Brasil ataja la desaceleración de EE UU con un duro ajuste fiscal
Viento en popa para la economía brasileña. La depreciación del dólar alivia la deuda externa del país. El IPC y los tipos de interés mantienen su tendencia a la baja. La previsión de crecimiento apenas se inmuta frente a la desaceleración de la economía estadounidense, que tantas inquietudes despierta en Europa.
La firmeza del ajuste fiscal ha puesto a Brasil a salvo de los devenires de la economía de EE UU.
Mientras la economía mundial emite señales de marcha atrás, en el país carioca las previsiones para 2001 son alentadoras: crecimiento cercano al 4,5%, inflación bajo control, por debajo del 4%, reducción del precio del dinero, para finales de año se esperan tipos del orden del 11%-12%, y tendencia a la baja del desempleo.
La clave de las buenas expectativas brasileñas, en una situación cambiaria similar a la que desató la crisis de 1998, reside en la austeridad presupuestaria y la rebaja del déficit fiscal. El Gobierno aprobó el miércoles un recorte presupuestario de 540.000 millones de pesetas y el déficit fiscal se redujo el año pasado en seis puntos respecto a 1999, hasta representar el 4,6% del PIB. El analista jefe del servicio de estudios del BBVA para América Latina, Adolfo Albo, estima que en 2001 este déficit podría bajar hasta el 2,7%.
"La diferencia con 1998 es que, entonces, la única manera de evitar la caída libre del real era subir entre 30 y 40 puntos el tipo de interés. Ahora, el precio del dinero puede seguir la senda descendente, sin comprometer a la moneda", afirma Ramón Maya, del Centro de Estudios Latinoamericanos.
Déficit corriente
Sin embargo, el caballo de batalla de la economía del gigante suramericano continúa siendo el déficit por cuenta corriente. El saldo negativo de exportaciones, importaciones y transferencias netas persiste desde hace tres años por encima del 4,2%.
"La previsión de este año es que el déficit corriente ronde el 5%, eso puede presionar al real", opina José Luis Martínez, de Citibank. Un punto en el que coincide Antonio Cortina, del BSCH, que califica de "muy preocupante" el déficit corriente.
No obstante, ambos analistas coinciden en que la capacidad de financiación es alta. Este año se prevén inversiones extranjeras por 4,3 billones de pesetas, según Altamir Lopes, jefe del departamento económico del Banco Central de Brasil.
Por otra parte, Cortina estima que la atracción del mercado brasileño para los inversores extranjeros no está tanto en la devaluación del real, que considera coyuntural, como en la política incentivadora del Gobierno: subvenciones para la compra de terrenos, rebajas fiscales en el impuesto de sociedades y desgravaciones en el IVA. Mañana y pasado se reúne el comité de política monetaria (Copom) del Banco Central. Los analistas confían en que la entidad siga respaldando la expansión. El Copom ha rebajado la tasa básica de intereses (Selic) 1,25 puntos en dos meses, hasta el 15,25%. Se espera otro recorte de 0,25 puntos, pero no hay prisa. La institución tiene margen para llegar al 11%-12% a fin de año.
Desaceleración positiva
EE UU emite señales claras: 2,4% de crecimiento de la productividad en el último trimestre de 2000, cuatro puntos menos que en el anterior, repunte de los costes laborales al 4,1% y aumento del paro hasta el 4,2%.
Albo resume en cuatro puntos el impacto de la recesión estadounidense en el país suramericano. Primero, el comercio. Brasil destina el 19% de sus exportaciones a EE UU, "la economía se resentirá, pero el daño será mínimo", dice Albo. Por otro lado, la bajada de tipos de la Reserva Federal, del 6,5 al 5,5%, alivia la financiación, ya que Brasil tiene la mayor parte de su deuda en dólares. Tercero, como reflejo de EE UU, la bajada de tipos en Brasil estimulará el crecimiento interno. Y, por último, la desaceleración liberará recursos externos, que antes absorbía EE UU, hacia los países emergentes.