La Bolsa española, dispuesta a recuperar el terreno perdido con la ayuda del Nasdaq
Aparte del golpe de timón de Greenspan y de la mayor subida del Nasdaq en la historia, la semana bursátil deja el dulce regusto de que España, por fin, se comporta mejor que Europa. Parecería, a priori, una verdad de Perogrullo, después de que el año pasado el nacional se descolgase como uno de los peores mercados del mundo. Pero los bolsistas han visto demasiado últimamente como para descartar posibilidades.
La mayor sensibilidad del Ibex a los vaivenes en las expectativas de Estados Unidos obedece a dos causas. Por un lado está la exposición a un número limitado de valores, con Telefónica como gran referencia. La teleco, y todos los valores de su sector, es muy sensible al Nasdaq. En segundo lugar está la exposición a América Latina, que agudiza los descensos.
Al tratarse la del Nasdaq de una crisis de confianza, la prima de riesgo aumenta también para los mercados emergentes, provocando la huida del capital y haciendo sonar los tambores de crisis.
Si el Nasdaq se recupera finalmente (en la semana perdió el 2,5%) , es verosímil que España siga subiendo más que Europa. En un primer momento, por Telefónica y las tecnológicas para, más adelante, dar el relevo a BBVA y BSCH.
Ahora bien, no está tan clara la recuperación rápida de Wall Street. Quizá el mejor escenario sea una estabilización de las Bolsas que dé tiempo a asumir la nueva situación mientras el asentamiento de la confianza debilita los vientos de recesión en Estados Unidos.
España, como toda Europa, pierde en esta situación toda su autonomía operativa. Estará a expensas de lo que vaya ocurriendo en el Nasdaq, convertido una vez más en barómetro bursátil. A simple vista, las condiciones son positivas, mucho más que hace una semana.
Sólo hay algo que escama a algunos analistas. Es el hecho de que, si Greenspan baja medio punto y por sorpresa los tipos es porque sabe de algún desastre económico que los mortales desconocemos. No dejan de ser especulaciones, puesto que la alternativa a una actuación de este tipo -bajar un cuartillo en la reunión- habría tenido poco impacto.
Los analistas, en fuera de juego
El recorte de tipos de interés de Alan Greenspan ha sorprendido a casi todo el mercado. Solamente algunos expertos se habían aventurado a sugerir la posibilidad de un recorte de tipos antes de la reunión. La gran mayoría se había hecho idea de una tediosa espera a que, en el comité del día 30, la Reserva Federal bajase tipos.
Parte de la medida tomada por Greenspan consistía en la sorpresa y, efectivamente, el presidente de la Reserva Federal sobresaltó al mercado.
A partir de esta sorpresa comenzaron las especulaciones sobre si la Reserva Federal dispondría de algún dato negativo que el mercado no conoce. Pero el desempleo, por el momento, ha estado en línea con lo esperado.
Bien es cierto que es casi imposible predecir las intervenciones de alguien que, precisamente, juega con las expectativas como parte de su política. Pero no es menos cierto que parte del mercado ha vuelto a fallar en sus predicciones.
Ojalá acierten con sus previsiones de Ibex a fin de año. De media, las firmas de Bolsa esperan un repunte del 25% el año que viene. No es una cifra descabellada, pues situaría a la Bolsa española en el nivel de cierre de 1999. Ocurre, no obstante, que la situación económica actual es extremadamente resbaladiza.