Así comprueba Sony si la avería de un Xperia es por culpa del usuario
Uno de los problemas más comunes de los teléfonos es su contacto con el agua, aunque ya hay algunos modelos de Sony, los Xperia, que son resistentes al agua aunque de manera limitada.
Precisamente en un laboratorio de Sony es donde se ha grabado el vídeo que se muestra a continuación y dónde nos han explicado el proceso que realizan desde allí para detectar si un terminal que presenta algún problema después de haberse sido sometido a una prueba de agua voluntaria o involuntariamente, presenta un problema de fábrica o ha sido culpa del usuario, con la consecuencia de que la avería la cubra o no la garantía.
Lo primero que hace el fabricante cuando recibe un teléfono del que se puede tener sospechas de un mal uso por parte del usuario es verificar visualmente si se aprecia algún daño en el terminal, signos de haber forzado la estructura, golpes o falta de alguna de las tapas.
Si aparentemente no hay ningún signo de este tipo que pueda hacer que se pierda la garantía del fabricante, se procede a verificar los testigos de humedad que el terminal tiene internamente en diferentes posiciones y que ayudarán a determinar si el teléfono ha sido mojado y de ser así, el grado en el que ha sido sometido al agua.
Para ello, lo primero que se hace es comprobar los testigos de humedad más próximos a las tapas, que de estar activados indica que el terminal se ha mojado. Estos testigos son originalmente de color blanco y cambian de color cuando tienen contacto con el agua. Si estos testigos están activados se puede afirmar que el teléfono por algún motivo se ha mojado internamente pero seguramente de una forma puntual.
Si los testigos situados en la parte más interna del teléfono también han cambiado de color entonces se están ante una situación en la que el terminal ha sido sometido durante mucho más tiempo al agua y de ahí que se haya llegado a mojar más profundamente.
A continuación el fabricante puede someter al terminal a una prueba de estanqueidad para asegurarse si el teléfono tiene alguna fuga por donde le pueda entrar el agua. Para esto, se le coloca al teléfono en un potro específico para cada modelo que está a su vez conectado a un software y a una bomba manual que permitirá hacer vacío sobre el teléfono. De no ser posible, se estaría ante la existencia de alguna fuga en el teléfono.
Para determinar la situación exacta de las posibles fugas, se hace el proceso contrario que es depositar el terminal dentro de un tanque de agua y insuflarle aire en lugar de sacárselo. De esta manera el aire saldrá por las fugas y el equipo técnico ya sabrá donde están localizadas para examinar si el daño causado en el teléfono es un fallo de fabricación o si por el contrario la culpa es del usuario.