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Los consumidores de EE UU desconfían de la reactivación

El grado de confianza que el consumidor estadounidense siente respecto a la coyuntura económica registró otro descenso en febrero para situarse en el nivel más bajo desde junio de 1996. Quiebra también la confianza empresarial. Los pedidos industriales se desplomaron el 6%. Son condiciones en las que una rebaja de tipos parece ser ya una apuesta segura, incluso antes de la próxima reunión oficial de la Reserva Federal el próximo 20 de marzo.

La psicología del consumidor estadounidense ha sufrido un trastorno violento en los últimos meses tras años de euforia. El indicador de confianza consumidora, elaborado por la agencia federal, se desplomó desde el 115,7 en enero a 106,8 este mes, un indicio de que la economía ya carece del motor que la ha impulsado en su última fase de crecimiento.

La industria, por su parte, hace tiempo que exhibe síntomas inconfundibles de recesión. Los pedidos de bienes duraderos cayeron el 6% en enero y se situaron en el mínimo de los últimos 10 meses, según datos conocidos ayer. Aunque la mayor parte de este descenso es achacable al sector de transporte, concretamente a la industria aeronáutica, la llamada nueva economía no parece haberse recuperado del bajón sufrido el año pasado. Los pedidos de equipos electrónicos -informática y telecomunicaciones- cayeron el 6,2% en enero, un indicador adelantado de la producción industrial.

"La inversión en nuevos equipos sigue colapsándose", dijo Wayne Nordberg de KB en Nueva York.

Una rebaja de tipos por parte de la Reserva Federal se daba por hecho ayer en Wall Street, que registró subidas tanto en el mercado de bonos como en la Bolsa. La cuestión, dicen, no es si la Reserva va a bajar sino cuándo.

Los más alarmistas, como Richard Hoey, de Dreyfus, vaticinaron en la tarde de ayer, una rebaja en "cuestión de minutos o de horas". Otros sostuvieron que el banquero central, Alan Greenspan, esperará hasta que se publique, el jueves y viernes, el indicador clave elaborado por la Asociación de Compras Empresariales. Pocos dudan de que Greenspan -aún más que sus colaboradores- es partidario de una fuerte expansión monetarias, pero otro recorte de emergencia antes de la reunión del comité el 20 de marzo, "podría dar una impresión de descontrol", dijo Paul Horne de Salomon Smith Barney.

 

Bush pretende bajar impuestos y deuda a la vez

El flamante presidente estadounidense, George Bush, considera "al alcance de nuestras posibilidades" lograr los tres objetivos de amortizar la deuda federal, financiar sus planes de gasto público y realizar rebajas de impuestos por valor de 1,6 billones de dólares (unos 460 billones de pesetas), según comentarios realizados anoche, seis horas antes del inicio previsto para su primer discurso sobre el estado de la nación en el Congreso.

Bush pretende adelantar una parte del recorte de impuestos con el fin de reactivar la economía. Sus críticos, sin embargo, consideran inviables los objetivos presupuestarios en una coyuntura recesiva y carente del círculo virtuoso que ha vinculado en los últimos años el crecimiento económico y el superávit presupuestario.

El recorte tributario planteado por Bush será el más cuantioso desde el primer presupuesto de Ronald Reagan en 1981, comienzo de una estrategia que se conocería despectivamente como la reaganómica. El portavoz de los demócratas en la Cámara, Richard Gephardt, dijo ayer que la oposición es partidaria de "un recorte menor", en una horquilla de entre 900.000 millones y un billón de dólares. Algunos asesores de Bush reconocieron que será difícil pagar toda la deuda en la próxima década.

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