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Carsten Hellmann: “ALK apuesta por Madrid para su nuevo polo logístico global”

El laboratorio danés abre en la capital española un centro mundial de distribución Además traslada a España el control de calidad y supondrá más de 100 nuevos empleos

Carsten Hellmann, presidente del grupo ALK.
Carsten Hellmann, presidente del grupo ALK.Juan Lázaro
Alfonso Simón Ruiz

La compañía farmacéutica danesa ALK-Abelló ha decidido apostar por Madrid para abrir su nuevo polo logístico global, desde donde se distribuirán parte de sus medicamentos especializados en alergia a más de 50 países. Este hecho, convertirá a la capital española en uno de los centros neurálgicos del laboratorio.

“Nosotros somos un líder mundial en alergia y hemos decidido expandir muchas de nuestras actividades y traerlas a Madrid, lo que es algo peculiar porque las compañías farmacéuticas no están trayendo producción ni apostando por España”, anuncia en una entrevista Carsten Hellmann (Copenhague, Dinamarca, 1964), presidente del grupo ALK. “Lo que estamos haciendo es traer más producción a nuestra planta de Madrid con una reestructuración de la fábrica para abrir nuevas líneas de producción. La idea es ir crecido y traer nuevos puestos de trabajo a España”, adelanta.

Pero no solo eso, porque la cotizada danesa ha decidido que su centro español sea uno de los centros neurálgicos de la multinacional. “ALK apuesta por Madrid para abrir su nuevo hub logístico global, que llevará nuestros productos a más de 50 o 60 países. Desde aquí se distribuirán todas las vacunas, el producto Jext (de aplicación de adrenalina) y el nuevo fármaco Acarizax”, avanza. Se convierte así en uno de los polos importantes de la empresa junto a Dinamarca, Francia y Estados Unidos.

ALK además traslada a Madrid parte del control de calidad desde Dinamarca. “En total son 100 nuevos empleos y una inversión inmediata de 11,5 millones de euros”, señala. Esos puestos de trabajo incluyen perfiles técnicos, científicos y comerciales. Se sumarán a los 250 trabajadores que la multinacional ya tiene en España.

“Hemos encontrado en Madrid personas bien preparadas y tenemos una buena experiencia de operar aquí desde hace muchos años. Además nos comprometemos con los países donde vendemos los productos”, asegura el directivo.

ALK es una multinacional danesa creada en 1923, con una facturación en 2016 de 404 millones de euros, 2.300 empleados y una capitalización bursátil por encima de los 1.300 millones. La presencia en España se remonta a 1992, cuando adquirió la histórica empresa española Laboratorios Abelló a MSD, de la que surgió la filial española ALK-Abelló. Esta compañía había sido fundada por Juan Abelló Pascual en 1941, para fabricar productos químicos y farmacéuticos. En 1983, su hijo Juan Abelló Gallo llegó a la presidencia y vendió la empresa a MSD, para luego tomar el control de Antibióticos S.A. Abelló posteriormente ha tenido recorrido como financiero y empresario en Banesto o Airtel.

Helmann es presidente de ALK desde enero. Graduado en Administración de Empresas, anteriormente fue vicepresidente ejecutivo de Merial, la antigua filial veterinaria de Sanofi, y directivo de la también danesa Novo Nordisk.

ALK está participada (40%del capital) por Lundbeck Foundation, mismo accionista que otro laboratorio nórdico como es Lundbeck. Está fuertemente especializada en tratamientos contra las alergias. Hace dos años la compañía nórdica también anunció que traía a España la producción de Jext, un autoinyector de adrenalina frente a reacciones alérgicas graves.

“Hemos creado una nueva cartera de tratamientos en tabletas orales para la alergia, con el producto Acarizax. En esta caso, la novedad es que es un fármaco, frente a la reacción a los ácaros, de inmunoterapia, ya que una vez que se administra el tratamiento, la alergia desaparece”, explica Hellmann sobre uno de los productos que se distribuirán desde Madrid.

El ejecutivo reconoce que hasta hace no mucho, las multinacionales del sector farmacéutico no confiaban en España debido a los problemas de retrasos en los pagos de las facturas públicas, la demora en la aprobación de precios de reembolso para los fármacos que debían entrar en el sistema Nacional de Salud y por las dudas sobre la sostenibilidad. “Nosotros somos más pacientes que otras compañías. Somos una empresa que existe desde 1923 con una vinculación fuerte en España gracias a Abelló. Tenemos muy buenos empleados aquí y los dueños de ALK (la Fundación Lundbeck), no viven solo por el beneficio”, asegura. “Aunque pedimos estabilidad política y que los políticos tomen decisiones lógicas relacionadas con los medicamentos. Es por eso que nosotros explicamos nuestras inversiones a las autoridades”, apunta.

Reconoce que la empresa ha hablado con la Administración para explicarle su inversión y su estrategia en el país. “Tenemos un buen diálogo con las autoridades, pero a veces la estrategia pública con los fármacos es difícil en España y en otros países porque existen diferentes ministerios con diferentes objetivos, con departamentos que trabajan en silos”, señala. “Puede que un ministro de Sanidad apruebe un precio de reembolso bajo para un medicamento, aunque eso implique una pérdida de empleos en la industria que trabaja en España. Es por eso que es importante el diálogo”, señala.

Por eso opina que la introducción de las innovaciones y el reembolso público de los medicamentos debe ligarse a la presencia industrial de los laboratorios. “En Francia, han aprobado una ley por la que se debe considerar inversiones, empleo y compromiso a largo plazo cuando decides el precio de reembolso de un producto. Empiezan a pensar así en España, pero no está todavía institucionalizado”, asegura.

Afirma que nuestro país de forma oficiosa está también valorando cada vez más todo el conjunto empresarial detrás de un fármaco. “No es una cuestión legal, pero se ponen todos los datos encima de la mesa, no se mira un fármaco de forma aislado. Aunque a veces las decisiones se toman por razones políticas más que por salud, por eso hay diferencias entre países europeos para un mismo producto”, lamenta.

La apuesta de ALK por España, Francia o Estado Unidos lleva el camino contrario de otras multinacionales, que deslocalizan en países con costes menores. Incluso como el caso de la catalana Grifols, que ha apostado por Irlanda para su centro logístico internacional. “Entiendo que hay otras empresas que por ejemplo también han llevado sus plantas a Europa del Este. Es pan para hoy y hambre para mañana. Ahora están trayéndolas de nuevo. Si no ves el panorama completo, puedes reducir costes en ese momento pero a la larga verás que no hay buenas infraestructuras o formación académica en los empleados en otros países. En el largo plazo son decisiones que no salen a cuenta. Si todo el mundo se traslada a Irlanda, los costes laborales suben. ¿Y luego? Todo el mundo se irá, por ejemplo, a Bulgaria, luego a China… En ALK tenemos unos productos complicados y necesitamos mano de obra bien preparada”, reflexiona.

“Todo es relativo con la inversión que haces, porque nuestros productos son muy especializados”, continúa. “Depende de la mentalidad del negocio. Nosotros queremos tener una empresa internacional, no danesa, por eso estamos invirtiendo en España, Francia, Estados Unidos y Dinamarca”.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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