Los choques entre políticos agravan la crisis en Argentina
Argentina vivió ayer una jornada electrizante. La confusión política y el anuncio de la agencia Standard & Poor's de una posible revisión a la baja de los títulos de la deuda soberana hicieron trepar el riesgo país por encima de los 900 puntos. El presidente Fernando de la Rúa confirmó el ingreso en el Gobierno del ex ministro Domingo Cavallo, pero esto no eliminó las dudas de los mercados.
En una repetición casi calcada de las grandes crisis económicas del país, el día terminó en las antípodas de sus primeras horas.
Los títulos de la deuda habían comenzado a negociarse al alza en Nueva York, después de que el presidente con-firmara durante el fin de semana el acuerdo con Cavallo. Pero el informe de S&P advirtiendo sobre los "eleva-dos riesgos" de que una crisis política eche por la borda el plan de ajuste anunciado el viernes por el ministro de Economía, Ricardo López Murphy, invirtió la tendencia. De inmediato, los inversores se lanzaron a vender pa-peles argentinos, elevando la temperatura y el nivel del riesgo país de Argentina. El pánico fue tal que, durante dos horas, se temió un contagio a los títulos de la deuda de otros "mercados emergentes".
De hecho, el real brasileño se devaluó durante toda la jornada, a 2,177 por dólar, su nivel más bajo desde la devaluación de enero de 1999. En ese momento, el banco central de Brasilia se decidió a lanzar al mercado títulos por 2.000 millones de reales para frenar el alza del billete verde.
Mientras tanto, en Buenos Aires bancos de primera línea pagaban tipos de interés entre el 24% y el 30% anual por imposiciones de plazo fijo en pesos. En dólares, el tipo máximo ofrecido era del 9%. Otra clásica muestra de una salida de depósitos en pesos del sistema bancario, ante el temor de una devaluación de la moneda.
En el fondo de esta volatilidad extrema está la falta de claridad evidenciada por el gobierno para superar la crisis abierta tras la dimisión del ex ministro de Economía José Luis Machinea, hace dos semanas. La aceptación de Cavallo de ingresar en el Gobierno, una maniobra presidencial que el domingo parecía haber frenado la crisis, se transformó en un elemento de agudización de la crisis y la lucha política en la cúspide del poder.
En Santiago de Chile, donde tiene lugar la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), De la Rúa confirmó el ingreso de Cavallo y su respaldo al plan fiscalista de López Murphy. El ministro de Economía, quien acompañaba al presidente, se mostró satisfecho de la colaboración de Cavallo.
Pero dejó claramente establecido que permanecerá en su cargo sólo si no "aparecen contradicciones insuperables" con el creador de la convertibilidad. El Fondo Monetario Internaciona (FMI), a través del subdirector-gerente, Eduardo Aninat, también apoyó el aporte de Cavallo, aunque deslizó que "se requiere mu-cho apoyo de parte de la clase política".
Pero a la resistencia sindical, que se expresará mañana con el inicio de un plan de huelgas y movilizaciones contra el plan de López Murphy, se suman los profundos desacuerdos políticos.
El ex vicepresidente Carlos Álvarez dio su aprobación al ingreso de Cavallo, pero siempre que se deje sin efecto el plan de ajuste. Similar posición adoptó la mayoría de legisladores y líderes peronistas. El ex ministro de Economía Roque Fernández acusó a Cavallo de pretender poderes especiales para devaluar. Las negociaciones con los principales gobernadores provinciales no se han cerrado. La vieja contradicción entre partidarios de la dolarización y de la devaluación está al rojo vivo. Aunque De la Rúa dijo que hoy anuncia su nuevo gabinete, nada está definido.