Folgado amenaza a los empresarios turísticos con no bajar los impuestos
El Gobierno se está planteando penalizar fiscalmente a los empresarios turísticios y de hostelería si continúan incrementando "injustificadamente" los precios en el sector, lo que está afectando al control de la inflación.
El secretario de Estado de Economía, José Folgado, reconoció ayer que la inflación de marzo (3,9%, en tasa interanual) es "un mal dato" para el control de las tensiones de precios en el país. Desde el Ministerio de Economía se apostaba por que el abaratamiento paulatino de los carburantes incicidiera positivamente en el IPC del pasado mes. Así fue, pero con lo que no contaba es con el efecto sobre el consumo de la crisis del vacuno y con la presión insistente venida del sector servicios.
Folgado reconoció que los ciudadanos "están pagando" el aumento de los márgenes empresariales derivados de la fortaleza de la demanda en ese sector, e instó a la patronal a que no siga contribuyendo a generar tensiones inflacionistas, por la vía de "incrementos injustificados" de los precios.
El secretario de Estado de Economía fue aún más duro en sus críticas que en ocasiones anteriores y sugirió a los empresarios turísticos que pueden verse penalizados fiscalmente en un futuro próximo si persisten en sus intenciones. En la agenda del Gobierno está pendiente la refor-ma del impuesto sobre sociedades, prevista para este año.
"Resulta contradictorio que se pidan bajadas de impuestos en un sector en donde se está incrementando continuamente el margen de beneficios, con el ánimo de obtener ganancias en el más corto plazo posible", advirtió. En su opinión, la subida de precios en hoteles, restaurantes, cafés y ocio en general no sólo influye en el nivel general de precios del país, sino que acabará afectando al diferencial de inflación con la zona euro y a la competitividad del sector, muy abierto a la competencia. Puso como ejemplo los viajes organizados por los operadores turísticos, cuyas tarifas han registrado un aumento acumulado del 24,4% en los últimos meses
Folgado insistió en que el Gobierno, aun sin sentirse satisfecho de la evolución de la inflación, "está haciendo lo que tiene que hacer, dados los instrumentos que tiene en su mano". En este sentido recordó que, en ausencia de la política monetaria (posibilidad de modificar los tipos de interés, que queda reservado al Banco Central Europeo), al Gobierno sólo le resta actuar por dos vías.
La primera de ellas es la liberalización de los sectores estratégicos de la economía, que en su opinión va por buen camino. "Las tarifas eléctricas están bajando y las de telecomunicaciones permanecen estables", comentó.
El otro instrumento es la política fiscal. El Gobierno, según dijo, seguirá apostando por la reducción del déficit público, "sin hacer dejación de la protección social y de la inversión en infraestructuras". Folgado no quiso comentar la posibilidad de que el Ejecutivo apruebe un nuevo paquete de medidas, similares a las acordadas en junio pasado. "No es el momento para anunciar medidas concretas, pero estamos estudiando esa posibilidad", comentó. Las críticas al Gobierno arreciaron ayer, nada más concerse el IPC de marzo. El secretario de política económica del PSOE, Jordi Sevilla, afirmó que gran parte de la inflación tiene ya carácter estructural y acusó al Gobierno de "haber tirado la toalla en la lucha contra el crecimiento de los precios".
El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, indicó que la inflación está "des-bo-cada" y pidió más reformas en los sectores estratégi-cos. La CEOE, más optimista, declaró que el aumento del IPC obedeció a razones co-yun-turales. CC OO, UGT y USO destacaron que la causa del descontrol de la inflación no son los incrementos salariales, sino el fracaso de la política económica del Gobierno.