El legado (y el desafío) digital de Nadia Calviño

La digitalización será una parte relevante de las futuras responsabilidades de la vicepresidenta: solo en 2022, el BEI dedicó 9.906 millones a este objetivo

Nadia Calviño, Nadia Calviño, elegida para ser la nueva presidenta del BEI.OLIVIER HOSLET (EFE)

Tras la elección de Nadia Calviño como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), se están sucediendo los análisis de su labor al frente de la política económica nacional entre 2018 y 2023. Frente a la inflación de evaluaciones de todo sesgo de las directrices económicas implementadas por la aún vicepresidenta, son menos las valoraciones de su responsabilidad al frente de las políticas digitales. La revisión del desem...

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Tras la elección de Nadia Calviño como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), se están sucediendo los análisis de su labor al frente de la política económica nacional entre 2018 y 2023. Frente a la inflación de evaluaciones de todo sesgo de las directrices económicas implementadas por la aún vicepresidenta, son menos las valoraciones de su responsabilidad al frente de las políticas digitales. La revisión del desempeño de sus competencias en el área digital debería ser, sin embargo, de similar interés, considerando que el impulso de la digitalización dentro de la Unión Europea (UE) será una parte relevante de sus futuras responsabilidades: solo durante el año 2022, el BEI dedicó 9.906 millones de euros, 18,3% de sus recursos propios, a financiar proyectos de investigación, innovación y digitalización en Europa.

Un comienzo obligado en este análisis es revisar la evolución durante los cinco últimos años de los indicadores relevantes del sector tecnológico nacional, tanto desde un punto de vista economicista como de desarrollo comparativo en la UE. Respecto al primero, los datos disponibles en el INE (2017-2021), reflejan un sector creciente. La cifra de negocios tecnológica creció un 13,9%, desde 96.750.296 millones de euros hasta 110.223.281, mientras que el empleo se incrementó en un 20%, desde los 469.835 trabajadores hasta los 564.137. En ambos casos, los parámetros reflejan un rendimiento por encima del global de la economía española.

Desde el segundo, en este periodo, España se ha consolidado al alza como la nación con mejor rendimiento digital entre las cuatro mayores economías de la UE. Dentro del Índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI), España saltó del noveno puesto del ranking en 2017 al séptimo en 2022, pasando de una evaluación de 40 a 60 sobre 100 puntos. Mientras, Francia, Alemania e Italia se situaban en 2022 por debajo del puesto duodécimo del índice. Con la llegada de la Década Digital de la UE ha desaparecido el índice sintético, pero en su evaluación cualitativa la Comisión “espera que España haga una contribución positiva a los esfuerzos colectivos para alcanzar los objetivos de la Década Digital”, cuando al respecto de las otras tres grandes economías señala que “tienen un potencial digital sin explotar para contribuir aún más a los esfuerzos colectivos de la UE”.

En el rendimiento descrito del sector tecnológico nacional, han influido varios factores introducidos bajo el liderazgo de Calviño que han condicionado el entorno. Destaca, por su relevancia, la institucionalización y dotación de recursos a la transformación digital. Por un lado, la vicepresidenta ha reforzado y apuntalado el entramado organizativo de las políticas digitales dentro de la Administración. La creación del Ministerio de Transformación Digital en la última remodelación gubernamental no habría sido posible sin la previa creación en 2020 de dos secretarías de Estado diferenciadas para telecomunicaciones y digitalización, y la inclusión bajo el mismo paraguas de la Secretaría General de Administración Digital.

Por otra parte, el mayor peso institucional de las políticas digitales y la relevancia que tomaron las mismas tras la irrupción del Covid-19 ha sido complementada con la dedicación de los recursos acordes. En alguno de los análisis de la actuación de la vicepresidenta en el ámbito económico, se ha resaltado su papel en la articulación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la UE y del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) del Gobierno, en los que se introdujo como prioridad la transformación digital. Sin este impulso, no hubiera cabido una dedicación del 28,35% de los fondos del MRR para la digitalización, elevado hasta un 29,97% en el PRTR.

Una segunda aportación de la vicepresidenta al sector tecnológico nacional ha sido la puesta en marcha de proyectos ambiciosos que están impulsando su crecimiento. En el ámbito de las infraestructuras digitales, su apoyo ha sido determinante para la perseverancia y éxito de su departamento en obtener las autorizaciones comunitarias de ayudas de estado para los programas para desarrollo del 5G (1.500 millones hasta 2026) y en crear el marco para revitalizar la industria de microelectrónica con la aprobación del PERTE Chip (12.250 millones hasta 2027). Otro tanto sucede dentro de la transformación digital de las pymes con el programa del kit digital (3.000 millones hasta 2027).

También ha contribuido al buen rendimiento del sector digital nacional en estos años la relevancia dada por Calviño a los expedientes legislativos comunitarios. La importancia otorgada a una regulación acorde con el interés general ha trascendido al debate público en mayor medida que en otros periodos, y ha derivado en una mayor actividad propositiva del ecosistema tecnológico nacional. Dos casos han sido especialmente notables en este periodo y particularmente amparados por la vicepresidenta durante la Presidencia española de la UE. Por un lado, impulsar una reforma del sector europeo de las telecomunicaciones que provea de sostenibilidad a unas infraestructuras críticas en el mundo digital. Por otra parte, la creación de una regulación que garantice que los sistemas de inteligencia artificial utilizados en la UE sean seguros y respeten los derechos fundamentales y valores europeos. Por último, pero no menos importante, cabe recordar que la vicepresidenta ha situado en el final de su mandato a dos mujeres liderando las secretarías de Estado tecnológicas.

Con la marcha de Nadia Calviño al BEI, se cierra un ciclo expansivo del sector tecnológico nacional. Entre los factores que han contribuido al buen rendimiento en el ámbito digital destacan la institucionalización y dotación de recursos, la puesta en marcha de proyectos de país ambiciosos desde el Gobierno, la atención prestada a los expedientes legislativos comunitarios y la diversidad en los equipos. La continuación de las tendencias en la etapa que se abre en esta legislatura, dependerá de la culminación exitosa de los proyectos del PRTR y la posterior consolidación del crecimiento del sector sin el apoyo de los fondos europeos, así como de articular una transición digital inclusiva de la sociedad.

Emilio García García es exdirector de gabinete de la secretaría de Estado de Telecomunicaciones y colaborador de Agenda Pública

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