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Tribuna
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El estado actual de la ‘legaltech’ en España

Repaso por la situación actual de la legaltech en España Como tendencia del sector jurídico, es imprescindible para la adaptación al cambio

Isaac Asimov, el célebre escritor de ciencia ficción, decía que él no temía a los ordenadores, pero sí temía quedarse sin ellos.

El sector legal históricamente ha tenido mucho respeto a la tecnología y la innovación en general. Cierto es que no ha tenido gran necesidad de ella ya que normalmente su área de conocimiento era accesible a muy pocos, lo que reducía su competencia y facilitaba su control.

Por otro lado, siempre ha sido muy cauteloso, valorando mucho lo que hacía el de al lado antes de dar un paso fuera de lo común. Si a ello sumamos la importancia que el precedente tiene en la profesión jurídica, la sensación es que mirar al futuro no es lo habitual en el sector.

Sin embargo, ese inmovilismo se ha acabado convirtiendo en un problema ya que el mundo alrededor del sector legal no ha dejado de girar. Por ejemplo, Internet ha posibilitado que el conocimiento legal ya no esté únicamente en manos de los operadores jurídicos clásicos. Además, que casi la mitad de la población mundial disponga de un ordenador de bolsillo llamado smartphone, ha alterado por completo las necesidades y exigencias del consumidor de servicios legales.

La respuesta del sector frente a esa problemática ha sido en general tibia. Sin embargo, en los últimos 5 años sí se aprecia cierto cambio de actitud al ver que este problema definitivamente no puede evitarse o contenerse. Todo lo contrario, debe afrontarse para no correr el riesgo de quedarse atrás.

En este sentido, la tendencia del sector jurídico que ve esa necesidad de tecnología e innovación en la profesión como una oportunidad de adaptación al cambio, se ha venido a llamar legaltech o lawtech. Es decir, tecnología para el sector legal.

¿Pero qué es legaltech? Pues el uso de tecnología en la prestación de servicios legales para crear:

- Software o servicios online que reducen o eliminan la necesidad de acudir al sector jurídico en su modalidad más tradicional.

- Software o servicios online que aceleran los trámites y la gestión de tareas de los propios abogados, reduciendo el tiempo que un profesional debe invertir en muchas de sus tareas, y con ello el coste.

- Software o servicios online que simplifican y modifican la forma de contactar entre los profesionales del sector legal y potenciales clientes.

La primera pregunta es obvia, ¿significa legaltech la desaparición del abogado? Para nada, le ayudará (lo hace ya, en realidad) a centrarse en las tareas de mayor valor, tanto para él como para el cliente, dejando en manos de la máquina las más rutinarias o automatizables. Ahora bien, el abogado que no ascienda en esa escala de valor, que prefiera el ‘status quo’ y que no adopte la tecnología como un aliado, sí podría verse afectado más seriamente por el fenómeno de la legaltech.

Países como EE.UU., Reino Unido o Australia lideran el desarrollo de proyectos legaltech mundialmente, en especial en cuanto a los usos más avanzados de la tecnología legal. Sin embargo, España para nada se encuentra en mala posición en esta nueva carrera. El seguimiento que realizamos desde Términos y Condiciones en cuanto a los proyectos de legaltech nacionales, indica que al menos 85 empresas trabajan ya en más de 90 proyectos que pueden enmarcarse en el concepto de legaltech. Por territorios, Barcelona se encuentra a la cabeza con un 32% de los proyectos, seguida de Madrid con un 28% y la Comunidad Valenciana con casi un 10%.

Ahora bien, ¿en qué tipo de servicios destaca la legaltech española? Podríamos decir que hay cinco grandes grupos: 1) herramientas para que un profesional o despacho lleven la gestión de clientes, casos o facturación; 2) servicios online para autogenerar documentos legales o adquirir contratos de todo tipo directamente desde casa; 3) los marketplaces jurídicos o servicios online que facilitan que el profesional se dé a conocer y que un potencial cliente encuentre al abogado que más le conviene por cercanía, coste o demás criterios; 4) los servicios online para realizar consultas legales online o incluso gestionar reclamaciones legales como un despido desde el móvil y; 5) herramientas para la obtención de evidencias digitales en ámbitos profesionales y personales.

Eso serían los grandes grupos, pero también hay proyectos legaltech españoles en áreas como: a) el crowdfunding legal o la posibilidad de que a un particular le financien su reclamación legal; b) testamentos online; c) autoservicios legales para tareas como el registro de marcas; d) la comunicación remota a nivel corporativo o; e) el muy prometedor campo de la analítica jurídica, consistente en el estudio de grandes volúmenes de jurisprudencia a efectos de conocer las respuestas más habituales de un determinado juzgado o predecir el probabilidades de éxito de un argumento jurídico o el porcentaje de victorias de un abogado.

De hecho, con motivo de reunir a la comunidad legaltech española e introducir el concepto a lo largo y ancho del sector, se celebra el próximo 18 de mayo el I Congreso Internacional sobre Legaltech y Startups Jurídicas en San Sebastián.

Sea como sea, la tecnología llega al sector legal con fuerza y sin duda para quedarse. Generará importantes cambios pero también innumerables nuevas oportunidades, y lo que es mejor, tanto para el profesional ya asentado como para el que justo comienza.

Personalmente considero que el sector legal se encuentra en un momento fantástico para hacer buen trabajo legal y de forma diferente. En ello la tecnología ayuda y ayudará mucho. De modo que como decía Asimov, no temo a los ordenadores pero sí que podamos quedarnos sin ellos.

Jorge Morell, abogado experto en nuevas tecnologías.

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