Golden visa: adiós a una medida poco estética
La causa última de la retirada de los visados parece más bien la enorme crisis de accesibilidad a la vivienda que atraviesan España y otros países
Se acerca el momento de hacer el balance definitivo sobre las golden visa, los permisos exprés para residir en España (y, por tanto, en la UE) que el Gobierno de Mariano Rajoy puso en marcha en 2013. Lo hizo a imitación de otros países y ahora, cuando algunos han dado marcha atrás, también el Congreso ha emprendido un paso decisivo: el pasado jueves aprobó la supresión de estos visados por motivo de inversión inmobiliaria o empresarial. El Gobierno había prometido ya en abril esta medida, que no será definitiva hasta que la Ley para la eficiencia de la justicia, que la lleva como enmienda, se apruebe.
Cuando se crearon los visados dorados, el contexto interior y exterior era muy diferente. Si algo hacía falta en las economías occidentales, y particularmente en la española por la crudeza con que golpeó el estallido de la burbuja inmobiliaria, eran estímulos. Todos los países buscaban atraer inversiones como fuera. Y así nació la Ley de apoyo a los emprendedores y su internacionalización. Esta facilitaba la residencia a trabajadores cualificados e investigadores cuya actividad fueran a desarrollar en España. O a emprendedores que fueran a montar un negocio.
Junto con estas figuras, se creaba el permiso de residencia para inversores, destinado a quienes compraran más de dos millones de euros en deuda pública, un millón en acciones de empresas españolas o en fondos de inversión constituidos en España, un millón en depósitos bancarios o medio millón en inmuebles. El mecanismo fue criticado desde el principio por ONG como Transparencia Internacional, que lo consideraban una vía privilegiada de acceso a la residencia y un posible coladero para personas vinculadas con casos de corrupción o blanqueo.
La opacidad con la que se han tratado los datos desde el principio no ha contribuido a despejar esas sospechas. Pero la causa última de la retirada de las golden visa parece más bien la enorme crisis de accesibilidad a la vivienda que atraviesan España y otros países. En ese contexto de dificultades para que las nuevas generaciones desarrollen un proyecto vital, es poco estético que las Administraciones, que poco han hecho hasta ahora para revertir la situación, fomenten la compra de casas por parte de extranjeros con alto poder adquisitivo. No está claro que esto resuelva el fondo del asunto, porque se trata de una gota en un océano y faltan datos para valorarlo. En lo que se conoce, con cifras hasta 2023, casi 15.000 personas accedieron a la residencia exprés por la vía inversora, el segundo motivo más común. Y ha ido a más con los años, conforme las condiciones de acceso a la vivienda se iban complicando.