España, el país del euro donde más bajaron los carburantes
El precio del barril de Brent, de referencia en Europa, tocó suelo el pasado 20 de enero cuando rozó los 28 euros. Desde los 84 euros con los que cotizó a mediados de junio de 2014, el ajuste acumulado fue del 66,2% en año y medio. Posteriormente inició una escalada que le ha llevado en los primeros días de mayo hasta los 40 euros, con una apreciación del 38% respecto a mínimos. Ese inicial desplome del crudo ha tenido un efecto balsámico en países como España, que es importador neto de hidrocarburos (solo produce el 0,2% del petróleo que consume), mientras que el posterior incremento amenaza con frenar la recuperación cimentada en un petróleo y un euro baratos.
La inicial depreciación del crudo sí tuvo un impacto directo en el precio de los carburantes. El litro de gasóleo retrocedió un 32,2% hasta los 0,9 euros por litro, en mínimos desde 2009, y el de gasolina de 95 octanos se situó en niveles de 2010, tras bajar un 24,5%. La posterior recuperación del precio del crudo entre enero y mayo llevó los precios a subir un 6,3% y un 10,4% para la gasolina y el gasóleo. La diferencia intensidad entre los porcentajes de bajada y subida trastoca la tesis diseñada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que señalaba que los precios de los carburantes “suben como cohetes y bajan como plumas”. Y si se comparan los precios de España con los del resto de países grandes de la zona euro y con la media de todos los países, la conclusión es justamente la contraria: España es el país en el que los precios de los carburantes bajaron con mayor intensidad en la fase bajista.
- El peso de los impuestos
¿Ha tocado techo el alza del crudo?
El barril de petróleo se ha apreciado un 38% en lo que va de año, en contra de los pronósticos de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, que vaticinaba en su último informe de enero un ajuste adicional del 31,6% este año y un posterior repunte del 18% en 2017.
En la misma línea, las previsiones que ha remitido el Ejecutivo a Bruselas abundan en esa tesis. Así prevén que el precio medio del Brent será de 39,7 dólares, cuando en estas últimas semanas se ha situado rozando los 45 dólares y la media de 2016 está en 38 dólares.
Un primer argumento que sostiene esta tesis es el menor peso de los impuestos en el precio total de los carburantes en España. Los últimos datos del Boletín Petrolero de la UE, correspondientes al 18 de abril, apuntan que los tributos suponen el 66% del precio de venta al público de la gasolina y el 63% del gasóleo en Europa. La carga fiscal de los carburantes es sensiblemente inferior en España donde los tributos representan el 58% y el 55% del precio final, ocho puntos menos que la media europea. Que el precio del petróleo suba o baje no afecta a los impuestos que gravan a los carburantes, ya que su peso no varía con esas oscilaciones, sino al resto de componentes que integran el precio final, como los costes derivados del transporte, la comercialización o las reservas obligatorias que deben tener las petroleras. Estos suponen el 42% y el 45% del precio en España, porcentajes muy superiores a las de otros países de nuestro entorno. En Francia representan el 34% y el 35%; en Alemania el 34% y el 39%; en Italia el 31% y el 32% o en Reino Unido el 29%. En todas esas naciones, el resto son impuestos, que no varían con los cambios de cotización del crudo.Y eso explica en parte que España sea el país de la zona euro en el que los precios de los carburantes caen con más fuerza cuando lo hace el petróleo y viceversa.
Entre junio de 2014 y enero de 2016, el período en el que el petróleo se desplomó un 66,2%, el precio del gasóleo, el carburante más utilizado en España, retrocedió un 32,2%, muy por encima de lo registrado en el mismo período en Francia (-24,2%), Alemania (-30%), Italia (-26,9%), Reino Unido (-21,1%) e incluso entre la media de la UE (-27,4%) o de la zona euro (-28,2%).
Posteriormente, desde finales de enero hasta principios de mayo, en el que el barril de Brent se apreció un 38%, los mayores incrementos en términos porcentuales se han producido en España. El precio de gasolina repuntó un 6,3%, mientras que el del gasóleo lo hizo un 10,4%, muy por encima igualmente del resto de socios europeos, con la única excepción del gasóleo en Alemania, cuyo precio se incrementó un 11,2%. En otros países, con una carga impositiva sensiblemente superior a la de España, las subidas han sido inferiores. En Francia, el precio de gasolina y gasóleo subió un 4,8% y un 8,9%; en Italia un 3,9% y un 5,7% y en Reino Unido, un 3,1% y un 3,7%.
Si se realiza la media de todos los países de la UE o de la zona euro, el resultado es el mismo. La media entre los 19 países del euro refleja un alza de precios del 5,1% para la gasolina, 1,2 puntos menos que en España, y del 8,8% en el gasóleo, 1,6 puntos menos. También se ha producido un fenómeno similar entre las 28 naciones de la Unión Europea, con incrementos del 5% y del 7,7%, respectivamente.
- ¿Ha bajado lo suficiente?
Otra cuestión diferente es si el precio de los carburantes más utilizados por los conductores ha bajado en proporción a lo que lo ha hecho el petróleo en ese año y medio. Siguiendo con el razonamiento anterior, habría que aplicar el ajuste sufrido por el barril de Brent (66,2%) sobre la parte del precio que no es impuestos. En el caso de la gasolina sobre 0,839 euros por litro y en el del gasóleo sobre 0,737 euros por litro. Y el resultado final es que en ninguno de los dos casos los precios recogen todo el descenso registrado por el barril de Brent.
Si sobre la parte del litro de gasolina que no es impuestos se aplica un ajuste del 66,2% entre junio de 2014 y 2016, el precio debería haber retrocedido a 0,89 euros, cuando se quedó en 1,095 euros. Algo similar sucedió con el gasóleo, aunque en mucha menor medida, ya que debería haber retrocedido hasta los 0,853 euros y finalmente el precio bajó a 0,90 euros.
Precios y tributos en la UE
Con impuestos: Los precios de venta al público de la gasolina y del gasóleo son muy dispares entre los 28 países de la UE, ya que la carga de impuestos también es muy diferente. En la primera semana de mayo, el precio más caro de la gasolina se encontraba en Holanda, con 1,493 euros por litro (el 70% del precio final son impuestos) y el más barato se localizaba en Bulgaria, con 0,991 euros, lo que supone una diferencia del 34%. En este último país la carga impositiva baja hasta el 60%.
España, donde los impuestos suponen el 58% del precio final, aparece en la parte media, con precios más altos que Rumania, Polonia, Luxemburgo, Lituania, Letonia, Hungría, Estonia, República Checa, Chipre y Austria.
En el caso del gasóleo, el más caro se vende en Reino Unido (1,387 euros por litro)y el más barato en Bulgaria (0,877 euros), lo que representa una diferencia del 37%. El 71% del precio de venta final en Reino Unido son impuestos, once puntos menos que en Bulgaria.
Sin impuestos: La brecha de precios entre países no se reduce si se realizan las comparaciones sin tributos, pero sí cambian las posiciones. En el caso de la gasolina, la más cara está en Dinamarca (0,543 euros) y la más barata en la República Checa (0,387), lo que arroja una diferencia del 29%. En el gasóleo, el más caro se vende en Malta (0,510 euros por litro)y el más barato se encuentra en Eslovenia (0,379), con una diferencia del 25,7%. España aparece como uno de los países más caros en esta categoría.