2025 o cómo encontrar oportunidades de inversión en un mundo de anomalías

La liquidez y el corto plazo pueden ser buenas opciones si se opta por la prudencia

Panel del índice Dow Jones, en la Bolsa de Nueva York, el 6 de noviembre, tras las elecciones de EE UU.Andrew Kelly (REUTERS)

El mundo se está volviendo cada vez más complejo e impredecible. Pero estas incertidumbres no implican que no haya oportunidades; solo hay que saber identificarlas. El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos jugará un rol clave, con medidas que pueden traer beneficios inmediatos, pudiendo también conllevar ciertos riesgos a largo plazo. Los mercados seguirán moviéndose en un entorno de incertidumbre geopolítica, grandes excedentes de capital y reacciones cada vez más impredecibles de los inversores. En general, estamos pasando de una fase relativamente estable y previsible a una caracterizada por mayor incertidumbre y volatilidad.

Las perspectivas apuntan a un escenario de aterrizaje suave en EE UU, con una inflación en descenso y una mejora gradual de los mercados, que crearán un entorno favorable para la inversión. Sin embargo, dados los retos y posibles cambios en variables clave, es fundamental comprender todos los escenarios posibles. El punto de partida es un mercado de acciones americano en niveles elevados, un dólar fuerte y unos tipos de interés aún altos. Estas condiciones han tensionado otros mercados globales, pero esto podría evolucionar a lo largo del próximo año.

Una de las principales fuentes de incertidumbre serán las decisiones de la nueva Administración Trump. Medidas como aranceles, reformas migratorias y recortes de impuestos pueden generar beneficios a corto plazo, pero también podrían implicar presiones a largo plazo. Por ejemplo, si bien los aranceles pueden impulsar inicialmente sectores específicos, haciendo repuntar el crecimiento, debemos observar sus efectos a lo largo del próximo año, que podrían sorprender a los mercados. Además, cabe la posibilidad de que la volatilidad afecte también a otras regiones como Europa, Japón o China, y cree divergencias entre ellas. Las políticas divergentes de los bancos centrales pueden complicar la situación, y podríamos ver fluctuaciones monetarias y mayor volatilidad de los tipos de interés.

En términos de PIB, destacan mercados del sur de Asia como India, que sigue creciendo a un impresionante 6%-7% anual. Indonesia y Vietnam también muestran señales de fortaleza. China, si bien ha estabilizado su crecimiento en torno al 4%, sigue siendo un actor clave, aunque a un ritmo más lento. Japón y algunos países del sudeste asiático presentan también oportunidades, y Japón se beneficia de reformas corporativas y políticas destinadas a crear un entorno más favorable para los accionistas. En cambio, es probable que Europa y Norteamérica enfrenten un crecimiento más lento, en torno al 1-%1,5%.

Volver a lo básico: la diversificación

En este contexto, es clave para el inversor volver a lo básico, empezando por la diversificación. La concentración o dependencia excesiva de un área, sector o estrategia aumenta la exposición al riesgo. Una cartera equilibrada, que distribuya el riesgo entre geografías y sectores, será clave para gestionar las incertidumbres del mercado. Otro punto importante será el equilibrio entre renta variable y renta fija; la proporción de una y otra depende de los objetivos personales y la tolerancia al riesgo de cada inversor. Por ejemplo, si se ahorra para un objetivo a corto plazo, como comprar una casa, conviene asignar una mayor parte de la inversión a bonos a corto plazo o mercados monetarios. Sin embargo, para objetivos a largo plazo, como jubilarse dentro de 20 años, la renta variable puede tener mayor protagonismo, aunque implique mayor riesgo.

A largo plazo, una cartera de renta variable diversificada suele batir a los bonos; por lo que, a mayor horizonte temporal, también cabe asumir mayor riesgo. Por tanto, será importante tener una estrategia clara y diversificar la inversión en diferentes categorías o clases de activos, según para qué se necesite: ahorro más conservador para afrontar emergencias y necesidades a corto plazo, inversiones a medio plazo, y estudiar en qué medida se pueden aprovechar oportunidades más arriesgadas a largo plazo.

En cuanto a las inversiones más prudentes para 2025, la liquidez y el corto plazo pueden ser buenas opciones. Se trata de un gran cambio respecto al pasado, cuando los tipos de interés eran negativos y mantener el dinero en cuenta corriente significaba perder valor. Ahora que los tipos de interés a corto plazo son más altos que la inflación, el efectivo y las inversiones a corto plazo pueden proporcionar retornos interesantes y, aunque esperamos que los tipos bajen ligeramente durante 2025, estas opciones seguirían siendo atractivas. A medio plazo, la renta fija sigue ofreciendo rentabilidades estables potenciales. Pero es importante ajustar continuamente la asignación en función del horizonte temporal para conseguir cierta rentabilidad. Diversificar la exposición y tener una visión equilibrada son claves para que esta estrategia funcione.

En los mercados de acciones, por su lado, existen compañías estables y financieramente sólidas que ofrecen dividendos atractivos que alcanzan a veces hasta el 6%-8%. La renta variable puede ser, por tanto, una opción para carteras a largo plazo, siendo selectivos y poniendo el foco en la calidad, estilo value y compañías con dividendos capaces de ofrecer retornos estables. Si nos fijamos en EE UU, sectores como los bancos regionales, el petróleo y gas y la defensa podrían beneficiarse de políticas de apoyo. La tecnología sigue siendo un área clave, aunque su desempeño dependerá de cómo gestionen las compañías sus inversiones.

En definitiva, el mercado se está volviendo más complejo e impredecible, pero existen oportunidades. Es necesario identificar cuidadosamente los puntos de luz, evitando segmentos saturados o tendencias que hayan tocado techo. De cara a final del año y 2025, debemos enfocarnos en los aspectos positivos que efectivamente existen. La clave es encontrarlos y utilizarlos de forma inteligente y prudente.

Vincent Mortier es director de inversiones del grupo Amundi


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