Las caídas en Bolsa provocan la rebelión de los accionistas
Nortel Networks hizo públicos en enero los magníficos resultados obtenidos en 2000. Al mismo tiempo, anunció que este año la tasa de crecimiento de los beneficios se mantendría en el 30%. Pocas semanas después, rebajó a la mitad sus previsiones de ingresos para 2001 y el mismo día cayó en Bolsa un 32%. Le ha costado varias demandas. No es la única que deberá vérselas con sus accionistas en los tribunales.
En EE UU no se juega con los accionistas. Y en un mercado bajista, todavía menos. El imparable retroceso del Nasdaq ha acelerado el número de denuncias contra las compañías presentes en Bolsa. "Uno de los problemas a los que se enfrentan es que cuando sus estimaciones, por la razón que sea, no se traducen en resultados, los accionistas que se sienten engañados pueden emprender acciones legales. Si hay profit warnings, hay demandas", señala Alicia Jiménez, analista jefe de Self Trade.
Sin llegar al extremo de EE UU, el mismo fenómeno toma cuerpo en Europa. Los pequeños inversores comienzan a perder el miedo a las grandes corporaciones. La última trifulca entre accionistas y gestores ha sido por la denuncia de un grupo de inversores contra Deutsche Telekom, a la que acusan de ocultar el verdadero valor en libros de la compañía, y piden la cabeza del presidente, el todopoderoso Ron Sommer. También en Alemania, la firma de comercio electrónico Intershop ha sido llevada a los tribunales por lo mismo.
En Francia, la OPA de Schneider sobre Legrand está en el aire. Un grupo de accionistas sin derecho a voto de Legrand no está de acuerdo con el intercambio ofrecido por Schneider para los que poseen este tipo de acciones, y ha interpuesto una demanda para bloquear la operación.
Algo similar ocurre en Telecom Italia. Los accionistas sin derecho a voto de la teleco, encabezados por un fondo de inversión inglés, están muy cerca de paralizar el plan de intercambio (de acciones sin derecho a voto por títulos ordinarios) propuesto por la compañía. Pese a que las quejas de los accionistas de estas dos últimas compañías no tienen, en principio, que ver con los retrocesos en Bolsa, las denuncias se producen en un escenario de caídas continuas de los mercados que ha soliviantado el ánimo de los accionistas descontentos.
Las firmas de abogados reconocen que la caída de los mercados crea el caldo de cultivo ideal. Pero admiten que este tipo de acciones no se dan a menudo en España. "Es un proceso caro y existen muchas dificultades a la hora de agrupar a los accionistas. En EE UU se organizan a través de un despacho de abogados, al que se le otorga la representación pública y que capta a los inversores incluso poniendo anuncios en prensa. La Bolsa se ha hecho popular y es un fenómeno que acabará llegando", sostiene Ángel Varela, socio del bufete Gómez Acebo y Pombo, y responsable del departamento de derecho financiero.
"Los accionistas minoritarios empiezan a hacer valer sus derechos. Pero en España muchas de las demandas no tienen verdadero fundamento", añade Alberto Pimenta, de Garrigues Andersen. "Veo más posibilidades de que en España una situación como ésta se produzca a través de una denuncia de un inversor institucional extranjero con acciones de una compañía española", concluye un abogado de Cuatrecases.
En Wall Street las denuncias se multiplican a medida que crece la volatilidad en los mercados, sobre todo contra las compañías de la nueva economía.
Los abogados que defienden a los accionistas sostienen que las empresas ocultan su desastrosa situación financiera para mantener elevado el precio de la acción y que la tendencia a remunerar a los directivos con opciones sobre acciones fomenta el fraude. Las empresas se defienden acusando a los inversores de simples inexpertos.
Los analistas, el próximo objetivo de las quejas
Las firmas de Bolsa no se han librado de la ira de los inversores tras la fuerte corrección de los mercados. Pese a que sus recomendaciones siempre llevan adjunta una advertencia que subraya que los analistas no son adivinos, los recientes fracasos en las predicciones ya han levantado alguna ampolla.
Otra de las acusaciones más comunes que vuelcan sobre las firmas de inversión es que éstas tienen intereses en otras operaciones financieras y manipulan los valores, aprovechándose de un supuesto prestigio en su propio interés. Esto es lo que le ha ocurrido recientemente a Merrill Lynch.
Según informa Bloomberg, un particular estadounidense ha denunciado al analista de Internet de Merrill Lynch, Henry Blod-get, por mantener su recomendación de comprar sobre una compañía denominada InfoSpace, al mismo tiempo que la firma de inversión actuaba como asesora de Go2Net, una empresa que después fue adquirida por InfoSpace. Según el demandante, el analista conocía el interés de su firma en la fusión y no se atrevió a rebajar su recomendación de InfoSpace para no poner en peligro la operación.
Merrill Lynch asegura que su analista no fue informado hasta dos días antes de que la operación fuera anunciada.