Estado eléctrico llega hoy a Netflix, así es la producción más cara en la historia de la plataforma
Ha sido dirigida por los conocidos hermanos Russo


En el mundo del cine, hay producciones que marcan un antes y un después. Estado Eléctrico, la última apuesta de Netflix, se perfila como una de ellas… al menos por el precio que ha tenido crearla. Con un presupuesto que roza los 300 millones de dólares, esta película se ha convertido en la más cara en la historia de la plataforma de streaming, situándose entre las producciones más caras de todos los tiempos.
De esto va Estado eléctrico
El largometraje, inspirado en una novela gráfica de 2018, transporta a una versión alternativa de los años 90, donde los robots han sido parte de la vida cotidiana durante casi cuatro décadas. El guion, escrito por Christopher Markus y Stephen McFeely (colaboradores habituales de los Russo), presenta un mundo poblado por máquinas peculiares, desde cubos de palomitas animatrónicos hasta sillas de barbería parlantes.
La historia de Estado eléctrico se desarrolla principalmente después de una guerra entre humanos y robots que costó innumerables vidas. A pesar de este trasfondo sombrío, el tono de la película se mantiene sorprendentemente alegre, rozando lo forzado. Los personajes hablan con un estilo sarcástico y lleno de ocurrencias, un sello característico de las producciones de los creadores.

Estos, por cierto, son Joe y Anthony Russo, conocidos por dirigir algunas de las películas más taquilleras de Marvel como Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame, son los responsables de este ambicioso proyecto. Su experiencia en el manejo de grandes presupuestos y crear contenidos con efectos especiales los convierte en la elección ideal para Netflix. Eso sí, habrá que ver si el peso de las expectativas y la presión por entregar un producto a la altura del presupuesto invertido podrían estar afectando su enfoque artístico.
Espectáculo visual vs. profundidad narrativa
Una de las críticas más comunes a las superproducciones modernas es la dificultad para identificar en qué se ha invertido el presupuesto. En el caso de Estado eléctrico, al menos visualmente, el dinero se hace notar. Gran parte de la acción transcurre en el “Ex”, una zona árida del suroeste americano convertida en reserva para los robots derrotados. Aquí, cientos de ellos, diseñados con gran detalle, se han reunido en un centro comercial abandonado.
La película ofrece secuencias de acción impresionantes, con coches colisionando contra rascacielos y guaridas subterráneas llenas de objetos de contrabando. Habrá que ver si esto se acompaña de algo que cada vez es más escaso en el cine actual: imaginación -más allá de los efectos especiales- y diversión genuina, como la que se pudo ver en cintas como Guardianes de la Galaxia, por ejemplo.
Lo cierto es que en la creación existen elementos que apuntan a ser divertidos (ojo, que viene un pequeño, muy pequeño, spoiler), como la revelación de que el líder del levantamiento de los robots era una mascota comercial familia: un cacahuete humanizado con sombrero de copa y monóculo. Es de esperar que estos sean aprovechados por los Russo para poner su poso al sacar partido a este tipo de situaciones.
Narrativa que puede quedar aplastada por la acción
Millie Bobby Brown interpreta a Michelle, una adolescente rebelde del sistema de acogida que perdió a toda su familia en un accidente de coche justo antes de la guerra. Por varias razones, esta se convence de que su hermano menor sobrevivió al accidente y está controlando remotamente a un robot llamado Cosmo, un humanoide metálico sonriente con un tupé al estilo de Bob’s Big Boy.
Chris Pratt, por su parte, es un contrabandista que está en la zona de exclusión -acompañado por un androide de lo más peculiar- y que, por diferentes situaciones que se dan, acaba por ayudar a Michelle. Y, con esto, se genera el germen de lo que va ocurriendo en la pantalla.

Estado eléctrico apunta a beber mucho de Ready Player One de Spielberg, otra película ambientada en un mundo construido a partir de desechos de la cultura pop y propiedad intelectual conglomerada. Hablamos de una distopía que debes comprobar si los Russo la han tenido en cuenta y le dan la importancia que puede tener (especialmente al valorar todo con el paso del tiempo).
Estado Eléctrico es una creación que permite a los Russo tener en sus manos los juguetes más caros del mundo, y falta por ver si los sacan partidos o dejan una película con poca alma… algo que puedes descubrir desde hoy mismo en la plataforma más grande del mundo. Netflix ha apostado fuerte, pero solo el tiempo dirá si esta inversión realizada logrará unas cifras que sean adecuadas. Sea como fuere, no olvides disfrutar de esta película con tu buena dosis de palomitas, ¡da para ello!