Las claves del día: el tira y afloja entre Airbnb y Almeida, y la paradoja del teletrabajo
La plataforma propone no dar más licencias nuevas en el centro, el Ayuntamiento, limitarlos a edificios donde no convivan con vecinos
El tira y afloja entre el Ayuntamiento de Madrid y la plataforma de pisos turísticos Airbnb se intensifica. Desde el consistorio de José Luis Martínez-Almeida apuestan por limitarlos en el centro a edificios donde no convivan con vecinos –un plan infalible para que los fondos de inversión apuesten por la adquisición de edificios enteros en esa zona de la ciudad, y convertirla definitivamente en un parque de atracciones–, mientras que desde la plataforma proponen vetar los nuevos pisos turísticos en el centro para tratar de salvar su negocio.
El órdago, como en toda partida de mus, requiere de análisis: por un lado, y lo que puede beneficiar a Almeida, en realidad la inmensa mayoría de los anuncios que hay en Airbnb no tienen licencia (apenas 1.000 de las más de 15.000 anunciadas), y la mayor parte está en el centro, por lo que aceptar esta propuesta supondría un recorte importante de facto de las viviendas turísticas. Otra cuestión, claro, es que el Ayuntamiento no persigue como debería los pisos turísticos ilegales. Los que seguro que están contentos con la partida son los hoteles.
La paradoja del teletrabajo en la exitosa economía española
En España, apenas uno de cada diez empleados teletrabaja. La media, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), es de tres días a la semana, una métrica estancada desde hace cuatro años. El dato puede sorprender de primeras, toda vez que vivimos en la época de la revolución digital, o eso dicen los que saben. Luego, un breve análisis de la composición por sectores de esa economía española que va como un cohete, arroja un poco de luz al asunto. Es difícil servir platos combinados por correo electrónico. Tampoco ayuda parte de un empresariado que, en no pocas ocasiones, sigue anclado en el siglo XX.
El rechazo al dólar digital: libertad...o incapacidad de comprensión
El Partido Republicano estadounidense se opone a la creación de un dólar digital, a pesar de que el próximo presidente del país, Donald Trump, ha enarbolado los criptoactivos como una de las claves de su campaña. La razón que aducen los republicanos, con todo, no es especialmente contradictoria con la esencia de las criptos: los riesgos de intrusión de la Administración en la esfera privada del ciudadano. Pero hay que tomarlo con sus salvedades: Trump dijo de las criptomonedas que estaban basadas “en el aire” y que en EE UU solo había una moneda –que estaba “más fuerte que nunca”–: el dólar. Ahora es uno de los máximos defensores de las criptos. Otra opción no descartable es que los republicanos lo rechacen porque, como casi todo el mundo, no entienden cómo funciona.
La frase
La industria automovilística europea está colapsando y necesita una intervención inmediataAdolfo Urso, ministro de Industria italiano
Irse de X es casi tan difícil como de la mansión de ‘El ángel exterminador’
Twitter, es decir, X, puede ser lo más parecido a El ángel exterminador, la película de Luis Buñuel cuyos personajes son incapaces de salir de una mansión. Mucha gente estaba ya incómoda en esta red social incluso antes de que llegara Elon Musk, pero ahora las quejas son incesantes. Lo paradójico es que contribuyen a su influencia supuestos enemigos del fundador de Tesla, como Joe Biden o el entonces comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, que comunicaron su renuncia en la propia red. No es la única plataforma que alimenta los bajos instintos (intelectuales o físicos) de las personas, pero sí la más utilizada por los políticos y los periodistas. Alternativas como Mastodon y Bluesky (creada por el fundador de Twitter, Jack Dorsey), miran desde fuera de las rejas de la mansión.