Las claves: el planeta se dispone a seguir el imparable ritmo de Donald Trump
El cambio del discurso de algunos políticos, y muchos empresarios de Estados Unidos, refleja el imponente giro de guion
El laborista ministro de Exteriores de Reino Unido, David Lammy, alabó ayer el carácter “divertido” y “generoso” de Donald Trump, al que hace seis años había calificado de “sociópata” y “neonazi”. El cambio del discurso de algunos políticos, y muchos empresarios de Estados Unidos, refleja el imponente giro de guion –aunque sobre todo de estética– que supone el retorno a la Casa Blanca del republicano, quien, por otra parte, es el primero que cambia a menudo de punto de vista –en temas como los criptoactivos– o de partido: en 1987 se registró como republicano, luego pasó a independiente, después a demócrata, y más tarde a republicano de nuevo. Se comprende que los observadores no se crean del todo muchas de las cosas que promete.
En realidad, en su carrera solo ha tenido una obsesión clara: el proteccionismo. Su triunfo es casi absoluto en ese sentido, pues el mundo lo ha adoptado en pocos años –y su predecesor, Joe Biden, por encima de todos–. Trump puede seguir bailando al ritmo de YMCA, la canción de Village People que se ha convertido en sorprendente himno del trumpismo. Al resto del planeta, sin embargo, le costará seguirle el paso.
El Estado del bienestar tiene los pies de barro
Acierta Thomas Buberl, CEO de Axa, al señalar que buena parte de la cohesión social se mantiene gracias al gasto público, y que está en riesgo a medida que los Estados siguen endeudándose. Es verdad que, en las sociedsades envejecidas, los conflictos adoptan un tono más pausado que en las que tienen un mayor número de jóvenes. Y que en las sociedades occidentales, el nivel de vida es lo suficientemente elevado como para que no compense romper el orden establecido. Pero hay un caldo de cultivo en forma de bienestar con pies de barro que los Gobiernos no están haciendo nada por abordar; de hecho, no hacen más que alimentarlo.
¿A quién beneficia la exención del IRPF a los caseros?
Casi 1,4 millones de arrendadores sacarían rédito de la bonificación fiscal del 100% del IRPF propuesta por el Gobierno para falicitar el acceso al alquiler en España. La medida beneficiaría, en fin, a rentas medias: las bajas no tributan, así que les resulta indiferente. Y para las altas, que suelen alquilar inmuebles más caros, no les compensa ceñirse al precio de referencia, que es más bajo que el de mercado. La idea es potenciar de alguna manera la oferta, en lugar de subvencionar la demanda para impulsar, aún más, los precios. Pero la forma es discutible: no se entiende que se subvencione a caseros en zonas no tensionadas, en el enésimo desplazamiento de rentas a quien no las necesita. Veremos si acaba beneficiando a quien supuestamente debería: el arrendatario.
La frase
La ‘tecnocasta’ de Silicon Valley está tratando de usar su poder omnímodo sobre las redes sociales para controlar el debate público y la acción gubernamental de todo OccidentePedro Sánchez, presidente del Gobierno
La comida no solo alimenta el cuerpo
Hay una práctica, conocida como alimentación emocional, en la que una persona come, no para satisfacer el hambre, sino para hacer frente a emociones negativas. Atracón por ansiedad, rabia, soledad o, incluso, aburrimiento. La comida, aunque algún pragmático la limite a algo tan físico como “gasolina para el cuerpo”, tiene mucho de psicológico. Nadie lo ha resumido mejor que Marcel Proust en su En busca del tiempo perdido, cuando algo tan simple como un mordisco a una magdalena mojada en té hace viajar al protagonista hasta la casa de su tía, el jardín, sus flores, los caminos, la plaza y la iglesia de su pueblo y, en fin, su infancia: “Todo eso sale de mi taza de té”, concluye. Para bien o para mal, la comida no solo alimenta el cuerpo.