Una factura razonable de la financiación
El buen manejo del calendario de emisiones en los últimos años ha permitido que el alza de tipos haya elevado los costes del tesoro de forma contenida
El Tesoro ha exhibido una notable cintura en el manejo de las emisiones de deuda a lo largo de los últimos años, lo que le ha permitido soportar un incremento contenido en la factura de la financiación, pese al intenso rally de tipos de interés que ha impuesto la política monetaria del BCE. Aunque España pagó de media un 3,44% por la deuda que colocó en 2023, un encarecimiento importante si se compara con el insólito tipo negativo del -0,04% que llegó a abonar en 2021, el Tesoro ha logrado evitar tener que remunerar más intereses por la nueva deuda a largo plazo que vende que por la que comercializó entre 2010 y 2013, un periodo en el que el Estado tuvo que pagar entre el 4% y el 6% de interés para financiarse a 10 años.
El escenario, sin embargo, cambiará este año y el que viene, cuando España afronte el vencimiento de un generoso volumen de bonos –casi 80.000 millones de euros– emitido entre 2019 y 2022, por el que no ha tenido que pagar prácticamente nada y que tendrá que refinanciar a un mayor coste. Durante la época en que la política monetaria del BCE regaba Europa con dinero gratis y abundante, el Tesoro trabajó en un contexto de abaratamiento extraordinario del coste de emisión de la deuda, que llegó a su punto álgido en 2021, cuando la factura media llegó a ser negativa. En ese ejercicio, España no solo no tuvo que pagar intereses, de media, por las nuevas emisiones, sino que asistió a la inusual experiencia de que los propios inversores llegaran a pagar por adquirirla.
El buen manejo del calendario llevado a cabo en la era del dinero gratis ha permitido que el aumento de los tipos de interés de los últimos ejercicios haya encarecido los costes del Tesoro, pero de forma contenida. La factura de emisión de la nueva deuda ha crecido en 3,5 puntos y la del conjunto de la deuda soberana en circulación ha aumentado un 2,09%, un alza moderada, gracias a la apuesta por alargar la vida media de ese pasivo, al entorno de los ocho años, junto al interés que han seguido despertando los bonos soberanos españoles entre los inversores.
Dado que el recorrido alcista de los tipos de interés parece haber llegado a su fin, España afrontará ahora un aumento sostenido, pero no acelerado, del coste de financiación. Una factura que puede aliviarse aún más si Fráncfort, como descuenta el mercado, acuerda reducir el coste del dinero este año. Se abre así una etapa que no reproducirá los años dorados del dinero barato, pero en la que jugará un papel destacado el renovado interés de los inversores por la deuda soberana a plazos más largos para arañar rentabilidad.
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