Cascos acepta que el AVE llegue a El Prat en 2004 si lo paga Cataluña
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, logró ayer el firme compromiso del ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, de que el tren de alta velocidad que unirá Madrid con la frontera francesa tendrá parada en el aeropuerto de El Prat. No obstante para conseguirlo deberá aportar parte de la financiación u optar por un retraso del proyecto.
La última propuesta presentada por Álvarez Cascos es clara. Llevar el tren de alta velocidad hasta el aeródromo barcelonés supone un sobrecoste (que no ha sido cuantificado por el ministro) respecto al presupuesto con el que trabaja el ministerio y el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) para la construcción de esta línea.
Ante la falta de recursos, si Pujol rechaza participar en el proyecto con financiación, la inauguración de esta conexión podría retrasarse hasta dos años.
Por el contrario, si el Gobierno autonómico acepta aportar fondos, viajar en tren desde Madrid a Barcelona en apenas dos horas y media será una realidad según el calendario previsto: finales de 2004.
Pujol se mostró satisfecho con el grado de compromiso alcanzado en el encuentro mantenido ayer con el ministro y anunció que en los próximos días debatirá con su gabinete la decisión a adoptar.
El presidente catalán se mostró extrañado por la polémica suscitada en torno al trazado del corredor de alta velocidad a su paso por el casco urbano de la ciudad e insistió en que la llegada del AVE a El Prat era una cuestión prioritaria para su Ejecutivo.
Por su parte, el ministro confirmó los contenidos del acuerdo alcanzado con Pujol, pero quiso recordar que la posibilidad de construir una estación de AVE en el aeropuerto ya estaba contemplada en las distintas alternativas de trazado que se encuentran aún en estudio y dentro del plan director de El Prat.
Plazos y cifras
Sí admitió al mismo tiempo que, tal y como ya dijera días atrás el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, la prioridad del plan de inversiones ferroviarias es conectar las capitales de provincia con el AVE, y no las instalaciones aeroportuarias.
Cascos eludió concretar hasta qué plazo debía retrasarse la inauguración del enlace si el Estado tenía que financiarlo en su totalidad, mientras Pujol habló del entorno del año 2007. De igual forma, el titular de Fomento no quiso entrar a valorar cuánto dinero deberá aportar la Generalitat para mantener el calendario actual de la obra y Pujol se limitó a expresar su deseo de que la cantidad se sitúe por debajo de los 15.000 millones de pesetas que se han barajado en las últimas semanas.
Respecto al diseño definitivo del trazado de la línea a su paso por el centro de Barcelona, Cascos indicó que no hay plazo cerrado para su conclusión, aunque admitió que si se quieren cumplir los tiempos previstos no puede dilatarse mucho más.
En este sentido, el conseller de Obras Públicas de la Generalitat, Pere Macías, explicó ayer al término de la reunión que, por el momento y a la espera de los últimos informes técnicos, el recorrido que parece contar con más probabilidades de prosperar es el que contempla la llegada del AVE a la ciudad por la zona de El Prat.
Desde ese punto partiría el bucle hacia el aeródromo y el corredor hacia Hospitalet de Llobregat. A continuación enlazaría con la estación de Sants y ya en pleno casco urbano discurriría por los túneles ya existentes hasta La Sagrera.
El número de estaciones también ha sido otro de los caballos de batalla. Las demandas de distintos colectivos catalanes elevan el número de manera considerable y los informes técnicos avisan que no son viables si no existe una distancia mínima de 40 kilómetros.
Otra de las opciones más estudiadas prevé la mayor parte del recorrido del tren por el litoral, posibilidad casi descartada en su totalidad por su elevado coste económico. Fuentes del ministerio reconocen la urgencia de marcar un trazado para poder empezar a elaborar la declaración de impacto ambiental (DIA), requisito imprescindible para iniciar los trabajos que suele dilatarse meses.