Gmail: cómo cambiar la fuente, tamaño y color de texto por defecto
Os contamos cómo cambiar por completo el diseño de nuestros mensajes para darles un toque más fresco
La herramienta de correo de Google es sin duda una de las más importantes actualmente, por no decir que es la que más se utiliza en todo el mundo. De hecho se estima que la herramienta la usan más de mil millones de personas en todo el mundo. Pues bien, con todos estos datos en la mano, es evidente que cada truco o tutorial para llevar a cabo determinadas tareas, cobra una dimensión importante. Y en esta ocasión vamos a hablar de una tarea que seguramente se os haya pasado alguna vez por la cabeza al utilizar la herramienta de correo. Como es el cambio de la fuente del texto de los correos electrónicos.
Dale un toque diferente a los correos de Gmail
La fuente es el elemento esencial de todo correo electrónico, por lo que modificar este aspecto puede cambiar mucho la experiencia de uso de la aplicación, tanto para bien como para mal, ya que no siempre vamos a acertar con el diseño de la fuente. Pues bien, para poder cambiar este aspecto de Gmail, debemos entrar en la configuración, pulsando en la tuerca que vemos en la parte superior derecha de la bandeja de entrada de Gmail. Ahora lo que debemos hacer es descender en el menú hasta encontrar la sección que queremos modificar.
Esta es la de “Estilo de texto predeterminado” en la que podremos modificar la apariencia del texto dentro de la herramienta de correo. Una vez en este lugar de la configuración, debemos seleccionar la nueva fuente por la que queremos cambiar el texto. Como es lógico, las fuentes disponibles dependerán de las que hayas instalado previamente en el ordenador. En este menú, además de la fuente, podemos elegir entre cuatro tamaños de visualización, pequeño, normal, grande y enorme.
Además podemos elegir también el color del texto, entre muchas tonalidades disponibles. De esta forma podemos hacer que el texto de nuestros correos sea completamente diferente a lo que encontramos en los mensajes de otros usuarios, dándole un toque único y personal a cada email. Eso sí, tampoco hay que abusar de ello, ya que de lo contrario podemos conseguir que el texto del correo pueda ser ilegible o muy difícil de digerir para los remitentes.