Europa ante la segunda Guerra Fría: decálogo para la presidencia belga de la UE

La UE crece menos que EE UU y está muy dividida. En materia energética, hay que abandonar la ficción de una menor demanda de gas natural y construir plantas de regasificación

Banderas de la UE frente a la sede de la Comisión EuropeaVincent Isore (Contactophoto)

Este año se celebrarán elecciones en Rusia, al Parlamento Europeo y EE UU. Donald Trump ganará las primarias del Partido Republicano. Ha consolidado su ventaja en las encuestas sobre Biden a nivel nacional y en estados clave como Míchigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona y Georgia. Biden ha perdido apoyo entre los hispanos, jóvenes y afroamericanos. Trump le aventaja entre los blancos sin estudios universitarios. Una victoria de Biden mantendría una línea multilateral que es herencia de Barack Obama. Trump retomaría una política aislacionista y de negociar dura y bilateralmente con sus adversa...

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Este año se celebrarán elecciones en Rusia, al Parlamento Europeo y EE UU. Donald Trump ganará las primarias del Partido Republicano. Ha consolidado su ventaja en las encuestas sobre Biden a nivel nacional y en estados clave como Míchigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona y Georgia. Biden ha perdido apoyo entre los hispanos, jóvenes y afroamericanos. Trump le aventaja entre los blancos sin estudios universitarios. Una victoria de Biden mantendría una línea multilateral que es herencia de Barack Obama. Trump retomaría una política aislacionista y de negociar dura y bilateralmente con sus adversarios. Los que vaticinan el apocalipsis si gana Trump se equivocan. Igual que Vladimir Putin, no tiene ningún interés en una guerra. Los republicanos no aprueban más ayuda militar a Kiev y la contraofensiva ucraniana se ha convertido en un Verdún en el Donbás.

En EE UU preocupa la alta criminalidad, el coste de la vida, la entrada masiva de inmigrantes por la frontera, la educación y la cobertura médica. Las variables macroeconómicas son mejores que en Europa. El pleno empleo (tasa paro 3,7%), una estimación de crecimiento del PIB en 2023 del 2,4% y subidas salariales considerables conforman una economía dinámica. Sus índices bursátiles están en niveles históricamente altos. En 2023, el Dow Jones subió un 13,7%; el S&P, el 24%, y Nasdaq, un 43%, su mayor alza desde 2020.

Europa crece menos y está muy dividida. Las elecciones al Parlamento Europeo en junio decidirán la presidencia de la Comisión, Consejo, Parlamento Europeo y Alto Representante de la PESC. Asimismo, se medirán las fuerzas de los siete grupos políticos representados actualmente en el Parlamento Europeo: conservadores tradicionales (PPE), socialdemócratas y socialistas (S&D), Renovar Europa (liberales), Grupo de los Verdes, conservadores y reformistas europeos (derecha euroescéptica), Identidad y Democracia (ultraderecha antieuropea) y Grupo de la Izquierda (izquierda radical).

La presidencia del Consejo Europeo de Bélgica tendrá muy difícil lograr resultados antes de las elecciones en junio. La euroescéptica Hungría sucederá a Bélgica en el segundo semestre de 2024. Hasta 2030, únicamente Italia, entre las cuatro grandes economías de la UE, ostentará la presidencia del Consejo de la UE. Europa no puede estar a la expectativa de quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca y de quién ocupará los máximos cargos de la UE. De lo contrario, menguará gradualmente su papel en la gobernanza internacional. También su capacidad de negociar con sus aliados (EE UU, Reino Unido, Canadá, Australia), sus competidores o adversarios (China y Rusia) y las grandes potencias emergentes.

La UE-27, con 448 millones de personas, es el mayor mercado común del mundo. Es una potencia industrial, agrícola, en servicios, pesca y turismo. Sus redes de transporte son avanzadas y es líder en energías renovables. Europa aspira a encabezar el mundo en tecnologías y servicios verdes y electrificación de flota de vehículos. Veinte de sus miembros integran una unión económica y monetaria con 342 millones de personas. En 2024 se incorporan Rumanía y Bulgaria a la zona Schengen.

Pero carece de estadistas de talla. El actual canciller alemán, Olaf Scholz, Emmanuel Macron, Georgia Meloni, Mark Rutte. en los Países Bajos. y el recientemente reincorporado al cargo de primer ministro de Polonia Donald Tusk se desgastan con la gestión interna de sus Estados y con los equilibrios necesarios para sostener sus coaliciones. Incluso el inicio de la negociación para la adhesión de Ucrania y Moldavia a la UE se logró con una trampa técnica. Viktor Orbán se ausentó del Consejo Europeo.

Vivimos una segunda Guerra Fría, esta vez con Rusia y China más aliados que nunca. Es una confrontación económica (comercial, financiera, en inversiones), tecnológica, pero también militar con sus respectivas zonas de influencia. Rusia cuenta con Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán y Corea del Norte. Las otras grandes potencias emergentes -India, Brasil, Sudáfrica, Turquía, Indonesia- están practicando un juego a varios bandos en una era multipolar transaccional.

EE UU ha perdido influencia en toda América Latina. Necesita a la India, Australia, Japón y Corea para contener el expansionismo económico y militar de China en el espacio Indo-Pacífico y su constante amenaza contra Taiwán. El equipo de Biden ha continuado el pivote hacia Asia de Obama con el Quad y el acuerdo por parte de EE UU y Reino Unido para suministrar submarinos nucleares a Australia.

Europa debe anticiparse a los acontecimientos. Un decálogo para la presidencia belga es asequible. En materia energética hay que abandonar la ficción de una menor demanda de gas natural. En 2022 y 2023 la UE ha reemplazado parcialmente el gas natural ruso por gasoducto con el gas natural licuado (GNL). En 2023 las importaciones de gas ruso ascenderán a 13.000 millones de metros cúbicos (bcm). Hay que cortar con Moscú e incrementar el gas suministrado por EE UU, Qatar y Noruega. Acelerar la colaboración público-privada para construir plantas de regasificación de GNL. Más centrales nucleares e interconexión de redes eléctricas para transmitir la energía creada por fuentes renovables. Fomentar el transporte multimodal (marítimo, ferroviario, terrestre), con especial énfasis en trenes de transporte de bienes, así contribuyendo a la reducción de emisiones y descongestión de las autopistas de camiones. En I+D+i y promoción de tecnologías verdes, EE UU y la UE deben sumar esfuerzos en lugar de impulsar planes rivales.

Resucitar las negociaciones para un acuerdo transatlántico para el comercio y la inversión, acentuando la movilidad de profesionales. En EE UU y la UE, la inmigración para compensar el declive demográfico se ha convertido en objeto de confrontación política. Washington y Bruselas también pueden pactar una distribución de los inmigrantes que huyen de la pobreza y represión. La lucha contra la sequía en el sur de Europa requiere más plantas de desalinización, canales entre cuencas fluviales, generosidad de los países septentrionales e inversión en tecnología que genera lluvia artificial. Hay que canalizar a las masas turísticas hacia rutas culturales en regiones rurales alejadas de las costas y grandes ciudades.

Occidente aún supera por mucho a China en PIB, transacciones comerciales, inversiones recíprocas y tamaño y liquidez de sus mercados financieros y Bolsas. Pero los Brics cuentan con 3.200 millones de habitantes, el 41% de la población mundial. La Iniciativa de la Franja y la Ruta y el Banco Asiático para Inversión en Infraestructuras aún son pequeños comparados con el FMI, OCDE y los tradicionales bancos de desarrollo. Los organismos occidentales insisten correctamente en exigir estándares medioambientales, lucha contra la corrupción, protección de trabajadores y poblaciones indígenas en sus proyectos de desarrollo. China invierte grandes cantidades sin ninguna preocupación por dichos temas. Los países occidentales deben retirarse de las iniciativas chinas.

Hay que recuperar la contratación por mérito y experiencia. Warren Buffett repite que no es inteligente apostar contra EE UU. Tampoco contra el mundo occidental. Pero si no cambian las tendencias descritas, dicha apuesta puede no ser tan arriesgada.

Alexandre Muns es profesor de EAE Business School

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