Las claves del día: Stellantis debe asumir que los consumidores no quieren gastar mucho en un coche

La reconversión del sector automovilístico está provocando graves trastornos en toda la industria, aunque hay ejemplos de que se puede salir adelante una vez atravesada la imprescindible crisis

Fábrica de Stellantis en Hordain, Francia.Pascal Rossignol (REUTERS)

Con pocas horas de diferencia, han cesado en sus cargos de consejeros delegados de Stellantis e Intel Carlos Tavares y Pat Gelsinger. Ambos casos tienen que ver con la creciente competencia de rivales de nuevo cuño: las empresas chinas y sus coches eléctricos por un lado, y la gigantesca Nvidia, por otro. La salida de Tavares coincide además con la transición en el Gobierno de Estados Unidos, que puede endurecer la política arancelaria con México, país clave para la producción de Stellantis.

La reconversión del sector automovilístico está provocando graves trastornos en toda la industria, aunque hay ejemplos de que se puede salir adelante una vez atravesada la imprescindible crisis. Renault pasó por el purgatorio, dejó en manos de su aliada Nissan el mercado chino, y, sobre todo, apostó por los modelos eléctricos e híbridos baratos, mercado que ha dejado de lado Stellantis en Estados Unidos. Dada la rápida evolución de la tecnología, los usuarios no están dispuestos a pagar más que lo necesario por un coche, el bien de consumo que más rápido se deprecia.

La carambola de Macron se cae... mientras la prima sube

La carambola macroniana del adelanto de las elecciones legislativas tras unas pobres europeas dejó una Asamblea Nacional de débiles mayorías, con una izquierda radical fuerte, pero no lo suficiente, y con una extrema derecha con voz como para condicionar la legislatura. Aliado con estos últimos, para gran indignación de los primeros, Macron consiguió confeccionar un Gobierno que ahora apunta a car en una moción de censura que apoyarán unos y otros. No es precisamente lo que uno entendería por una win-win situation, que dicen los anglosajones. La prima de riesgo, mientras tanto, sigue al alza. A la espera de la próxima carambola.

Ferrovial: un fracaso momentáneo y exitoso

El anuncio del traslado de Ferrovial a Países Bajos no solo supuso un enfrentamiento entre la constructora y el Gobierno, sino que, gracias a él, resucitó un género casi olvidado: el epistolar. En varias cartas, el Ejecutivo y Rafael del Pino intercambiaron sus impresiones sobre una operación que causó especial resquemor en La Moncloa, por las alusiones iniciales a la seguridad jurídica holandesa.

Con todo, la razón principal era poder cotizar en Estados Unidos y acceder así al Nasdaq 100, el gran índice tecnológico. Acabado noviembre, mes clave para entrar en el selectivo, sus posibilidades se hunden por el empuje de otros valores. Lo que sí que ha sido un éxito es reducir su factura fiscal por tener la sede en Ámsterdam, aunque no fuese una de las razones esgrimidas en las cartas.

La frase:

Tenemos que hablar no del futuro de Ucrania, sino de Europa y del mundo. Queremos un acuerdo general sobre el orden mundial. Trump quiere pasar a la historia; pronto cumplirá 80 años, es un abuelo. Putin tampoco tiene ya 50. Será el legado que ambos nos dejen
Konstantin Malofeyev, presidente del grupo de medios ruso Tsargrad

La áspera guerra de las redes sociales con los medios clásicos

La relación entre los medios de comunicación clásicos y las redes sociales siempre ha sido incómoda. No dejan de ser competidores por la publicidad; eso explica que plataformas como Twitter –por mucho que se empeñe Elon Musk, el nombre antiguo de X era mejor– escondan los posts con enlaces al exterior. Para más inri, un estudio señala que hay ataques coordinados a los medios en las redes y en los comentarios de las propias webs de aquellos. Se entiende, pues, que algunos medios se marchen a otras redes más cooperativas, como es –por ahora– Bluesky. Otros prefieren seguir dando la batalla desde dentro, con las dificultades expuestas. Con todo, conviene dar a lo que pasa en internet la importancia justa, y abrir de vez en cuando las ventanas para que corra el aire.

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