Expandir la cultura del ahorro para preparar una jubilación digna

El español suele ir en sentido contrario a los ciclos económicos: en tiempos de crisis ahorra, mientras que en períodos de expansión disminuye

Un hombre y una mujer mayores caminando cogidos de la mano por la calle Caramuel, en el barrio de Puerta del Angel, Madrid. Foto: Olmo CalvoOlmo Calvo

En momentos de incertidumbre socioeconómica, tendemos a adoptar una mirada cortoplacista centrada en la convulsión del momento, relegando a un segundo plano cualquier ápice de previsión de cara al futuro. Sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando la planificación financiera se torna más crucial que nunca y se convierte en la piedra angular para salvaguardar la salud financiera de cara a la jubilación...

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En momentos de incertidumbre socioeconómica, tendemos a adoptar una mirada cortoplacista centrada en la convulsión del momento, relegando a un segundo plano cualquier ápice de previsión de cara al futuro. Sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando la planificación financiera se torna más crucial que nunca y se convierte en la piedra angular para salvaguardar la salud financiera de cara a la jubilación. La falta de educación financiera en España y la inviabilidad del sistema de pensiones público siguen siendo una cuestión candente y de permanente actualidad. Necesitamos prestarle la atención que merece.

Si observamos con retrospectiva los patrones de ahorro de la población en España, vemos como el ahorrador español suele ir en sentido contrario a los ciclos económicos: en tiempos de crisis se incrementa el ahorro individual, mientras que en períodos de expansión económica, disminuye sustancialmente. Esto provoca una mayor vulnerabilidad financiera ante acontecimientos adversos como los muchos que hemos tenido que afrontar en estos últimos años: el estallido de una pandemia, una inflación subyacente o la peor crisis energética de las últimas décadas, desencadenada por la guerra en Ucrania, entre otros.

Esta falta de capacidad de previsión frente a situaciones imprevistas, se vuelve aún más preocupante si se tiene en cuenta el contexto demográfico desafiante. España es uno de los países más envejecidos del mundo. Actualmente, una de cada cinco personas es mayor de 65 años y al final de la década subirá esta ratio a una de cada cuatro personas, es decir, al 25% de la población. Esto significa que una parte importante de los españoles ya ha concluido su vida laboral y que, por tanto, su capacidad de ahorro se reduce drásticamente de forma inevitable. Por eso, la cultura del ahorro y la disciplina financiera son cruciales durante nuestra etapa laboral activa, ya que es evidente que el sistema de pensiones público no puede ser nuestra única fuente de ingresos durante la jubilación.

Dada la insostenibilidad del sistema de pensiones público, es fundamental buscar alternativas fuera de él y tomar medidas para asegurar nuestro bienestar financiero. Una de ellas es el ahorro privado a través de planes de pensiones individuales o planes de jubilación complementarios. Estos instrumentos nos permiten ahorrar de manera eficiente y obtener beneficios fiscales. Al aportar a estos planes, estamos invirtiendo en nuestro propio futuro y garantizando un nivel de vida óptimo durante la jubilación.

En definitiva, lo que verdaderamente constituye un factor de progreso y futuro es el ahorro previsional. Es esencial comprender que el ahorro previsional es una herramienta de planificación clave, ya que nos brinda la oportunidad de construir un colchón financiero que nos ayudará a tomar las mejores decisiones económicas en los años venideros.

Por eso, cuanto antes comencemos a ahorrar, mejor. El dinero que invertimos crece con el tiempo, generando más rendimientos a medida que pasa el tiempo. Si dejamos pasar años antes de empezar a ahorrar, nos estaremos perdiendo la oportunidad de aprovechar al máximo este efecto. Por lo tanto, es importante mantener una visión a largo plazo y comprender que las decisiones que tomemos ahora tendrán un impacto significativo en nuestra calidad de vida futura: cuanto antes empecemos a aportar y cuanto mayor sea la cantidad aportada, de mayor tranquilidad financiera gozaremos.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que el aspecto fiscal influye de manera decisiva en el ahorro previsional. Desafortunadamente, en la actualidad, las rentas financieras procedentes de los instrumentos de previsión social están sometidos a tipos más gravosos que otros instrumentos de ahorro. Aunque es cierto que la fiscalidad no lo es todo, sí que es el único incentivo inmediato actual para el ahorro previsional. Por ello, consideramos que no es justo que la recuperación de los importes tribute como rentas de trabajo y no como ahorro cuando cumplen la función de ser una pensión de jubilación. Este recorte de incentivos fiscales sobre el ahorro previsional, colisiona directamente con la necesidad de garantizar una pensión digna a las personas en el momento de su jubilación, por lo que es necesario que por parte del Estado se promueva una mayor cultura económica que esté alineada con unas mejoras en el desarrollo legislativo, que permita promover el ahorro previsional como una opción necesaria y atractiva.

El ahorro previsional constituye un factor clave de progreso, pero ello debe sustentarse en la importancia de expandir la cultura del ahorro e impulsar una sólida educación financiera en nuestra sociedad que nos permita adoptar las decisiones más adecuadas para proveernos de un estándar mínimo de dignidad en la vejez, a través de un ahorro eficiente y bien diseñado para las necesidades de cada uno. Esta situación pone de manifiesto, más si cabe aún, la importancia de promover la educación financiera como único escudo protector de la buena salud económica de los ciudadanos ante cualquier evento que pueda surgir, ya sea de carácter eventual o coyuntural.

En definitiva, la planificación financiera individual es esencial para salvaguardar la salud financiera. Necesitamos que desde las instituciones se genere una concienciación de la importancia de la educación financiera en torno al ahorro previsional y que se fomente la comprensión del mecanismo de funcionamiento de los mercados y de las herramientas disponibles para ejecutar y dar amparo a nuestra salud económica futura. Hay que pensar y planificar el futuro con tiempo suficiente, estableciendo metas claras, adoptando hábitos de ahorro y considerando la opción de planes de pensiones individuales. Solo así, lograremos tomar las riendas de nuestras finanzas y cabalgar a través de la incertidumbre macroeconómica que predomina en la actualidad.

Enrique Sanz Fernández-Lomana es presidente de Mutualidad

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