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IDT reclama a Terra 1,2 billones de pesetas

Los directivos de la estadounidense IDT apenas cabían en sí de gozo en agosto de 1999. Telefónica, uno de los grupos de telecomunicaciones más pujantes del momento, les había elegido como socios estratégicos para Estados Unidos y el futuro se presentaba lleno de promesas.

Aliándose con IDT, Telefónica daba la espalda a MCI WorldCom, que entonces era su socia oficial en EE UU. Pero los ejecutivos de IDT no vieron en aquello ninguna señal de peligro futuro.

En enero de 2000, el entonces popularísimo presidente de Terra Networks, Juan Perea, y su homólogo en IDT, Howard Jonas, lanzaron a bombo y platillo en Nueva York las dos empresas con las que pensaban conquistar a los 31 millones de hispanos de EE UU: Terra Networks Interactive Services (portal y contenidos) y Terra Networks Access Services (acceso a Internet).

La española controlaría un 90% del portal y un 51% de la empresa de acceso a Internet, y se comprometía a invertir 30 millones de dólares en esta última.

Sin embargo, Terra jamás entregó ese dinero. Al menos, eso dice la demanda que acaba de presentar IDT en Nueva Jersey.

Entre otros cargos, IDT acusa a Telefónica y a Terra de fraude, ocultación fraudulenta de información y ruptura de contratos. Además demanda a Lycos (fusionada ahora con Terra), por interferir en su alianza con la española, causándole daños económicos.

Por todo ello, reclama a las tres compañías 6.700 millones de dólares en compensaciones (unos 1,2 billones de pesetas). Culmina así un matrimonio corto y tormentoso que hizo aguas desde el primer momento.

Ni Terra ni IDT han querido pronunciarse sobre la disputa. Pero la estadounidense incluye en su demanda un pormenorizado relato de los agravios a los que se ha sentido sometida.

Agravios de los que hace responsable subsidiaria a Telefónica, porque Terra dejó claro desde un principio que "cualquier decisión que adoptasen necesitaba la aprobación de Telefónica. En otras palabras, que Telefónica ejercía un control efectivo sobre Terra Networks y era en realidad el auténtico socio de IDT en la joint-venture".

Propuestas rechazadas

IDT "organizó reuniones para Terra, Telefónica y Terra USA con potenciales socios para Internet, incluídos CNN, Time, Que Pasa y Telemundo". Pero Telefónica y Terra no permitieron culminarlas "ni dejaron a IDT participar en ellas".

Como tampoco le permitieron vender espacios publicitarios en el portal, a pesar de que IDT estaba obligada a hacerlo en virtud del acuerdo de joint-venture. En lugar de ello, "Terra armó su propia infraestructura para vender publicidad" y organizó un encuentro con agencias publicitarias "sin informar a IDT". Terra tampoco permitió a IDT ofrecer acceso gratis a Internet para atraer clientes y mejorar las posibilidades de ingresos por publicidad "contraviniendo" así los contratos firmados.

En un encuentro celebrado en enero del 2000 en la sede de la americana, "los representantes de Terra se fueron a mitad de la reunión, sin informar a IDT, porque eran incapaces de decidir cómo proceder con el marketing de la joint-venture".

Y en una feria celebrada en San Juan (Puerto Rico), IDT montó un stand para promover la joint-venture y "los representantes de Terra rompieron violentamente todos los carteles".

Telefónica, Terra y Terra USA, añade IDT, "frustraron intencionadamente los intentos de IDT por convertir la joint-venture en un negocio rentable".

Así las cosas, Terra "a través de Ramón Ros, se ofreció a comprar la participación de IDT en la joint-venture" en abril del 2000. Pero "Terra no desveló que estaba negociando la compra de Lycos". Cuando llegó el momento de sellar la ruptura, IDT "preguntó específicamente si Terra tenía alguna transacción relevante pendiente". Y Ros "dijo que no".

Pago en acciones

IDT aceptó como pago por su parte de la joint-venture entre 3,75 millones y 4 millones de acciones de Terra (dependiendo si se entregaban antes o después del 31 de julio del 2000) que, "según Terra", valían 500 millones de dólares.

Sin embargo, "Terra y Telefónica sabían que la planeada compra de Lycos exigiría emitir millones de acciones" y que ello "causaría un drástico declive en los precios de las acciones". Y eso fue lo que ocurrió. Las acciones de la compañía cerraron a 62,5 dólares el 28 de abril del 2000 (último día de cotización previo a la ruptura de Terra y IDT) y en estos momentos rondan los 14 dólares.

IDT dice que, si hubiese sido informada sobre las negociaciones para comprar Lycos, habría exigido una compensación superior. Y piensa conseguirla vía tribunales. Al más puro estilo americano.

 

Joaquim Agut tendrá que tranquilizar a Wall Street

La billonaria demanda de IDT no es el único reto importante que afronta el presidente de Terra Lycos, Joaquim Agut. El ejecutivo tendrá, además, que convencer a los inversores de que los últimos cambios en la cúpula directiva no causarán daños a la compañía.

Al menos por ahora, la posición de los estadounidenses es de incertidumbre. El diario The Wall Street Journal, considerado como la Biblia por los inversores norteamericanos, dice que la renuncia de Bob Davis (fundador de Lycos) como consejero delegado preocupa a los expertos porque "deja a la compañía en manos de un equipo de gestión conservador y sin experiencia en el peculiar marketing del universo online".

Agut reconoce que no tiene mucha "experiencia pura de Internet", pero promete compensar esta carencia con "sentido común y buenas prácticas de negocio".

Los analistas están dispuestos a darle un voto de confianza. Pero los inversores, que están para pocos sustos, han respondido por ahora desplomando las acciones.

La cotización de Terra Lycos cayó un casi 16% entre el jueves y el viernes. Y la fuga de inversores estadounidenses podría acelerarse.

Según cálculos de los analistas, la participación de inversores de EE UU en el capital de Terra Lycos ha caído del 75% al 45% desde que se anunció la fusión. Y expertos como Paul Noglows, de J. P. Morgan H&Q creen que los cambios en el equipo directivo recortarán aún más este porcentaje.

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