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Cinco Días

Si no tenemos las viviendas que necesitamos, ¿por qué no las imprimimos?

Se trata de una fórmula alternativa a la construcción modular que permite mayor variedad en el diseño

Una mujer pasa junto a una inmobiliaria en Santander.

Puede ser una manera provocadora de abrir un debate tan encendido, que ha calentado la madre de todas las batallas políticas en este comienzo de año. Primero, el Partido Popular (PP), en boca de su líder, propuso 10 medidas para solucionar la que ya se ha convertido en la principal preocupación de los españoles. Al día siguiente fue el propio presidente del Gobierno quien lanzó 12 propuestas para plantar cara a uno de los desafíos más trascendentales que encaramos como sociedad.

En la hoja de ruta que han trazado unos y otros hay diferencias significativas, pero la receta contiene algunos ingredientes que podrían servir como denominador común. Y es que el diagnóstico deja poco lugar a las dudas: en España urge aumentar la oferta de viviendas para empezar a plantear soluciones a un tremendo problema económico y un auténtico drama social. Hay problemas complejos que no admiten soluciones simples y que deben abordarse desde un punto de vista multidimensional.

Entre las numerosas medidas, se anunció el lanzamiento de un Perte para la innovación y modernización de la construcción industrializada y modular en España. El objetivo: construir casas en menos tiempo y con menos costes. A priori, se desarrollaría en la provincia de Valencia para acelerar las labores de reconstrucción tras la dana. Un objetivo que debería unirnos como país, alejarnos del ruido político, sin permitirnos bajar los brazos.

Las compañías que conformamos el sector de la construcción no podemos sino respaldar toda apuesta que haga la industria para avanzar en su digitalización y sostenibilidad. Sabemos que la construcción industrializada y modular puede ahorrar tiempo y recursos para cumplir con los ambiciosos objetivos que se ha marcado el Gobierno en materia de vivienda e infraestructuras.

Y conocemos de primera mano la tecnología que permitirá hacer posible este salto: la impresión 3D, pues contribuye a impulsar la prefabricación sin necesidad de recurrir al copia-pega; es decir, permite acelerar los procesos de construcción salvaguardando la calidad y los diseños personalizados, así como atendiendo a las necesidades y particularidades arquitectónicas de cada hogar.

Entiendo, y comparto, el reto y la necesidad de construir más con menos. Y de manera más rápida. Pero para ello hay algunas alternativas al típico prefabricado modular, que tendría como resultado la similitud entre todas las viviendas construidas.

En este sentido, gracias a la impresión 3D y a los profesionales de la arquitectura, se puede facilitar el acceso de jóvenes y colectivos vulnerables a viviendas adecuadas a cada necesidad en términos de accesibilidad, orientación… Sin renunciar a la dignificación de la vivienda que aporta la arquitectura.

Pero la impresión 3D, una de las patas más importantes de la construcción 4.0, también permite hacer frente a otro de los más graves problemas que sufre el sector en la actualidad: la falta de mano de obra.

Hoy día ya no tenemos a los trabajadores que necesitamos, y en los próximos meses menos aún. Por eso las empresas debemos esforzarnos en lograr la atracción y retención de talento, sobre todo, ante los jóvenes, lo que podemos conseguir si reforzamos nuestra apuesta por la digitalización, la innovación y la sostenibilidad.

La impresión 3D de hormigón para la construcción –junto con la economía circular o la descarbonización– nos ayudará a alinearnos con las demandas actuales de la sociedad para captar a los trabajadores que necesitamos. Y también puede ayudar, no lo duden, a acelerar la construcción industrializada y modular.

En definitiva, el desarrollo de la impresión 3D puede contribuir a acercar los objetivos marcados en materia de vivienda y los compromisos contraídos con las autoridades comunitarias en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Así pues, ¿por qué no imprimir para construir el futuro? No es ciencia ficción.

Víctor Martínez es responsable de fabricación aditiva y nuevos materiales del departamento de I+D de Cementos La Cruz

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