La UE aprueba la supresión de aranceles a los países más pobres
Los Quince aprobaron ayer el plan de supresión de aranceles a las importaciones procedentes de los 48 países más pobres del planeta. Para autorizarla hubo que incluir un sinfín de cláusulas leoninas impuestas por España y Francia que aguaron el ambicioso plan presentado por la Comisión Europea.
La delegación española, encabezada por el titular de Exteriores, Josep Piqué, se felicitaba por el texto aprobado por el Consejo de Ministros de la UE. "Hemos obtenido", resumía Piqué tras el encuentro, "lo que España pretendía".
De entrada, España -apoyada por Francia, Bélgica y Portugal- se aseguró un pausado calendario de liberalización de las importaciones en los tres productos calificados como "sensibles", esto es, el arroz y el azúcar (supresión total de aranceles en 2009) y el plátano (en 2006).
España y sus aliados se encargaron, además, en palabras de la presidencia sueca del Consejo, "de colocar todo tipo de obstáculos" hasta que se matizó la propuesta inicial en los términos que deseaban. Se impuso así una cláusula de salvaguarda -que permitirá a cualquier Estado aplicar aranceles siempre que lo considere necesario para proteger sus productores-, y un sistema de alerta que obligará a la Comisión Europea a vigilar el mercado siempre que las importaciones procedentes de alguno de los 48 países más pobres del planeta se incremente más de un 25% respecto al ejercicio anterior. Se fijan, además, estrictas reglas de origen para evitar la reimportación desde terceros países.
Aun así, Francia, que afronta en las próximas semanas unas trascendentales elecciones locales, votó en contra de la propuesta por considerar que la cláusula de revisión del proceso de apertura del mercado, prevista para 2005, no es suficiente garantía.
Para la ONG Intermón Oxfam, esta tercera salvedad resultará, sin embargo, beneficiosa. "La capacidad de producción de los países menos desarrollados es poco elástica", explica Intermón. Alude a la escasa probabilidad de que un aumento de producción en esos países provoque la temida invasión de sus productos en los mercados europeos. Desechada esta posibilidad, cree Intermón, podría adelantarse el plazo contemplado para los tres productos "sensibles", una de las pocas bazas competitivas de esos países.
Esta ONG valora por ello positivamente la decisión de la UE, aunque reconoce su preferencia por la primera propuesta, presentada por el comisario de Comercio, Pascal Lamy, que suprimía los aranceles sin ninguna restricción.
También Lamy intentaba ayer defender la trascendencia de una iniciativa que calificó como "la más importante del Consejo a favor de los países menos desarrollados". "Es verdad que son cifras pequeñas para la UE", admitía, "pero serán grandes números para ellos".
El plan inicial, presentado el pasado mes de octubre ya preveía un aumento de las importaciones de los países pobres (entre los que se encuentran Ruanda y Afganistán) por valor de apenas 77 millones de euros.
La Comisión, sin embargo, no fue capaz de presentar al Consejo ningún estudio sobre el impacto en los mercados europeos de esa liberalización, y ante la falta de datos fiables, los ministros optaron por atender los temores expresados por la industria europea.