Coldplay da un subidón a Hong Kong

El Gobierno de la ciudad quiere impulsar la tambaleante economía de la ciudad

De izquierda a derecha, Jonny Buckland, Chris Martin, Will Champion y Guy Berryman, de Coldplay, en Pasadena (California, EE UU), en 2023.Monica Schipper (Getty Images)

La economía de Hong Kong se tambalea, pero el Gobierno quiere ayudar... con todo lujo de detalles. El plan del jefe de la ciudad, John Lee, incluye flexibilizar las normas hipotecarias, agilizar las OPV y reducir el impuesto sobre el alcohol.

Muchos sectores están sufriendo. Pero la demanda para el primer concierto de Coldplay en la ciudad en 15 años demuestra que el poder adquisitivo de los hongkoneses es sorprendentemente resistente. Las entradas para el evento, la más cara a 850 dólares, se agotaron a los 90 minutos de ponerse a la venta.

¿Por qué no gastan más los ciudadanos? Una de las razones es la creciente popularidad de las excursiones para ir de compras y cenar al otro lado de la frontera, en Shenzhén, que ofrece mejores precios que los centros comerciales y restaurantes de Hong Kong. Otra es el abrumador coste de la vivienda, a pesar de años de bajada de precios.

Lee promete reducir los tiempos de espera para acceder a la vivienda pública. Pero así lo han hecho todos los dirigentes en las dos últimas décadas, y apenas ha habido resultados. Las cifras de junio mostraban 123.000 solicitudes de vivienda pública de alquiler con un tiempo medio de espera previsto de cinco años y medio, frente a los 92.000 hogares que esperaban menos de dos años de media en 2004. Incluso el recorte del impuesto sobre el alcohol –que supone solo el 0,1% de los ingresos fiscales, según el FT–, no llega a la abolición total, como se hizo en 2008 con el vino, lo cual disparó las ventas.

Estos esfuerzos reflejan el planteamiento: un diluvio de medidas a medias para mantener la ciudad a flote hasta que las cosas vuelvan a la normalidad. Pero Hong Kong no ha dado muestras de recuperarse del todo de su depresión poscovid: el turismo de la China continental sigue hundido, el tráfico portuario cae y un quinto de la población vive en la pobreza, según Oxfam.

No todo está perdido. Un plan mejor para impulsar el gasto sería eliminar la aversión de la ciudad al Estado del bienes­tar y mejorar la red de ayudas sociales que los predecesores de Lee se pasaron décadas destrozando. No hace falta ser un científico para darse cuenta de que convertir a 1,4 millones de empobrecidos en grandes derrochadores puede ser una propuesta rentable que incluso su Gobierno debería poder respaldar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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