La inercia geográfica de los horarios del ocio, y el verde mercado del coche eléctrico

Las costumbres españolas son muy difíciles de cambiar

Bar de San Sebastián.Juan Herrero (EFE)

Con el asunto de los horarios en España se tiende a la exageración, sin tener en cuenta que su huso horario es más occidental que el del resto de Europa. A eso se suma que tiene más horas de luz que otros países, por lo que hay una inercia a alargar la jornada, tanto la laboral como la de ocio, en detrimento, a menudo, del sueño. Pero todos estos factores favorecen, a su vez, el éxito del turismo y su importancia en la economía. Así que cualquier debate sobre la jornada laboral debe tener en cuenta la dificultad de cambiar costumbres muy arraigadas, y vinculadas a la propia geografía.

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Con el asunto de los horarios en España se tiende a la exageración, sin tener en cuenta que su huso horario es más occidental que el del resto de Europa. A eso se suma que tiene más horas de luz que otros países, por lo que hay una inercia a alargar la jornada, tanto la laboral como la de ocio, en detrimento, a menudo, del sueño. Pero todos estos factores favorecen, a su vez, el éxito del turismo y su importancia en la economía. Así que cualquier debate sobre la jornada laboral debe tener en cuenta la dificultad de cambiar costumbres muy arraigadas, y vinculadas a la propia geografía.

La vicepresidenta Yolanda Díaz hace bien en abordar las condiciones laborales de los bares y restaurantes, y los riesgos de la jornada nocturna, que para eso es su negociado. Pero debe tener cuidado en no transformarlo en un ataque a la flexibilidad comercial, como pareció inicialmente. Díaz haría mejor, en todo caso, y en la línea de sus propias declaraciones, en encargarse sencillamente de que la inspección comprobara de forma fehaciente que se cumple la legalidad, que ya es suficientemente restrictiva, en el sector.

La inflación repercute por fin en el consumo de la hostelería

Todo tiene un límite, y los bolsillos de los españoles notaron en 2023 el impacto de la inflación, por lo que redujeron un poco su consumo en bares y restaurantes respecto a un 2022 en el que necesitaban salir de casa tras la pandemia. La hostelería aprovechó esa explosión para subir los precios incluso por encima de la subida de los costes, y recuperar parte de lo perdido durante los confinamientos.

Aunque la inflación se ha frenado un poco, sigue en niveles significativos, por lo que los hosteleros tendrán que recuperar la prudencia a la hora de fijar las tarifas de sus establecimientos.

El mercado está verde para el coche eléctrico, y eso repercute en los metales

Con el coche eléctrico, y en general con la transición verde, no hay que caer en los discursos triunfalistas, pero tampoco en el catastrofismo. Es evidente que el mercado está verde, valga la redundancia, para una compra masiva de los modelos de baterías: tanto por el precio, que sigue siendo prohibitivo para la mayoría, como por las infraestructuras de carga. La buena noticia para los consumidores de que se haya frenado la demanda es que los fabricantes se están viendo obligados a rebajar el precio, aunque eso perjudique a sus márgenes y a su capacidad de seguir invirtiendo para buscar procesos más baratos. Todo ello, a su vez, redunda en los precios de metales como el níquel y el litio, que se habían disparado. Es probable que vuelvan a subir: todo apunta a una montaña rusa.

La frase del día

Estoy muy contenta con que el Tribunal Supremo permita a Donald Trump participar en las elecciones. Creo que lo mejor es que la gente decida en las urnas. No estoy de acuerdo con el caos que genera que algunos estados decidan sacar a alguien de las papeletas

Nikki Haley, aspirante a ser la candidata republicana a presidir EE UU

La lotería de los dominios de internet le toca a una isla con forma de pez

En la prehistoria de internet, hubo quien se hizo rico comprando dominios, con la perspectiva de que llegaría alguien a quien le interesaran mucho, por sus posibilidades comerciales. A veces es una lotería, como en el caso de Anguila, el territorio británico del Caribe con nombre de pez (se llama así precisamente por su forma alargada), al que le tocaron los dominios .ai, que casualmente son las siglas de inteligencia artificial. Gracias a ello, el Gobierno está monetizando la venta de los registros web, igual que hizo el oceánico Tuvalu con los .tv. Los ingresos por esta partida suponen ya un tercio del Presupuesto de la colonia.

Anguila es además un paraíso fiscal: a veces parece que la lotería les toca siempre a los mismos.

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