Las claves: las puertas giratorias...un problema de otros, y el CGPJ o cómo chatear años sin quedar
Sánchez impone a Escrivá como gobernador del Banco de España
Que José Luis Escrivá tiene currículum de sobra para ser gobernador del Banco de España es una afirmación difícil de rebatir. Que sus últimos dos trabajos –ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y, más recientemente, de Transformación Digital– ponen en duda esta primera afirmación, también. Los delicados equilibrios de la política. El nombramiento, impuesto por el presidente del Gobierno ante la negativa expresa del Partido Popular, supone la enésima entrega de una serie bien conocida en España: la de las puertas giratorias, que a ningún responsable político parecen gustar, pero...
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Que José Luis Escrivá tiene currículum de sobra para ser gobernador del Banco de España es una afirmación difícil de rebatir. Que sus últimos dos trabajos –ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y, más recientemente, de Transformación Digital– ponen en duda esta primera afirmación, también. Los delicados equilibrios de la política. El nombramiento, impuesto por el presidente del Gobierno ante la negativa expresa del Partido Popular, supone la enésima entrega de una serie bien conocida en España: la de las puertas giratorias, que a ningún responsable político parecen gustar, pero –por lo que sea– no acaban de desaparecer.
Desde ayer, Escrivá compite con Dolores Delgado, que pasó del Ministerio de Justicia a ser la fiscal general del Estado, en nombramientos de dudosa independencia. Al exministro y próximo gobernador le tocará ahora demostrar su autonomía al frente del regulador español, como hizo su predecesor. O como hizo él mismo cuando, antes de tener un sillón en el Consejo de Ministros, dirigió la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Buena suerte.
Acabados los Juegos y frenada la ultraderecha, toca ponerse con el déficit
Presidente de la República o ejecutivo de cuentas en una aseguradora, septiembre tiene el poder de igualarnos a todos. Emmanuel Macron se fue de vacaciones con la satisfacción de un órdago semifallido –no ganó las elecciones legislativas que convocó sorpresivamente, pero al menos los franceses no compraron el discurso de la ultraderecha– y con unos Juegos Olímpicos con reminiscencias de Barcelona 92. Ahora, como tantos trabajadores, le toca abrir el correo y quitar el out of office. Entre sus mensajes encontrará unas cuantas propuestas para nombrar un primer ministro, y un recordatorio de Bruselas: hay que ajustar el déficit.
Cómo manipular los mercados financieros y a cuánto puede salirle la jugada
Manipular el mercado de valores es tan simple –y complicado– como difundir por los medios adecuados una información interesada, falsa muchas veces, y dejar que haga su efecto entre los inversores. O tan complicado como, aprovechando el bajo volumen de negociación de una sesión particular, emitir de forma coordinada y simultánea órdenes de compra y de venta de una determinada acción para conseguir adquirir un gran volumen de títulos a un precio bajo y, llegado el momento, deshacer la posición. Lo hizo la familia García-Milla con las acciones de Amper, Codere y Quabit en 2015 y la jugada no les salió especialmente bien: pasó de unos potenciales beneficios de 128.292 euros a una multa de 280.000.
La frase
Para el recorte [de tipos] de septiembre, veo un caso bastante claro, pero una rebaja en octubre, o en más de 25 puntos básicos, me parece bastante improbableGediminas Simkus
Tinder, los jueces o por qué pasarse tres (o cinco)años chateando sin quedar
Es una práctica común: personas que se bajan aplicaciones para ligar, como Tinder, y que, sin embargo, no tienen ninguna intención de conocer a gente. O, al menos, físicamente. Hay casos de parejas –interlocutores, más bien– que se han pasado años chateando diariamente pero sin llegar a quedar en ningún momento. Una relación epistolar.
Las razones de este fenómeno son diversas, y van desde una timidez patológica hasta una capacidad insaciable de procrastinación, que lleva a usuarios a estirar el chicle hasta que este no pueda más. También está, cómo no, un sentimiento de inseguridad ante lo desconocido. Para todos ellos, un consuelo: tras casi seis años de mandato caducado, y no poco chat, el CGPJ se reunió ayer y nombró a una nueva presidenta.
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