Las claves: Novo Nordisk sufre los efectos del éxito de su remedio
Los fabricantes de medicamentos para perder peso no saben si reír o llorar
Los fabricantes de medicamentos para perder peso no saben si reír o llorar, dados los múltiples acontecimientos que se están produciendo en torno a estos exitosos fármacos. Precisamente de éxito está muriendo, en parte, Novo Nordisk, que afronta una creciente competencia legal, de compuestos similares a Ozempic, pero también ilegal, en forma de imitaciones que se han introducido en el mercado de Estados Unidos, primero de forma ortodoxa, puesto que la legislación permite que se hagan copias cuando los originales escasean, pero ahora de forma fraudulenta. Ello, junto a la falta de previsión en cuanto a capacidad manufacturera, y el temor a los aranceles de Donald Trump, está castigando a la empresa danesa en Bolsa. Pero hay elementos que tiran del otro lado de la cuerda, como la posibilidad de que los sistemas sanitarios los incluyan en su catálogo de subvenciones. En el caso de EE UU, sería llamativo, puesto que su secretario de Salud, Robert F. Kennedy, es más bien partidario de abordar el problema de la obesidad desde el punto de vista de la alimentación. Los inversores, pues, deben seguir su instinto para adivinar lo que sucederá.
Se busca responsable de estadística riguroso y servil
Dice Trump que anunciará en unos días al nuevo director de la Oficina de Estadística, después de haber despedido de forma fulminante a la anterior por los malos datos del empleo. Malos porque no son positivos, no tanto por mala praxis en su recabación o publicación. No debe ser fácil encontrar candidatos dotados del oxímoron profesional de rigor y servilismo, aunque al presidente de Estados Unidos palmeros no le faltan. Solo hay que ver las ruedas de prensa de los miembros de su Ejecutivo. Cargo a cargo, declaración a declaración, la primera potencia del mundo adquiere la condición de mercado emergente. Y así la tratan los inversores.
Captar la atención del hombre más rico del mundo no es barato
De Elon Musk se puede afirmar que no ha sido un gran político –si es que alguna vez se ha ganado esa condición– y que no debe ser la persona más fácil en el trato personal, pero es indudable que es un hombre con visión, y eso vale dinero. Conseguir mantener su atención en una compañía, a juzgar por los acontecimientos de ayer, vale, concretamente, 29.000 millones de dólares, lo que cuestan los 96 millones de acciones que Tesla le ha otorgado como remuneración. A pesar de que la compañía tiene el beneficio en caída libre –o quizá justo por ello–, ha decidido otorgar a su CEO esta zanahoria, para que tenga más carne en el asador y no deje de tirar del carro. Es difícil mantener la atención del hombre más rico del mundo. Y caro.
La frase del día
Hay que gestionar con cuidado cualquier retórica en materia nuclear. No querríamos vernos envueltos en controversias de este tipo. En una guerra de este tipo no hay ganadoresDmitri Peskov, portavoz del Kremlin
Una epidemia colorida y de lo menos silenciosa
Pasea uno por cualquier ciudad y, si se fija, ve que, cada tanto, se encuentra un local con un luminoso rótulo, de colores vistosos, pero entrada cerrada, y sin acceso visual al interior. Son casas de apuestas, pequeños casinos que se multiplican en las ciudades, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Consumo. No es raro, también, que una búsqueda de cualquier contenido deportivo en internet acabe resultando en un anuncio de esas casas, con sus jugosas ofertas iniciales. Sobre el peligro del juego, una epidemia nada silenciosa, ya advirtió Dostoievski –un gran ludópata– en el siglo XIX: “Quizás estas sensaciones múltiples, lejos de saciar el alma, no hacen más que irritarla y hacer que exija sensaciones nuevas, cada vez más intensas, hasta el agotamiento total”.