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El sector cárnico prevé un derrumbe de las ventas

Tras el respiro de las fiestas navideñas, los empresarios del sector cárnico temen que la aparición de dos nuevos supuestos casos en Castilla y León reproduzca la situación de finales de noviembre y produzca un hundimiento en las ventas, que entonces llegó hasta el 60%.

La aparición el pasado martes de dos presuntos nuevos casos de vacas locas en Castilla y León ha caído como un auténtico jarro de agua fría en los industriales cárnicos. Los empresarios temen que en las próximas semanas se vuelva a reproducir el escenario del pasado mes de noviembre, en el que se registraron caídas semanales de actividad y ventas cercanas al 60%.

Las fiestas navideñas y el hecho de que no aparecieran más casos que los dos declarados en Galicia lograron que poco a poco las ventas fueran se fueran recuperando durante las últimas semanas de diciembre una senda alcista en relación con el mismo periodo del año pasado, según datos de la patronal Asocarne, entidad que agrupa a las mayores empresas cárnicas del país.

De acuerdo con estas cifras, que recogen la actividad en los nueve principales mataderos del país y que sin ser determinantes sí sirven para formarse una idea de lo que está ocurriendo en la demanda, en las tres últimas semanas del año el sacrificio total de cabezas de vacuno crecía a tasas de entre el 18% y el 16% según la semana ( ver cuadro). La actividad estaba claramente recuperada en lo que se refiere al subsector de añojo (reses entre 14 y 18 meses), aunque seguía enormemente deprimida en lo que se refiere a vacas de más de 30 meses.

Ahora tras los dos nuevos presuntos episodios de León la situación vuelve prácticamente a su punto de partida y ya hay quien en el sector asegura que la cuesta de enero será especialmente dura para las ventas de carne de vacuno.

"El que aparezcan más casos era previsible -explica un industrial-, casi todo el mundo en el sector lo tenía ya descontado. Lo que parece increíble es que en una batalla contra la enfermedad primero y contra la desconfianza lógica de la opinión pública sobre el alcance real de la crisis, haya responsables que decidan y permitan que ocurra lo que ha pasado en Galicia con los enterramientos ilegales de ganado. Estas torpezas no hacen más que abonar la idea en el consumidor de que algo muy grave esta ocurriendo y que se intentan esconder pruebas".

Con todo, el sector se resiste a calificar la situación de epidemia aunque estiman que, cuando se generalicen los análisis para todas las cabezas de mas de 30 meses, inevitablemente aparecerán "algunos casos más". Las empresas tienen algún otro motivo de preocupación. Básicamente se refieren a la forma en la que el Ministerio de Agricultura ha comenzado a gestionar el sistema de de análisis de diagnóstico de la enfermedad y el plan de destrucción de animales de más de 30 meses.

Aplicación del programa

A día de hoy el sector aún no conoce como se realizarán y quien hará esos análisis. El 1 de enero entró en vigor la obligación de no sacrificar animales bovinos de más de 30 meses para su venta si antes no han sido testados con resultados negativos y se abría además la posibilidad de que los ganaderos oferten a la Administración para su sacrificio y destrucción animales bovinos no testados

Según una carta remitida por Asocarne Isabel García, secretaria general de Agricultura, la inexistencia de sistemas de análisis y el programa de destrucción hacen que éste se convierta "en una medida de regulación de mercado y no en una medida sanitaria". "La opinión pública puede no entender que se estén gastando ingentes cantidades de dinero público en destruir carne de animales no testados, salvo que se quisiesen ocultar los casos que pudieran existir", explican en la misiva.

Asocarne estima que "toda medida de regulación de mercado debe estar basada en una crisis de las cotizaciones ganaderas (...). En caso contrario se estarían subiendo artificialmente los ingresos ganaderos y asfixiando la actividad de libre mercado sin el cual las empresas cárnicas no pueden subsistir, y todo ello financiado por el erario público".

Los empresarios cárnicos entienden que una caída del consumo, derivada de la pérdida de confianza de los consumidores, y un aumento artificial de su precio, por los efectos del programa de destrucción, arruinará a las industrias y destruirá parte del tejido industrial del sector.

 

Puesta en marcha inmediata de sistemas de análisis

En la carta remitida a la secretaria general de Agricultura, Asocarne plantea unas propuestas para intentar dar una solución al conflicto. Según los industriales de la carne, lo más urgente en la situación que atraviesa el sector es poner en marcha "cuanto antes" los sistemas de análisis "para que pueda reestablecerse el mercado, independientemente de si esta medida es útil o no para restablecer la confianza de los consumidores".

Piden que todas las comunidades autónomas comiencen al mismo tiempo con los análisis "a fin de evitar trasvase de ganado de unas zonas a otras". Y que se apliquen los tests no sólo sobre los animales de más de 30 meses destinados al consumo, "sino que se debe realizar con todos los animales sacrificados incluso los destinados al programa de destrucción "a fin de evitar que cale en la opinión publica que este programa no es más que un elemento de de opacidad informativa".

Sin embargo, a diferencia de lo que ahora se propone hacer Alemania, Asocarne no cree que deban practicarse estos test sobre animales de 24 ó 20 meses, ya que a su juicio "es inútil buscar casos positivos entre los animales de menos de 30 meses de edad y en consecuencia se estaría produciendo un gasto inútil".

Los empresarios consideran que tampoco debe incluirse ninguna referencia en el etiquetado de las carnes a si el animal tiene más o menos de 30 meses y a si ha pasado o no el test de la enfermedad, porque en su opinión basta para ello con el sello del control oficial sanitario.

 

Alemania quiere incluir los test obligatorios en las reses de dos años

Bélgica levanta el embargo a la carne alemana

Agencias Madrid

La ministra alemana de Sanidad, Andrea Fischer, quiere extender los test rápidos que ahora se realizan de forma obligatoria a las reses de más de 30 meses para detectar la encefalopatía espongiforme Bovina (EEB) a los animales de más de 24 meses.

Esta medida se suma a un plan de siete puntos que en estos momentos estudia el Ejecutivo alemán con el fin de unificar las prácticas de los ganaderos y restaurar la confianza de los consumidores. El plan ha sido elaborado por los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente y será discutido hoy, junto a la propuesta de Fischer, por las autoridades federales y regionales, con el elevarlo para su aprobación ministerial el próximo día 18.

La ministra de Sanidad ha solicitado a la Unión Europea que unifique los criterios acerca de las medidas de control de la crisis en los países miembros donde se detectan casos de EEB, incluida una eventual prohibición de los productos alimenticios que incluyen material de riesgo.

Desde el estallido de la crisis de las vacas locas en Alemania, a finales del pasado mes de noviembre, se han confirmado siete casos a los que ayer se sumaron otros dos sospechosos en el estado federado de Baviera.

Las medidas aplicadas por las autoridades alemanas han permitido que ayer Bélgica decidiera levantar el embargo a la venta de productos derivados de carne de vacuno de procedencia alemana. El embargo fue decretado el pasado 22 de diciembre para evitar el contagio de la enfermedad.

La ministra belga de Protección del Consumo y de Sanidad, Magda Aelvoet, decidió levantar la prohibición en vista de que las autoridades alemanas facilitaron la información necesaria sobre la seguridad de la carne bovina y sus derivados. Según Aelvoet, de esa información se desprende que a excepción de la empresa Südfleisch de Muchis, los productos alemanes pueden considerarse seguros.

 

El precio del pollo sube un 47% por el problema de la carne de vacuno

Los consumidores andaluces denuncian el abuso

Agencias Sevilla

El precio de los pollos de venta directa al consumidor se ha incrementado en Andalucía o un 47,6% desde la reaparición del mal de las vacas locas en Europa y, concretamente, en España, según aseguró ayer el secretario de Ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía (UPA-A), Salvador Trujillo.

El representante de la organización agraria aseguró que el precio en las carnicerías ha pasado en poco tiempo de rondar las 210 pesetas por kilo a 310. Trujillo señaló que, no obstante, los polleros no son los que se benefician de este incremento de precios, sino las integradoras y los mataderos que son los que elevan el precio a través de la cadena de distribución.

Según UPA-A, las aves se están sacando ahora al mercado con menor peso, debido al aumento de la demanda. Así, mientras usualmente se sacrifica al animal cuando alcanza los 2,2 kilogramos ahora se comercializan cuando consiguen situarse entre 1,5 y 1,8 kilogramos.

Este incremento de precios ha suscitado las protestas de los consumidores. El presidente de la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía (Facua), Francisco Sánchez Legrán, considera que este aumento de los precios es un "abuso" que carece de lógica.

Las asociaciones consideran, además, que la posible aparición de nuevos casos mantenga esta tendencia.

Ayer, los análisis efectuados a las primeras sesenta muestras enviadas desde Asturias al laboratorio del Ministerio de Agricultura en Madrid dieron resultados negativos de la enfermedad.

Asturias ha previsto enviar semanalmente 300 muestras para asegurar la calidad de la carne de vacuno de la región. Hasta finales de mes, el Principado no estará en condiciones de efectuar en su propio territorio los test de prionics, ante la falta de material necesario y de instrucción del personal.

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