El BCE resiste la presión política y mantiene el tipo de interés en el 4,75%
El Banco Central Europeo (BCE) resistió ayer los múltiples llamamientos de los últimos días para abaratar el precio del dinero y decidió mantener invariable, en el 4,75%, su tipo director. Wim Duisenberg, presidente de la autoridad monetaria, recalcó que los riesgos para los precios "aún no han desaparecido" y recordó que el actual nivel de tipos "no es alto en términos históricos". El BCE insiste en que no es su tarea, sino la de los gobiernos y los agentes sociales, mejorar las perspectivas de crecimiento.
En contra de la mayoría de las apuestas en el mercado de divisas -que habían descontado una bajada del 0,25% en sus contratos futuros- el consejo de gobierno del BCE decidió -"sin que hiciera falta una votación"- no hacer nada, ayer en Francfort.
Durante los últimos días, varios miembros del consejo ya habían dejado entrever que la actitud de la autoridad monetaria sigue siendo la de "esperar y ver".
En vista de la desaceleración económica en la zona euro -confirmada por las previsiones de los organismos financieros internacionales-, muchos analistas y operadores de mercado, sin embargo, no habían dado crédito a estas afirmaciones.
A la reunión de ayer asistió el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, quien ostenta la presidencia rotativa del eurogrupo y la víspera había anunciado que expondría a los banqueros centrales su preocupación por la "ralentización económica" en la zona euro.
En la posterior rueda de prensa, Duisenberg señaló que "oye, pero no escucha" presiones políticas.
Más bien el BCE devolvió la pelota afirmando que "la política monetaria no puede aupar el potencial productivo de la zona euro, que en gran parte está determinado por factores estructurales", como las características del mercado laboral o las oportunidades de inversión.
Los banqueros centrales, por lo demás, siguen siendo más optimistas que muchos observadores acerca del crecimiento en la zona euro. Aunque éste, en vista de los últimos desarrollos, ya no sea "robusto" (como se afirmaba hace apenas un mes), sino apenas "sólido" (es decir, acorde al llamado potencial de crecimiento sin inflación, estimado en el 2,5%), el BCE ve intacta la fortaleza económica de la zona euro y confía en que la confianza de los consumidores sostenga el crecimiento. Duisenberg asimismo recalcó que "no hay riesgo de recesión global".
De lo que sí hay cierto riesgo es de que el BCE, hasta entrado el próximo año, no sea capaz de reducir por debajo del 2% la inflación armonizada en la zona euro, señal que se ha impuesto la autoridad monetaria para poder hablar de "estabilidad de precios".
Aunque Duisenberg se mostró confiado de que esta meta se alcanzará a partir de mediados del año, al mismo tiempo admitió que los márgenes de maniobra "son muy estrechos".
Inflación subyacente
Aparte de la volatilidad en los precios del petróleo y los efectos del mal de las vacas locas y la fiebre aftosa sobre el coste de los alimentos, la autoridad monetaria está especialmente preocupada con el aumento de la inflación subyacente, que excluye estos factores, según dejó entrever Duisenberg.
En línea con sus usuales peticiones de no efectuar alzas salariales descomedidas, el BCE, en todo caso, instó a quienes negocian los convenios a tener muy en cuenta que la inflación por encima del 2% sólo es "temporal".
Duisenberg también admitió que el crecimiento de la masa monetaria y los créditos al sector privado se están acercando al nivel deseado por los banqueros centrales.
Pero si ello es así, y los riesgos para el crecimiento son reales, como reconoce el mismo BCE, ¿por qué no bajar tipos? Formulada una y otra vez por los periodistas, ésta fue una de las dos preguntas que quedó flotando en el aire ayer en Francfort.
La otra era: ¿hacia dónde va la política monetaria? Duisenberg no dio ninguna pista: "No quiero introducir ninguna tendencia [bios, en inglés] en nuestras declaraciones públicas".
El euro cae tras conocerse la decisión del banco
La decisión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) de mantener los tipos de interés en la eurozona en el 4,75% provocó ayer una caída del euro, que en torno a las cuatro de la tarde se cambiaba en Francfort a 0,8856 dólares, frente a los 0,8902 dólares que marcaba en la apertura de la mañana.
Por su parte, el BCE fijó ayer el cambio oficial del euro en 0,8840 dólares. En torno a las siete y media el euro volvía a subir hasta los 0,8871 dólares y dibujaba una senda claramente alcista, más cercana a los niveles de la apertura.
Los inversores consideran que la decisión de la entidad europea será perjudicial para la economía de la zona euro, y su desconfianza llevó a la divisa a caer hasta los 0,8809 dólares, uno de los cambios más bajos de los últimos meses.
Ajeno a las presiones para que bajara sus tipos, el BCE basó su decisión en la solidez de la economía europea y en el mantenimiento, aunque en menor medida, de las presiones inflacionistas.
Los expertos creen que en las próximas horas el euro podría recibir algún impulso por parte del yen japonés, y afirman que, en cualquier caso, la negociación en los mercados será escasa ante la proximidad de las vacaciones de Semana Santa. A pesar de la decisión adoptada ayer, los analistas del Banco Santander Central Hispano (BSCH) consideran que los tipos de interés de la zona euro se situarán en el 4% a final de año. Creen que la rebaja se adoptará en un escenario de mayor desaceleración económica, menores presiones inflacionistas y mejora del euro.