionistas celebrada ayer en Berlín lo fue más. La dirección de la automovilística, encabezada por Jürgen Schrempp, se dirigió a sus accionistas (más de 11.000 asistieron), para explicarles de primera mano los problemas de aquella fusión, aparentemente perfecta, con Chrysler en 1998. Schrempp dijo que en el primer trimestre las pérdidas brutas se elevarían hasta los 1.000 millones de euros (166.386 millones de pesetas), la previsión más pesimista de la compañía.
El presidente de la au-tomovilística, Jürgen Schrempp, se dirigió a los accionistas que se citaban en los pabellones del Palacio de Congresos de Berlín para darles a conocer los cálculos finales de las pérdidas de la empresa en el primer trimestre que acaba de cerrarse. Los números rojos de Daim-ler-Chrysler se elevarán hasta 1.000 millones de euros en el primer cierre de cuentas del año. Y eso sin tener en cuenta que en este periodo se han provisionado los primeros 3.000 millones de euros (de un total de 4.000 millones) que va a costar el plan de reorganización de Chrysler -en el que se contemplan 26.000 despidos y el cierre de seis plantas- y los 400 millones de euros que aporta a otro plan de semejantes características de su participada Mitsubishi. Esto supondrá un fuerte incremento de los números rojos netos en este periodo.
Además de estas partidas extraordinarias, las ventas en Estados Unidos siguen sin dar alegrías, a pesar de que siguen los descuentos en muchos de sus coches. En el primer trimestre, las matriculaciones del grupo cayeron un 11,5% en este país. La buena evolución de Mercedes Benz contrarrestó el 14,5% de caída de los vehículos de Chrysler.
Pérdidas en Mitsubishi
Lejos de aportar, en la filial japonesa la situación es de (dolorosa) transición, y, a falta de cerrar las cuentas, espera que el ejercicio que concluyó el pasado 31 de marzo se salde con pérdidas de cerca de 270.000 millones de yenes (409.200 millones), el doble de lo que calculó en noviembre.
Las acciones de Daimler-Chrysler se mantuvieron estables (0,20% de caída) ayer en el mercado alemán, aunque llegaron a perder en algunos momentos hasta un 3,5%. Las analistas creen que el retroceso será mayor el 12 de abril, cuando se haga efectivo el pago del dividendo, que, para sorpresa de accionistas y analistas, se eleva a 2,35 euros (391 pesetas) por título. Este pago a los accionistas es, según la propia empresa, el mayor hecho este año por una compañía que cotice en el Dax (el principal índice de la Bolsa alemana).
La recompensa en forma de dividendo a los accionistas, que en los últimos años han perdido el 40% de su inversión, no relajó la tensión en el Palacio de Congresos berlinés. Pero, a pesar de las previstas críticas, Schrempp optó por hacer un discurso en clave de futuro.
El presidente de Daimler-Chrysler dijo mostrarse satisfecho por los primeros resultados de la reestructuración que su hombre de confianza, Dieter Zetsche, estaba poniendo en marcha en Chrysler, y, a pesar de la caída de ventas, aseguró que "los objetivos de matriculaciones para el primer trimestre se han conseguido". Schrempp mantuvo que en 2002 la empresa americana tendría un resultado equilibrado -aunque en 2001 tendrá unas pérdidas de 2.600 millones de euros-, y en 2003, un beneficio operativo del 4% sobre la facturación, que se situará en 2.000 millones de euros. "En 2003 Chrysler contribuirá significativamente al resultado del grupo", dijo
Schrempp siguió aportando más optimismo en clave de globalización al anunciar que se había alcanzado un acuerdo con Volvo Trucks para comprar el 3,3% que la empresa sueca posee en su participada japonesa. Daimler pagará 297 millones de dólares (55.242 millones de pesetas) por hacerse con este porcentaje, cuando Volvo desembolsó en 270 millones de dólares en 1999.
Estrategia global
Por si quedara alguna duda, y frente a los rumores de la posible venta de Chrsyler, Schrempp dijo que tanto la empresa americana como Mitsubishi "son parte esencial de nuestra estrategia".
Con el 37% de las acciones de Mitsubishi, DaimlerChrysler refuerza su posición en la empresa nipona una vez que queda fuera Volvo, su mayor competidor en el mercado de camiones. Este arreglo desba-rata los planes que Mitsubishi pactó con Volvo, a saber, la segregación de la filial de camio-nes y autobuses, que ahora se mantendrá como está.
En cuanto al frente judicial abierto por el entonces tercer mayor accionista de la automovilística, Kirk Kerkorian, Jürgen Schrempp dijo que la demanda en la que pide 8.000 millones de dólares (1,48 billones de pesetas) se resolverá a su favor en menos de un año. Kerkorian aduce en su escrito ante el juez que Schrempp engañó a los accionistas estadounidenses para que aprobaran la fusión de las compañías en 1998, cuando en realidad la operación fue la compra de Chrysler por parte de Daimler.
Schrempp reiteró que la acción judicial no tiene ningún fundamento.
'Tarjeta amarilla' para Schrempp
A pesar de ser un experto montañero, al presidente de DaimlerChrysler, Jürgen Schrempp, le gusta encender un cigarrillo tras otro. Con una excepción: no fuma en sus apariciones públicas. Ayer sabía que tenía por delante casi 12 horas sin tabaco, en las que le aguardaban 18.000 accionistas enfadados por la gestión de la empresa, que en 2000 registró una caída del 1% en su beneficio operativo y un 44% en el neto arrastrada por Chrysler.
Al final fueron 11.000 los inversores que acudieron a la cita, cuya organización costó 18 millones de marcos (1.531 millones de pesetas), según el Financial Times. Durante la junta (celebrada en alemán, aunque la lengua oficial de la empresa sea el inglés), Schrempp oyó a un accionista pedirle que se concentrara en la reorganización de Chrysler, "porque hoy le saco la tarjeta amarilla, pero la próxima vez le muestro la roja". Otro le acusó de ser "el principal responsable del desastre". Los accionistas no olvidan que al explicarse la fusión se dijo que Chrysler tendría beneficios brutos de 5.700 millones de dólares (1,06 billones de pesetas) en 2000 y que éstos han quedado en 500 millones.
"La dirección no hace lo que dice que hará", decía otro accionista, "y pierden credibilidad". Jürgen Graesslin, portavoz de Accionistas Críticos, dijo la víspera de la junta para pedir la dimisión de Schrempp.
Pero Schrempp, que agradeció las críticas de los accionistas ("gracias por darnos su apoyo", repetía), puede dormir tranquilo. Sus principales inversores (Deutsche Bank y los inversores kuwaitíes) mantienen la confianza. Y tan seguro está que se ha subido el salario a él mismo y a todo su equipo. En 1998 cobraban una media de 2,4 millones de euros (400 millones de pesetas); en 2000, ésta se elevó a 4,4 millones.