Solbes hará examen previo a las medidas fiscales de los Doce
"La creciente interdependencia de la zona euro exige una mayor coordinación", según el comisario de Asuntos Monetarios, Pedro Solbes. Entre sus revolucionarias propuestas figura la revisión de los programas de estabilidad antes de su aprobación por los Estados miembros y el compromiso de éstos a informar por adelantado de las medidas fiscales a adoptar.
Rebajas impositivas para los carburantes, como las decretadas por el Gobierno francés durante la escalada de los precios del petróleo del pasado otoño, deberían ser a partir de ahora comunicadas antes de su adopción al resto de los socios de la unión monetaria para evaluar su posible impacto en la economía de la zona euro. Esta es una de las iniciativas que recoge la comunicación sobre fortalecimiento de la coordinación de las políticas económicas en la zona euro, que la Comisión Europea adoptó ayer a propuesta del comisario Pedro Solbes.
Ese texto plantea, además, la conveniencia de que "los principales puntos de los programas de estabilidad se comuniquen a la Comisión antes de su adopción por los Estados miembros [de la zona euro]". Desde 1999, los Estados que adoptan la moneda única están obligados a presentar en Bruselas "un 'programa de estabilidad que facilite una base esencial para la estabilidad de los precios y para un fuerte crecimiento sostenible que conduzca a la creación de empleo", según se lee en el reglamento aprobado el 7 de julio de 1997. En el caso de España, el programa lo elabora y actualiza el Gobierno, que lo somete cada año a aprobación por parte del Congreso antes de remitirlo a Bruselas.
Tras el examen de la Comisión, el reglamento faculta al Consejo para formular recomendaciones a un Gobierno si "detecta desviaciones importantes en la situación presupuestaria respecto del objetivo (...) a medio plazo". Precisamente, el próximo lunes, el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas examinará por primera vez, a propuesta de Solbes, la reprobación del programa presentado por Irlanda, por considerarlo incoherente (demasiado expansivo) con una economía que padece cotas de inflación muy por encima de la media de la zona euro.
La nueva modalidad de informar previamente, apunta Solbes, permitiría que "los comentarios y sugerencias pudieran realizarse antes de la finalización (...) de los programas". El comisario enfatizó ayer que en ningún caso ese nuevo calendario pretende inmiscuirse en las responsabilidades y soberanía de las partes, pero "si se aplican, las propuestas de la Comisión constituirán un importante pasado para alcanzar una mejor gestión económica de la zona euro". Para lograrlo Solbes propone además la elaboración de criterios estrictos que guíen la política económica, fortaleciendo su "credibilidad". Estas normas, respaldadas por el Eurogrupo (reunión sin carácter decisorio de los ministros de Economía de la zona euro), garantizarán una respuesta coherente a cualquier avatar externo que pueda presentarse, como la escalada de precios del crudo ya mencionada.
De momento, Solbes anunció ayer que la Comisión presentará dos veces al año -antes y después del examen de los programas de estabilidad- una valoración sobre la política económica de la zona euro. "Junto a los informes sobre inflación, seguimiento del tipo de cambio, competitividad y finanzas públicas (...) constituirá la base para que el Eurogrupo realice una evaluación global de la situación económica", señaló el comisario. Solbes propone, asimismo, que el Eurogrupo se reúna con mayor frecuencia y no una vez al mes (antes de cada Ecofin).
Trichet rechaza un "contrapeso político" al BCE
La idea de Solbes de fortalecer el Eurogrupo con una mayor capacidad para la toma de decisiones fue defendida también ayer por el ex ministro de Economía francés, Dominique Strauss-Kahn, quien abogó por establecer un contrapunto político al BCE. La propuesta parte de la vieja polémica suscitada con el nacimiento del euro, en 1999, sobre si es necesaria una autoridad política que vigile al BCE y centralice las decisiones sobre política económica.
Las palabras de Strauss tuvieron su réplica en Madrid de manos del gobernador del Banco de Francia y candidato a suceder a Wim Duisenberg al frente del BCE, Jean-Claude Trichet, quien se mostró contrario a la existencia de un contrapeso político a la autoridad monetaria de Francfort. "No existe una relación de poder equivalente en Washington, en donde la Reserva Federal es plenamente autónoma, y no veo las ventajas de ello. Nuestro reto pasa por mejorar lo que ya tenemos", comentó. Por otra parte, Trichet indicó que la existencia de diferenciales de inflación en el seno de la UE no perjudica a su economía. "En EE UU también existen", añadió.