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El alza de los mercados ofrece a Europa la oportunidad de arreglar los ‘cocos’

Es un buen momento para proponer una reorganización de un producto que no ha funcionado bien en las crisis

El mercado europeo de deuda bancaria híbrida parece estar listo para un replanteamiento. El producto contingente convertible, coco, no logró cumplir su función de absorber pérdidas antes del colapso de Credit Suisse. Con los organismos reguladores eur...

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El mercado europeo de deuda bancaria híbrida parece estar listo para un replanteamiento. El producto contingente convertible, coco, no logró cumplir su función de absorber pérdidas antes del colapso de Credit Suisse. Con los organismos reguladores europeos estudiando cómo mejorar las normas de capital bancario, el mercado está en plena ebullición. Es un buen momento para proponer una reorganización.

Los cocos, conocidos técnicamente como valores adicionales de nivel 1 (AT1), surgieron tras la crisis financiera de 2008, que obligó a los Gobiernos a rescatar a los tenedores de bonos. La esperanza era que un nuevo tipo de capital híbrido pudiera absorber las pérdidas mucho antes de que un banco quebrara. Los mecanismos incluyen no pagar cupones o convertir en acciones cuando los niveles de capital caen por debajo de un umbral determinado.

El crecimiento del mercado, que CreditSights estima en unos 220.000 millones de euros en Europa, alivió el coste de la creación de reservas de capital bancario. Esto se debe a que los rendimientos que suelen exigir los inversores están muy por debajo del coste de capital de dos dígitos de las entidades.

Pero los cocos no han funcionado bien en las crisis. Credit Suisse siguió rescatando bonos y pagando cupones en el periodo previo a su quiebra, al igual que el Banco Popular, que quebró en 2017. La amortización de AT1 de la entidad suiza, como parte del acuerdo de rescate de UBS de 2023, sorprendió a los inversores y reveló un desajuste entre la forma en que los reguladores y los tenedores de bonos veían los valores.

En términos más generales, el punto en el que los cocos se convierten o cancelan, con un ratio de capital ordinario de nivel 1 (CET1) del 5,125% en algunas jurisdicciones, es absurdamente bajo. Es difícil imaginar que una entidad crediticia se recupere con un nivel de capital tan bajo.

La gran pregunta a la que se enfrentan ahora los reguladores es si abolir el producto por completo, como ha hecho Australia, o reformarlo. La próxima oportunidad podría llegar tan pronto como hoy, cuando el Banco Central Europeo publique sus recomendaciones para simplificar las normas de capital bancario.

Prohibir los AT1 puede resultar tentador. Incluso los bancos italianos y españoles, históricamente azotados por las crisis, están obteniendo ahora altos rendimientos, lo que significa que, con el tiempo, podrían sustituir el capital híbrido por capital ordinario. El problema es que esos beneficios pueden caer junto con los tipos de interés. Y los bancos de Francia y Alemania no están ni mucho menos tan saneados.

Además, todavía hay mucho margen para mejorar los cocos. Elevar el umbral de amortización hasta al menos un 7% de ratio CET1 es una obviedad. Los organismos de control también podrían disuadir a los bancos de amortizar los valores antes de tiempo, una práctica habitual que crea una expectativa en el mercado que puede ser peligrosa cuando se rompe. La medida más controvertida sería garantizar que los cupones puedan desactivarse o pagarse en capital fresco cada vez que un banco empiece a tener dificultades, por ejemplo, tras acumular varios trimestres de pérdidas.

Es probable que estas medidas obliguen a los inversores a exigir mayores rendimientos de los cocos. Sin embargo, seguirían comprándolos. En la actualidad, los inversores cobran alrededor de 2,6 puntos porcentuales por encima de los bonos del Estado por mantener AT1, según los índices ICE, lo que supone un descenso de unos 80 puntos básicos desde principios de año. Según los analistas, este diferencial se encuentra cerca de mínimos históricos. El mensaje implícito es que los inversores en bonos podrían asumir un poco más de riesgo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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