Unicaja, de la paz interna al crecimiento

La ambición en la hoja de ruta y la buena salud del banco debe ser celebrada en un entorno de posible consolidación del sector

Isidro Rubiales, consejero delegado de Unicaja Banco.Pablo Monge

Los resultados publicados esta semana por Unicaja suponen un paso de enorme relevancia en el proceso de normalización que ha vivido la entidad financiera desde que Isidro Rubiales asumiera la gestión de la entidad en agosto de 2023. Su desembarco, y el posterior de José Sevilla como presidente, sirvieron para zanjar una crisis de gobernanza de notable envergadura, cuyo germen radicaba en los acuerdos de fusión alcanzados en su día con Liberbank y el problemático reparto de poder en la casa. Tras la necesaria bajada de decibelios, el año 2023 arrojó unos guarismos inferiores a los del resto del sector, con una caída del 4% interanual del beneficio, lastrado por el impuesto temporal a la banca y, sobre todo, por los deterioros de activos improductivos asumidos en el balance. Un saneamiento lógico y esperado por parte de quien aspira a iniciar una nueva etapa.

De este modo, 2024 es el primer ejercicio que permite medir las bondades del cambio. No son pocas. La entidad registró más del doble de beneficios que el año anterior, con 573 millones de euros, y arrojó una mejora sustancial de los ingresos con el viento de cola de los tipos. Para apoyar el nuevo momento, el equipo gestor aprovechó para lanzar un nuevo plan estratégico de cara a 2027. Durante el trienio, la sociedad plantea una fuerte alza del dividendo y una decidida mejora de la rentabilidad. Durante esos años, la firma malagueña aspira a acumular un beneficio de 1.600 millones –con un pay-out (porcentaje que se dedica a remunerar al accionista) del 60%– y a obtener una rentabilidad sobre fondos propios, hasta ahora uno de los talones de Aquiles de la entidad, por encima del 10%, en torno al 13%.

La ambición en la hoja de ruta y la buena salud del banco, el quinto por capitalización en el Ibex, debe ser celebrada en un entorno de posible consolidación del sector. No en vano, el mapa bancario puede menguar radicalmente si BBVA terminar por absorber Sabadell. El propio Rubiales abría la puerta en la última presentación de resultados a jugar un papel en ese nuevo escenario, no tanto por la vía de una operación corporativa, sino más bien para crecer a la estela de la opa con las posibles desinversiones de parte del negocio que puedan imponer las autoridades de competencia.

No es tampoco despreciable el papel desempeñado en esta última etapa por la Fundación Unicaja, tanto como vector pacificador como garante de estabilidad futura con su 30% del capital. Lejos de politizaciones pasadas y con un enfoque estrictamente profesional, centrado en el negocio, su rol ha sido clave para enderezar la nave. Lograda la paz interna, toca consolidar el crecimiento.


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