La confianza de los consumidores aleja una rápida rebaja de tipos en EEUU
Los consumidores de EE UU han reaccionado con rapidez a las últimas rebajas de tipos. La confianza de los estadounidenses subió inesperadamente en marzo 7,8 puntos, lo que quita presión a la Reserva Federal para abaratar el precio del dinero antes de su próxima reunión del 15 de mayo. La industria, sin embargo, sigue mostrando signos de fuerte desaceleración.
Los consumidores estadounidenses han sorprendido, una vez más, a los mercados. Tras cinco meses de caídas consecutivas y a pesar de los últimos desplomes de las Bolsas, el grado de confianza de los estadounidenses registró un fuerte repunte en marzo.
El indicador de confianza, elaborado por la Agencia Federal (Conference Board), subió desde 109,2 en febrero (revisado desde 106,8) hasta 117 este mes, un indicio de que las perspectivas económicas y laborales para los seis próximos meses son claramente positivas. El mercado esperaba una nueva caída de este indicador en marzo hasta 104,5.
"La reciente debilidad de las Bolsas no ha logrado dañar la confianza de los consumidores tanto en sus expectativas de futuro como en su percepción de la situación actual", asegura Lynn Franco, director de consumo de la agencia.
El consumo interno en EE UU supone más de dos tercios de actividad económica, por lo que los niveles de confianza son un buen indicador de posibles perspectivas para las empresas. De ahí que la Reserva Federal tenga muy en cuenta este indicador a la hora de tomar sus decisiones sobre los tipos de interés. Con los datos de marzo no parece que el banco central vaya a rebajar el precio del dinero antes de su próxima reunión del 15 de mayo.
De hecho, el inesperado aumento de la confianza en marzo y la revisión al alza del índice de febrero sugieren que "lo peor (de la desaceleración) ya ha pasado y que la recuperación puede haber empezado ya", aseguró el economista Richard Yamarone de Argus Research a Bloomberg.
Este mismo argumento fue respaldado ayer por uno de los miembros del comité de la Reserva Federal, el presidente del Banco de San Luis, William Poole. A su juicio, los últimos indicadores apuntan que "la desaceleración está llegando a su fin" y estimó que la economía podría haber crecido en el primer trimestre de este año alrededor de un 1%.
Sin embargo, el presidente George Bush volvió a insistir ayer en la necesidad de adoptar "medidas urgentes" para relanzar la economía estadounidense que pasan por la rápida aprobación por el Congreso de su reforma fiscal. Con ella, "las pequeñas y medianas empresas podrán impulsar la inversión" y propiciar así una recuperación de la actividad. Bush insistió en que la rebaja de impuestos tendrá un impacto mínimo sobre las cuentas públicas.
La que no para de recibir malas noticias es la industria. Los pedidos de bienes duraderos de las fábricas disminuyeron un 0,2% en febrero, una cifra moderada si se compara con los datos de enero (-7,3%), pero que sitúan los pedidos en su nivel más bajo en más de un año y medio, según los datos del Departamento de Comercio. Los analistas esperaban una recuperación de los pedidos de estos bienes del 0,5%.
Estos datos indican que las empresas han reducido sus inversiones en nuevos equipos ante la expectativa de una mayor cautela de los consumidores. En los dos primeros meses del año los pedidos de bienes duraderos registran un descenso del 6% respecto al mismo periodo del año pasado.
La recuperación en la vieja y la nueva economía
La economía de EE UU emite señales contradictorias a través de sus indicadores, que permiten lecturas de todo tipo acerca de su evolución en los próximos meses. Sin embargo, sí dibujan con claridad un doble escenario en el que la nueva economía -una vez superados los fuertes ajustes bursátiles de 2000- se está adaptando con rapidez a un entorno de menor crecimiento, mientras que la economía tradicional se encuentra en recesión.
"La desaceleración afecta especialmente y con mayor dureza al sector industrial, pero el sector servicios, que supone tres cuartas partes del PIB de EE UU, registra un crecimiento positivo y con niveles de pleno empleo", aseguró ayer a este diario Williard Workman, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
A su juicio, el sector de las nuevas tecnologías será, precisamente, el que impulse la reactivación económica, que será "más rápida de lo previsto", por lo que sus perspectivas "no son pesimistas".
Workman prevé que el Congreso autorice en octubre a George Bush a firmar acuerdos comerciales por la vía rápida (el antiguo fast track, ahora llamado trade promotion authority), algo que, en su opinión, contribuirá a la expansión internacional de las pequeñas y medianas empresas estadounidenses.