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El Gobierno tiene sólo dos semanas para vender Santa Bárbara

A la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se le agota el tiempo para sacar de la órbita pública a la Empresa Nacional Santa Bárbara. Dentro de dos semanas concluye el precontrato de venta que firmó con la multinacional norteamericana General Dynamics sin que el Gobierno de Aznar haya dado el visto bueno a la operación. La resolución del acuerdo le obligaría a pagar algo más de 400 millones a la firma estadounidense de defensa.

Catorce días. En apenas dos semanas el destino de Santa Bárbara pue-de dar un considerable vuelco y abrirse un nuevo escenario si para entonces el Consejo de Ministros no da luz verde a su venta a General Dynamics. Y son ya nueve meses los que ha tenido el Ejecutivo para decidir sobre la propuesta de privatización de la compañía española de defensa efectuada por el equipo de la SEPI dirigido por Pedro Ferreras.

En la SEPI, pendientes de los mensajes del Gobierno, no tienen previsto ampliar el plazo que finaliza el próximo día 28. Una vez pasada esa fecha sin que se produzca una prorroga -sería la segunda después de aprobarse en abril de 2000 la oferta de General Dynamics-, la SEPI debería pagar como compensación 400 millones de pesetas a la compañía estadounidense.

La pelota está en el tejado del Ejecutivo presidido por José María Aznar. La privatización tiene un importante componente político tras desestimar la SEPI la oferta presentada por Krauss Maffei-Rheinmetall, propietario de la tecnología del Leopard, el carro de combate elegido por el Ejército español y uno de los reclamos en la privatización.

El grupo alemán ha elevado sus contactos para no quedarse fuera de la privatización de Santa Bárbara, lo que está suponiendo un considerable retraso en su salida del paraguas público. El ministro de Defensa, Federico Trillo, reconoció en diciembre de 2000 que la venta "no es cuestión de presiones, sino de voluntad política y de prioridad de intereses políticos".

Fuentes consultadas aseguran que, se prorrogue o no el plazo con General Dynamics, la SEPI, titular del 100% de Santa Bárbara, tiene que aplicar el bisturí este año en la compañía pública de defensa. Algunas líneas de negocio llevan varios meses sin actividad y en el horizonte no se divisa carga de trabajo.

El boceto con el que se trabaja es plantear el cierre de las plantas de Murcia, Palencia y Granada, y redimensionar la planta de A Coruña. Este plan se ajusta a los deseos de Krauss Maffei, según han denunciado los sindicatos.

En cualquier caso, si se dan por concluidas las relaciones contractuales con General Dynamics, la privatización de Santa Bárbara puede demorarse otro año más.

La compañía estadounidense ha apostado fuerte por la empresa española. En los últimos meses ha redoblado su oferta industrial para el conjunto del grupo con la oferta para fabricar partes del blindado LAV-III en Trubia (Asturias), un vehículo para el Ejército norteamericano adjudicado al 50% a General Dynamics y General Motors, lo que supondría a Santa Bárbara un volumen de negocio de 40.000 millones de pesetas en seis años.

Escasa carga de trabajo

El panorama actual de Santa Bárbara es complicado. No tiene carga de trabajo en la línea de munición y armas. El Ministerio de Defensa continúa sin activar los programas de munición y la renovación de su fusil de asalto. El departamento que dirige Trillo está a la espera de conseguir unos ingresos extraordinarios para financiar estos programas que se adjudicarían Santa Bárbara. Estos recursos procederían de la venta y recalificación de los terrenos de Campamento en Madrid, una operación que no termina de cerrarse con el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Santa Bárbara, con 1.800 personas en plantilla, tuvo una facturación de 5.608 millones de pesetas en 1999, con unas pérdidas de 2.100. En 2000 las ventas ascendieron a 9.105 millones y unos números negros de 4.200 millones de pesetas, según anunció en el Congreso su presidente, Alfonso Vila.

 

El Leopard se convierte en una incertidumbre

El programa Leopard, con el que se construirán 235 carros de combate para el Ejército español por un importe cercano a los 300.000 millones de pesetas, que iba a dar un giro de 180 grados a la situación de Santa Bárbara, se ha convertido en una incertidumbre para la empresa española de construcción de armamento.

El proyecto, que iba a beneficiar al conjunto del grupo, pero especialmente a las factorías de Trubia, Oviedo y Sevilla, debería entrar en plena fase de producción en el año 2003.

El retraso está haciendo que la falta de actividad que se registraba en los centros de la empresa pública se acerque a los preocupantes niveles del pasado. Y eso que el Ministerio de Defensa ha adjudicado contratos a Santa Bárbara, como la fabricación de los cañones 155/52 de una batería de costa, por 2.800 millones.

La empresa no podrá, además, conseguir las previsiones de facturación elaboradas para este año (más de 16.000 millones de pesetas) y no cumplirá con el objetivo anunciado cuando el consejo de la SEPI aprobó la venta de la compañía a General Dynamics: la entrada de rentabilidad en el próximo ejercicio. Y es que, además de la congelación del programa Leopard por la actitud de Krauss Maffei, General Dynamics ha aplicado la misma teoría: no habrá transferencias de programas ni de tecnologías ante la posibilidad de que Santa Bárbara pase a manos de Krauss Maffei o de cualquier otro competidor. Además, la empresa norteamericana no tiene el blindaje de protección de tecnología como el logrado por el grupo alemán después de muchos meses de negociaciones. Entre los contratos afectados está la proyectada participación de la empresa española en la fabricación de componentes del carro de combate Abrams, directo competidor del Leopard. Su importe es de 30.000 millones. Otro de los programas parados afecta a la factoría de A Coruña.

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