La compra de la unidad de consumo de Sanofi, al albur del veto de París

El capital privado de EE UU CD&R quiere adquirir la firma por 15.000 millones de euros, pero es un sector delicado

Cajas de Doliprane, analgésico de Opella (Sanofi) basado en el paracetamol.Benoit Tessier (REUTERS)

En la batalla, a veces lo mejor es retirarse. Es posible que Clayton Dubilier & Rice (CD&R) tenga que seguir este razonamiento en su intento de cerrar un acuerdo de 15.000 millones de euros por la unidad de consumo de Sanofi, en medio de las crecientes preocupaciones de los políticos franceses. La mejor esperanza del grupo estadounidense pueden ser prometer más inversión y ceder un poco de control. Incluso eso puede no ser suficiente.

Completar una compra de 15.000 millones es complicado en el mejor de los casos. Pero la adquisición por parte de CD&R de una participación del 50% en Opella, fabricante de laxantes y otros productos, está aún más en vilo, si se tiene en cuenta que tendría lugar en Francia, donde las adquisiciones no suelen ser bien recibidas, y que se trata de una empresa cuyas pastillas para el dolor de cabeza son el medicamento más vendido en el país. Esta semana, el ministro de Economía, Antoine Armand, ha declarado que el Gobierno exigiría compromisos “extremadamente precisos, firmes e intangibles” antes de aprobar una operación.

Como mínimo, es probable que CD&R se comprometa a invertir más, a mantener la sede de Opella en Francia y a cumplir el compromiso de Sanofi de fabricar más medicamentos en el país. Estas garantías pueden ser relativamente laxas: en Gran Bretaña, por ejemplo, CD&R ha conseguido vender propiedades del supermercado Wm Morrison’s, a pesar de que se comprometió a limitar los descartes cuando compró el grupo en 2021. Sin embargo, es probable que Francia insista en compromisos más estrictos que los del código de adquisiciones británico.

CD&R puede permitirse el lujo de jugar. Al precio propuesto, el grupo pagaría alrededor de 13 veces el ebitda por la unidad, un descuento respecto a su rival Haleon, que cotiza a poco más de 14 veces el ebitda de 2024, y financiaría más de la mitad con deuda, según fuentes cercanas. Si el grupo estadounidense se compromete a invertir 500 millones de euros adicionales por adelantado y a dedicar 250 millones a gastos de capital cada año –más de lo que hace Haleon en proporción a sus ingresos–, aún sería factible que duplicara su dinero. Esto, según un cálculo de Breakingviews que supone que Opella aumenta el ebitda un 5% anual y que CD&R sale después de cinco años con un múltiplo de 14 veces.

Pero puede que no sea suficiente. Los políticos franceses tienen poderes legales para bloquear el acuerdo, alegando que un propietario estadounidense amenaza los medicamentos críticos del país. Y las secuelas de la pandemia han hecho que quieran mantener más suministros de fármacos en manos francesas. El problema para CD&R es que incluso si se compromete a salvaguardar las cadenas de suministro y la fabricación durante, digamos, cinco años, puede no ser tiempo suficiente para garantizar al Gobierno galo que está preparado para la próxima pandemia.

Contar con un coinversor francés de confianza podría ayudar. En julio, José Gonzalo, de Bpifrance, dijo que estaba dispuesto a unir fuerzas con la empresa de capital riesgo ganadora cuando PAI Partners estaba en el proceso de licitación. Si CD&R permitiera que su participación cayera por debajo del 50% con la entrada de un inversor francés, los políticos podrían argumentar que la empresa sigue estando controlada por inversores nacionales.

El problema ahora es que la operación ha suscitado un gran interés público. Y el primer ministro, Michel Barnier, es débil y puede que no quiera correr riesgos innecesarios. Dado el precario telón de fondo, CD&R podría arrepentirse de no haber tomado antes su medicina.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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