Fitch da un sesgo negativo al riesgo crediticio de 19 bancos japoneses
La agencia de calificación Fitch Ibca puso ayer a 19 bancos japoneses en vigilancia negativa. No es más que una constatación de la crítica situación que atraviesa la banca en el país asiático, lastrada por el desplome de la Bolsa y por los cuantiosos créditos impagados que soportan.
El temor a que el sistema financiero japonés esté al borde del colapso se hizo notar ayer en el mercado. El índice Nikkei no consiguió superar los 12.000 puntos, frenado por la caída de las acciones de la banca. Las compras en sectores tecnológicos hicieron subir el índice, pero la preocupación por el sistema financiero provocó que el alza se redujera a un 0,2%, hasta los 11.843,5 puntos.
Los bancos registraron fuertes retrocesos, encabezados por Sumimoto, Daiwa, Sanwa, Tokai, Asahi y Toyo Trust, que marcaron mínimos del año. Todas estas entidades, excepto Daiwa, serán objeto de vigilancia negativa por parte de Fitch Ibca, "en respuesta a la creciente preocupación por el impacto de las caídas bursátiles y la creciente debi-li-dad de los créditos", según recoge el informe de la agencia.
Fitch no hizo más que constatar el sentimiento general frente a los problemas del sistema financiero japonés. Según estimaciones, el monto de los créditos impagados alcanza los 64 billones de yenes (unos 96 billones de pesetas), lo que supone un 10% del PIB japonés, y la situación "se ha exacerbado por las caídas bursátiles, que a niveles actuales disminuirá la habilidad de los bancos para compensar inesperadas pérdidas por los créditos", afirman desde Fitch.
El cierre del año fiscal, el próximo 31 de marzo, agrava el problema por la entrada en vigor de la nueva legislación. Según ésta, los bancos deben anotar las acciones en sus cuentas al valor actual y no al que tenían en sus libros, como sucedía hasta ahora. Los bancos tienen una alta participación en la Bolsa, porque tradicionalmente han comprado acciones de las empresas que son sus clientes, y dado que el Nikkei ha caído un 40% en los últimos 12 meses, "es probable que muchos de los bancos entren en quiebra técnica" al presentar sus cuentas, augura Juan Carlos Berganza, analista del BBVA.
La escasa respuesta del Gobierno ha propiciado una avalancha de críticas que culpan al Ejecutivo de Yoshiro Mori de no acometer las reformas necesarias. El viernes pasado el Gobierno anunció un paquete de medidas para reactivar la economía centrado en estímulos fiscales para las inversiones en Bolsa, así como la creación de un fondo privado que se haga cargo de las acciones que los bancos tienen en empresas.
Aunque esta última propuesta "sería muy positiva si se cumple", según Berganza, "las grandes reformas destinadas a eliminar los créditos impagados por medio de provisiones en las cuentas no se acometen".
"Entendemos que el plan también anima a los bancos a anular sus créditos impagados, pero ha sido así durante la mayor parte de la década", afirma Walter Altherr, analista de Credit Suisse First Boston, quien asegura que es necesario "que se ofrezcan más incentivos". Sin embargo, la proximidad de las elecciones al Senado, en julio, para los pies al Gobierno. Las reformas y la cancelación de los créditos impagados "podría traducirse en una serie de quiebras empresariales y desestabilización del empleo", lo que perjudicaría a un ya desprestigiado Partido Liberal Demócrata, afirman desde Goldman Sachs.
Un aumento del desempleo, que se encuentra en el récord del 4,9%, provocaría un mayor rechazo entre la población, ya descontenta porque la crisis económica no se ataja. Ayer se conoció que en febrero el número de empresas quebradas se incrementó un 0,3% frente al mismo mes de 2000, y las estimaciones apuntan a que en marzo el número de empresas quebradas en todo el año fiscal será de 19.000, el tercer nivel más alto de su historia, según la empresa Teikoku Databank, informa Reuters.
Entretanto, todo apunta a que las iniciativas más inmediatas para salvar a la banca se limitarán a una inyección de capital por parte del Gobierno y a una vuelta al tipo de interés cero, que se encuentra en el 0,15% tras el recorte aplicado por el Banco de Japón el 28 de febrero. Muchos lo califican de "parche" para retrasar el problema.