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El impulso al valor de Xi se reflejará en las acciones chinas

Puede provocar paro e incluso agravar la deflación, pero beneficiará a la Bolsa

Los esfuerzos de Xi Jinping por construir una Bolsa fuerte darán un gran salto en 2026. El líder chino está decidido a impulsar los precios de los activos para contrarrestar la deflación. Su campaña para que las empresas suban sus pagos está elevando los retornos de los accionistas y respaldando una tendencia alcista en las acciones. Ahora está redoblando sus esfuerzos ...

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Los esfuerzos de Xi Jinping por construir una Bolsa fuerte darán un gran salto en 2026. El líder chino está decidido a impulsar los precios de los activos para contrarrestar la deflación. Su campaña para que las empresas suban sus pagos está elevando los retornos de los accionistas y respaldando una tendencia alcista en las acciones. Ahora está redoblando sus esfuerzos para poner fin a la competencia ruinosa, o involución. Esto debería de engrosar los beneficios corporativos en sectores como automóvil, baterías, cemento o porcino.

Durante décadas, las acciones chinas han ido a la zaga del rápido crecimiento del país. El PIB ha crecido a una tasa media superior al 8% anual desde 2000, pero la rentabilidad anualizada del MSCI China A Onshore asciende al 5,5% en el mismo periodo. Las medidas de estímulo de Pekín para evitar la crisis de 2008 provocaron un auge de las inversiones y un exceso de competencia que redujo los beneficios de las empresas; la mala asignación del capital se intensificó tras 2020, cuando las autoridades ordenaron a los bancos estatales que aumentaran los préstamos a los fabricantes para amortiguar el golpe de la crisis inmobiliaria. Pero la diferencia de rentabilidad podría reducirse pronto.

Las empresas chinas con gran liquidez están respondiendo a las peticiones oficiales de “mejorar su valor de inversión”. Preveían gastar 3,6 billones de yuanes (430.000 millones de euros) en dividendos y recompras en 2025, lo que supone un 20% más, y supera con creces el crecimiento estimado de los beneficios de las cotizadas chinas, situado en torno a un 5%, señala Kinger Lau, estratega de Goldman Sachs. La mejora de la rentabilidad también beneficia a los gobiernos locales con problemas de liquidez: las entidades estatales suponen la mitad del valor de mercado.

Las empresas que atiendan al último llamamiento de Xi para retirarse de las guerras de precios también reducirán los gastos de capital innecesarios y, a su vez, mejorarán sus flujos de caja para respaldar el alza de los pagos. Este cambio ya está en marcha: entre enero y octubre, la inversión en activos fijos de China cayó un 1,7% interanual, mientras que la actividad manufacturera en noviembre se contrajo por octavo mes seguido.

Los márgenes de beneficio deberían de mejorar a medida que baje la competencia de precios. Habrá una nueva ganancia inesperada si las empresas logran expandirse al extranjero, donde pueden cobrar más por sus productos. Fabricantes de automóviles como BYD, Nio y Geely saldrán ganando.

La campaña de China contra la involución a corto plazo provocará pérdidas de empleo e incluso podría agravar la deflación si las empresas se retiran de la inversión productiva. Pero, mientras Xi siga adelante, las acciones se beneficiarán.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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