Las promesas fiscales centran el comienzo de la campaña electoral en Japón

Las elecciones a la presidencia del Partido Liberal Demócrata (PLD), que tendrán lugar el próximo día 24, tienen a Japón en vilo. Su líder será automáticamente designado primer ministro del país, en sucesión de Yoshiro Mori, y de quién sea finalmente el elegido dependen cuestiones tan importantes como la presión fiscal que soportan.

Los candidatos empezaron a presentar ayer sus propuestas electorales, centradas en las medidas para reactivar la maltrecha economía japonesa. El favorito es Ryutaro Hashimoto, de 63 años, antiguo primer ministro y líder de la facción más numerosa del PLD.

Hashimoto propone una "dolorosa" reforma fiscal, que afectaría a las pequeñas empresas. En 1997, como primer ministro, Hashimoto aprobó un aumento de impuestos y un recorte del gasto público que fue muy criticado por agudizar la crisis económica, aunque ahora ha reconocido sus errores de entonces.

En la carrera hacia la sucesión se encuentran, además, el reformista Junichiro Koizumi, de 59 años, y el actual portavoz de política exterior, Shizuka Kamei, de 64.

Koizumi apuesta por un cambio generacional en el partido bajo el lema Cambiar el PLD, cambiar Japón. Sus principales apuestas han sido la privatización de los servicios postales, mejorar la situación presupuestaria, frenar las emisiones de deuda pública y sanear el sector financiero y el industrial. El dirigente reformista, sin embargo, se opone a las rebajas fiscales.

Kamei, por su parte, defiende un recorte de los impuestos sobre el consumo, en concreto sobre el que grava las ventas del 5% al 3%, y apuesta por aumentar el gasto público para impulsar la actividad económica.

El que ya se ha descartado para la sucesión es Mitsuo Horiuchi, antiguo ministro de Comercio, mientras que el actual ministro de Economía, Taro Aso, aún no ha despejado las dudas sobre su candidatura. No obstante, Aso ya se ha mostrado contrario a las rebajas fiscales de Kamei.