¿Cúal es más caro de fabricar, el Samsung Galaxy Edge o el iPhone 6 Plus?
Siempre es un tema delicado hablar de cuanto cuesta fabricar un terminal. La suma suele hacer mella en el coste de materiales y ensamblado, pero también debería ponderar cosas como lo anunciado por Samsung durante la presentación del terminal en España, y es que se dejó hasta 3.000 millones de dólares en I+D para crear sus nuevos productos.
Hecha esta salvedad, se ha revelado en Re/Code el coste de producción por unidad de los nuevos Samsung Galaxy S6 Edge, que no sólo sorprendían por contar con un diseño innovador y grandes prestaciones el pasado MWC 2015, sino también porque sus precios partían de los 849 euros para el modelo de 32 GB, 949 euros para el de 64 GB y 1.049 euros para el de 128 GB. Unos precios superiores incluso a los del iPhone 6 Plus, que hasta ahora se erigía como el móvil más caro.
Sin embargo, es que el Samsung Galaxy S6 Edge cuesta bastante más de fabricar que el iPhone 6 y que el iPhone 6 Plus. Los teléfonos de Cupertino, de 64 GB, tienen un coste de 247 y 263 dólares respectivamente mientras que el Samsung Galaxy S6 Edge de 64 GB, el modelo medio, cuesta 290 dólares en partes y ensamblaje, lo que son cerca de 34 dólares más de lo que costaba el Samsung Galaxy S5 de los mismos 64 GB de capacidad.
El componente más caro, y no es ninguna sorpresa, es la pantalla curvada que cuesta cerca de 85 dólares por unidad. Lo siguiente de la lista es el procesador Exynos 7, con un coste de 29,50 dólares, seguido de cerca por la memoria DDR4 de 3 GB por 27 dólares o el chip de red de Qualcomm que cuesta 15 dólares.
Aún le faltan muchos gastos a estos costes
Ahora bien, como comentamos al comienzo, no se puede valorar que la empresa tenga todo el margen hasta el precio final de venta al público de beneficio. En esta suma se están dejando fuera gastos como son los de traslado, almacenaje, packaging - que también tiene su proceso de diseño -, campañas de márketing, y así un largo etcétera que hacen que Apple y Samsung pongan la etiqueta que ponen a sus productos.
Ahora bien, ¿podrían ser más baratos? Pues sí, muchas marcas chinas demuestran que es posible restringir los márgenes, a base también de cambiar el modelo de producción para fabricar poco y venderlo todo. Pero entonces entra en juego la volatilidad de las divisas y algunas, como OnePlus One o BQ ven tambalear su negocio y tienen que subir precios ante un dólar fuerte y un euro débil. Samsung y Apple se mueven en otra liga, con una producción constante de terminales, sus márgenes deben ser más amplios para asumir una posible pérdida.
Sin embargo, al final la cuestión es ¿necesitan bajar el precio para venderlos? Pues no. Las reservas del Galaxy S6 o las ventas del iPhone 6 lo demuestran. Primero, estamos hablando de empresas, que están en un negocio para hacer dinero ¿por qué deberían dejar de hacerlo? Y, segundo, porque también el público está dispuesto a pagar por el prestigio que tienen estas marcas, y de momento, no les faltan usuarios dispuestos a dejarse el importe que piden por sus productos y el prestigio o reconocimiento que éstos tienen. Así es la economía.