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Las claves: el caso de las pensiones en España es un ejemplo de cómo morir de éxito

No es que los jubilados españoles sean más convincentes, ni los legisladores más manirrotos

España es uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo. Eso, que es un triunfo por sí mismo (tiene que ver con que su clima sea templado, como bien saben los turistas y residentes extranjeros que atiborran el país), tiene sus contrapartidas. Una de ellas es que hay un mayor número de jubilados a los que hay que pagar pensión, porque la edad de retiro no ha aumentado en paralelo a la longevidad. Esa mayor cantidad de pensionistas hace, a su vez, que tengan un mayor peso en el electorado, con lo que los políticos tienden a atender más sus reclamaciones, fomentando que las pagas hayan mantenido en las últimas décadas su poder adquisitivo en mayor medida que los sueldos, tanto públicos como privados.

El sistema de pensiones español es uno de los más generosos e insostenibles de la OCDE. Pero no es que los jubilados españoles sean más convincentes, ni los legisladores más manirrotos. Simplemente, es una consecuencia lógica del éxito. Es como suelen agrietarse las sociedades: a base de no abordar los problemas por exceso de confianza en los triunfos pasados.

Un nuevo desafío de Putin a la inoperancia de la OTAN

La entrada de varios drones rusos en el espacio aéreo de Polonia, lejos de ser un error, es una prueba. El ejército de Putin fuerza así la tolerancia de la OTAN a sus desafíos, como viene haciendo en la última década. Paso a paso, dron a dron. La respuesta, aunque rápida, deja en evidencia que la Alianza quizá no esté especialmente preparada para este tipo de ofensivas y abre un nuevo capítulo en su tensa relación con Moscú. Es difícil ser optimista cuando su secretario general, el holandés Rutte, se desvive en genuflexiones hacia el presidente de EE UU, que tan buena relación tiene, o eso dice, con su homólogo ruso.

Es difícil no hacer nada a gusto de todos

Hay veces en la vida, y más concretamente en la de un encargado de política monetaria, que es mejor no hacer nada. El Banco Central Europeo y su presidenta, Christine Lagarde, adoptarán hoy esa premisa, previsiblemente, y dejarán intacto el precio del dinero, que ha estado muy alto en los últimos tiempos y que ahora encuentra cierto reposo. Hacer algo –subir o bajar tipos, parece hasta simple– corre el riesgo de alborotar una eurozona que, aunque se ha relajado en lo que a los precios se refiere, tiene no pocas espadas de Damocles colgando sobre su cabeza. La más importante, quizá, sea la que cuelga sobre Francia –país de origen de Lagarde–, sus sucesivos Gobiernos y sus maltrechas finanzas públicas. Es difícil no hacer nada a gusto de todos.

La frase

El Gobierno no va a caer ni de coña
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo

Las acciones ‘tokenizadas’ viven en el margen... por ahora

Las acciones tokenizadas son el último invento del universo cripto. Permiten operar con tokens respaldados por las acciones reales, pero cuyo valor puede ser una fracción del título original. Hay riesgos de inestabilidad en la cotización para los que operan en el ámbito alternativo, y riesgos de liquidez para los mercados tradicionales.

El precedente del bitcoin y otras criptomonedas hace pensar que, más pronto que tarde, serán los actores clásicos los que integren esta nueva fórmula, que, bien gestionada, no tiene por qué generar grandes problemas. Eso sí, al aumentar la regulación, aumentarán también los costes, hasta que se encuentre un punto de equilibrio entre la innovación y la seguridad.

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