Las claves: elegir en el súper, una de las pocas cosas que se pueden hacer contra la guerra de Gaza

Con el sheriff del mundo tomando partido de forma tan obvia, quienes se oponen a la guerra tendrán que conformarse con elegir qué productos adquirir en las tiendas

Manifestación en apoyo a Palestina y contra la ocupación de Gaza por Israel, en Madrid.Daniel González (EFE)

Occidente empieza a aburrirse de la guerra de Ucrania, y reclama ya, con más o menos claridad, un acuerdo de paz que incluya la cesión de territorios a Rusia (para este viaje no hacían falta tantas alforjas). La de Oriente Próximo recibe más atención, con dirigentes como Pedro Sánchez reclamando que no se vendan armas a Israel. No pone inconveniente, sin embargo, a que se le compren, algo que también ayuda a desarrollar su industria militar, y que sigue haciendo, por ejemplo, España. El Gobierno puede aducir que, en realidad, basta con que las etiquetas de las armas importadas aclaren si han sido fabricadas o no en territorios palestinos ocupados. Eso es lo que, basándose en la jurisprudencia europea, reclama el Ministerio de Consumo que deben hacer los importadores de alimentos.

Mientras, EE UU exige a Israel, con la boca pequeña, que deje pasar ayuda humanitaria a Gaza... si quiere seguir recibiendo armas. Parece difícil pensar que Israel haga algo sin el permiso más o menos explícito de Washington. Con el sheriff del mundo tomando partido de forma tan obvia, quienes se oponen a la guerra tendrán que conformarse con elegir qué compran en el súper.

La injusta partida de tenis del proteccionismo económico

La directora general del FMl, Kristalina Georgieva, dice que los conflictos geopolíticos –un generoso cajón de sastre que permite omitir términos más desagradables– y el proteccionismo son una amenaza para la economía mundial. Nada nuevo, pero no por ello menos cierto. El proteccionismo es un fenómeno peligroso porque funciona como un partido de tenis. Un país, o un grupo, impone aranceles para proteger, pongamos, su industria automóvil. Así que otro decide castigar las importaciones del cerdo, por ejemplo. Sucede que en este intercambio de golpes, los más pequeños acaban siendo la pelota.

El Ayuntamiento de Sevilla logra soliviantar a los vecinos con un presunto alivio

El Ayuntamiento de Sevilla ha conseguido soliviantar aún más a las asociaciones vecinales con una medida que pretendía justo lo contrario: aliviar la tensión que provocan los pisos turísticos. La limitación al 10% de las viviendas en cada barrio frenará su proliferación en el centro, pero no en las áreas limítrofes.

Se comprenden las reclamaciones de los vecinos, pero a los propietarios se les van acabando las opciones: la presión del Gobierno central y otros como el catalán genera crecientes dudas entre los caseros, que optan por el alquiler vacacional mientras se aclara el panorama, o directamente por la venta. En lugar de favorecer la construcción de vivienda pública con rentas asequibles, las autoridades se enredan en parches que suelen ser contraproducentes.

La frase

El posible fin del acuerdo de tránsito de gas ruso hacia Europa a través de Ucrania [que acaba el 31 de diciembre] tendrá un impacto muy insignificante en Italia
Stefano Venier, CEO de SNAM, empresa italiana de infraestructura energética

Los bares ‘de toda la vida’, una especie joven, pero en peligro de extinción

Los bares de toda la vida no son tales, a menos que uno tenga unos 50 años, recoge un libro sobre la restauración española más castiza. Independientemente de su nacimiento, un vistazo rápido al centro de las ciudades indica con claridad que el fin de muchos de ellos ya ha llegado. Pero los amantes de este tipo de establecimientos pueden estar tranquilos: el neocasticismo imperante en las grandes urbes se ha ocupado de reinventar estos templos de la gastronomía y del buen hacer. Es cierto que los nuevos locales no tienen calendarios de fútbol en sus paredes, y que, por supuesto, no se puede fumar dentro (vapeadores, a lo sumo), lo que les quita algo de pedigrí. Pero también es cierto que aunque no sean de toda la vida, por lo general lo parecen. Y eso es lo que importa para la foto.

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