A Lagarde le cuesta disipar el pesimismo del mercado

El BCE tendrá que actuar más deprisa de lo que le gustaría y convencer de su determinación

Carnicería de Madrid. Eduardo Parra (Europa Press/Getty Images)

Christine Lagarde y los inversores no se entienden. Tras bajar de nuevo los tipos de interés el jueves, la presidenta del Banco Central Europeo mantuvo a los mercados a la expectativa sobre el calendario de futuros recortes. Pero los traders temen una recesión y apuestan por una fuerte caída de los tipos en los próximos 12 meses. El BCE tendrá que actuar más deprisa de lo que le gustaría y convencer a los mercados financieros de su determinación.

El primer recorte consecutivo del BCE en 13 años, que situó el tipo de referencia en el 3,25%, podría haber sido motivo de celebración para Lagarde. Después de todo, el ritmo anual de la inflación, que alcanzó un máximo del 10,6% en octubre de 2022, cayó al 1,7% en septiembre, por debajo del objetivo del 2% del BCE.

Es cierto que el crecimiento de los precios de los servicios sigue siendo del 3,9% anual, pero el banco central espera que la inflación global se sitúe en el objetivo en 2025. Y el BCE cree que la zona euro evitará una contracción, con una previsión de crecimiento del PIB del 0,8% este año y del 1,3% en 2025. El sueño de todo banquero central es un aterrizaje suave, es decir, frenar la inflación sin provocar una recesión.

El problema es que los mercados no se creen lo de que la zona euro evite una recesión. Los traders apuestan por una fuerte caída del tipo de depósito, del 3,25% actual a menos del 2% en octubre del año que viene, según los precios de los derivados recogidos por LSEG. Una caída de esa magnitud situaría los tipos muy por debajo de cualquier estimación razonable de una política monetaria “neutral”, es decir, aquella en la que la inflación se mantiene cómodamente en el 2% y la economía crece a un ritmo normal. Dicho de otro modo, el mercado espera que la zona euro entre en recesión en algún momento del próximo año.

Los datos confirman los temores de los traders. La actividad empresarial del bloque se redujo en septiembre por primera vez en siete meses, según una encuesta hecha por S&P Global entre 5.000 empresas. Y la demanda de préstamos corporativos –un presagio fiable del futuro crecimiento económico– sigue siendo débil, a pesar de la caída de los tipos de interés, muestran los datos del BCE.

Lagarde reiteró el jueves su convencimiento de que la economía de la zona euro está en vías de un aterrizaje suave. Pero, para lograrlo, tendrá que cumplir una lista de tres tareas pendientes. En primer lugar, convencer a los halcones teutones del BCE de que bajen los tipos tan rápido como esperan los mercados. En segundo lugar, señalar claramente a los inversores su determinación de reducir los costes de endeudamiento y evitar una contracción.

Y, por último, tendrá que esperar que una política monetaria mucho más relajada sea suficiente para mantener el crecimiento de la zona euro. En otras palabras, queda mucho camino por recorrer hasta que Lagarde y los mercados estén de acuerdo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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