Italia condena a Apple por la obsolescencia programada en sus iPhone
Los californianos tendrán que pagar una multa.
Seguro que os acordáis de aquella polémica que se vivió hace un par de años alrededor de la obsolescencia programada de Apple en sus iPhone, a cuenta de la vida de sus baterías. Algo que los de Cupertino vendieron como protección del usuario por la degradación de las pilas, y se tradujo en varias demandas que la acusaban de empujar a sus clientes a comprarse nuevos terminales.
Según los de Tim Cook el problema se encontraba en la vida útil de la batería, que con el paso de los años se degrada y para evitar que quedara inutilizada completamente, o que su autonomía se redujera de forma drástica, recurrieron a empeorar el rendimiento, lo que provocaba que iOS se ejecutara de forma más lenta y que apps que habíamos utilizado sin problemas, de repente se convirtieran en un auténtico suplicio.
Condena ya en firme
Aunque el proceso ya había terminado en condena hace algunos meses, no ha sido hasta ahora que la apelación de los californianos en un tribunal italiano ha terminado confirmando la condena inicial. De esta manera, tendrán que pagar alrededor de diez millones de euros por estos perjuicios ocasionados a los usuarios de los terminales más antiguos que se vieron afectados por los cambios en la gestión de la batería de iOS.
La condena fue posible gracias a las pruebas realizadas por investigadores independientes a finales del año 2017, cuando descubrieron que Apple desaceleró el rendimiento en una serie de modelos de iPhone para, supuestamente, gestionar mejor el rendimiento, autonomía y degradación de la batería. Cuando en realidad, lo que se estaba deteriorando era la capacidad del teléfono para operar con normalidad.
Es más, producto de esa investigación, se demostró que muchos usuarios que vieron cómo sus terminales dejaban de ser operativos para la mayoría de sus tareas, acabaron comprando nuevos iPhone, lo que vendría a reforzar esa idea de que la obsolescencia programada de los de Tim Cook surtió efecto. Ahora bien, ¿todo fue producto de una estrategia planificada o una consecuencia no prevista?
Producto de esa polémica, Apple puso en marcha a los pocos meses un programa de reemplazo de baterías a un precio de 29 euros, que cubría todos esos modelos afectados por un rendimiento deficiente tras las actualizaciones. Decisión que, desde el principio, los de Cupertino tendrían que haber puesto en manos de sus clientes: ¿prefiere perder autonomía y mantener el rendimiento del teléfono o seguir con un smartphone plenamente funcional cambiando la batería a un precio más rebajado?