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Solidaridad

Francia impone la tasa solidaria sobre los billetes de avión

Pocos de los 93 países que asistieron al encuentro finalizado ayer en París se han unido al proyecto

Francia se aferra a la pretendida universalidad de sus principios. En plena crisis de identidad, que tiene muy poco de tópico, pese a que se ha repetido hasta la saciedad, Francia ha decidido lanzarse esta vez en la tesis universal de la solidaridad. 'Después de años en los que ha prevalecido la ilusión de que la globalización de la economía bastaría para resolver todos los problemas del desarrollo, la comunidad internacional admite, al fin, la exigencia de solidaridad', ha explicado el presidente francés, Jacques Chirac. ¿Y qué forma darle?

Al mandatario galo se le ocurrió la creación de un nuevo impuesto sobre los billetes de avión. Así, un viajero que compre un pasaje aéreo en suelo francés a partir del 1 de julio de 2006 pagará un euro suplementario en clase económica y 10 euros en clase de negocios si transita en el espacio económico europeo (UE, Islandia, Liechtenstein y Noruega), y entre cuatro y 40 euros en vuelos internacionales. Lo cobrarán las compañías aéreas con la venta del billete y éstas lo pagarán a su vez a las autoridades de tráfico aéreo. La medida pretende financiar el desarrollo de los países pobres y la lucha contra enfermedades como el sida, la tuberculosis o el paludismo, que cada año matan a seis millones de personas, 'el equivalente de 30 tsunamis', según el Ejecutivo francés.

Al ser el sector aéreo 'uno de los principales beneficiarios de la globalización', que registrará en los próximos años un crecimiento del 5%, 'es legítimo que contribuya al esfuerzo a favor de los abandonados a su suerte de este fenómeno, cuyos frutos están muy mal repartidos'. Sin embargo, el punto de mira de la industria es ahora el alza del precio del petróleo.

El sector ya ha hecho saber que es contrario al proyecto. 'Soy consciente de la importancia de contribuir al desarrollo de los países, pero creo firmemente que contribuyo más si viajo allí que si no viajo y pago impuestos', ha explicado el presidente y consejero delegado de Lufthansa, Wolfgang Mayrhuber.

Y Francia ha fracasado en su intento de recabar apoyos que graben su idea en el mármol. Una vez fallido su intento de darle voz a través de la UE, el presidente francés ha organizado una conferencia internacional de dos días en París que concluyó ayer y en la que han participado hasta 93 países y el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Por ahora Brasil, Chile, Noruega, Argelia, Reino Unido, Madagascar, Chipre, México, Congo, Luxemburgo, Mauricio, Costa de Marfil, Jordania y Nicaragua han suscrito el proyecto. Claro que el poder adquisitivo de algunos de estos países dificulta una aplicación internacional, como quiere Francia. El apoyo alemán, que sería de gran ayuda, duda. Por su parte, España reiteró su negativa ayer en París, si bien ha propuesto la reducción de los costes de las transferencias que los trabajadores extranjeros envían a sus familias en sus países de origen.

El continente africano, principal destinatario de los 200 millones de euros que Francia espera recaudar, se dice solidario con la búsqueda de otros mecanismos de financiación del desarrollo. El presidente congoleño, Denis Sassou Nguesso, lanzó en París dos: 'Un impuesto sobre las armas de guerra o sobre las transacciones financieras internacionales'.

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